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Amarga denuncia

Revuelo en el Perú por acusaciones sobre supuesto soborno del Grupo Bavaria en la compra de la cervecería Backus.

11 de diciembre de 1980

Hace un mes y medio el diario El Comercio de Lima denunció un presunto soborno del grupo Bavaria a funcionarios del gobierno peruano para que le autorizaran la compra de la cervecería Backus & Jhonston con la que el grupo colombiano quedó con el control del mercado de la cerveza en ese país.

En esa ocasión el diario publicó las declaraciones de un testigo que dijo conocer de primera mano que hubo un soborno por dos millones de dólares a César Almeyda. Este había sido funcionario de la Conasev, entidad peruana equivalente a la Supervalores en Colombia que en diciembre de 2002 le había dado luz verde a Bavaria para adquirir el control de Backus. Almeyda no era el número uno de la Conasev pero era uno de los personajes clave en el proceso de aprobación del negocio.

El testigo que había hecho la denuncia del soborno se llama Hugo Durán y era el chofer y asistente de Alberto Farfán, que era la mano derecha de Almeyda.

Antes de dar sus declaraciones a El Comercio, Durán se había presentado a la Fiscalía Anticorrupción del Perú a radicar formalmente su denuncia, pues según dijo, quería deslindar su responsabilidad de actividades supuestamente ilícitas. Manifestó que Almeyda le había incumplido algunos ofrecimientos que le había hecho y por eso había decidido denunciarlo.

Por la dimensión de los personajes involucrados, la Comisión de Fiscalización del Congreso peruano asumió la investigación del caso. El testigo Durán le dijo a esta Comisión que había escuchado que el dinero del soborno se pensaba repartir de la siguiente manera: 500.000 dólares para Almeida; 450.000 dólares para distribuir en partes iguales entre Alberto Farfán, intermediario de la entrega del dinero, y Jaime Carbajal Pérez, a quien El Comercio identifica como lobbista de Bavaria; 50.000 dólares para gastos operativos y un millón de dólares para el presidente peruano Alejandro Toledo. Aclaró que no le constaba que el Presidente haya recibido dinero, sino que eso era lo que le había oído decir a Almeyda. Este último era un protegido de Toledo que había ocupado seis cargos importantes durante los últimos dos años de gobierno. En este momento este personaje está detenido, acusado de tráfico de influencias ante la justicia peruana. Hay un casete en el que él les ofrece a miembros del régimen de Fujimori y Montesinos influir ante los jueces para arreglarles problemas judiciales a cambio de dinero.

Durán, el testigo, aseguró también que se pagó un anticipo de 200.000 dólares y que posteriormente Carbajal voló a Panamá a recoger el dinero en efectivo para trasladarlo al Perú y hacer los pagos respectivos. El vuelo de Panamá a Perú se habría hecho en un avión lujoso que El Comercio relaciona con uno que utiliza Bavaria para transportar sus altos ejecutivos.

Durán dice haber ido con Farfán a la casa de Carbajal a contar el dinero para organizarlo por paquetes. Aseguró que luego llevaron estos paquetes a la residencia de Farfán, la mano derecha de Almeyda. Dos días después, según dijo, fue testigo del momento en que Almeyda recogió la plata.

Todo esto era lo que se había revelado originalmente y el episodio había quedado ahí: la palabra de una parte contra la otra. El miércoles pasado el diario publicó un nuevo elemento que ha complicado las cosas. Se trata de un registro en los libros de la seguridad del aeropuerto Albrook de Panamá en el que consta cómo Carbajal salió de ese país con 1,7 millones de dólares en efectivo en una maleta. Esta fue sometida a un registro de control rutinario por las autoridades panameñas, y según el periódico El Comercio, camuflada entre sus prendas apareció la plata. Al ser interrogado por las autoridades, Carbajal explicó que el dinero estaba destinado al "pago de comisiones por la cervecería Bavaria". (Ver recuadro con la publicación completa y facsímil de la bitácora original).

Según una fuente de El Comercio, tuvieron lugar varias comunicaciones entre la Aduana panameña, Bavaria y la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, para establecer la veracidad de las afirmaciones de Carbajal y la legalidad del dinero. Después de cinco horas se le autorizó partir.

A raíz de esta denuncia del diario peruano, la semana pasada el presidente de la comisión de Fiscalización, Javier Velásquez, dijo que había "indicios razonables" que hacían necesario profundizar las investigaciones. Invitó además a Toledo -un presidente que está tambaleando con su popularidad por el suelo- a que responda la grave denuncia, pero que él no lo llamará a declarar ante el Congreso oficialmente.

El presidente de Bavaria, Ricardo Obregón, en entrevista publicada en el diario peruano Correo expresó a nombre del conglomerado su "más absoluta indignación por esta campaña de desprestigio que se ha iniciado contra nosotros. Bavaria no ha pagado sobornos a ningún funcionario en el Perú ni en ningún otro país del mundo".

El viernes pasado el abogado de Bavaria para este caso, Jaime Lombana, dijo a SEMANA que "el documento publicado por 'El Comercio' tiene vicios de falsedad ideológica y material, ya que el director general de la Aeronáutica Civil de Panamá certificó la inexistencia de ese documento en la bitácora de seguridad de la Aeronáutica y que el avión que se menciona en el documento no existe".

El reportero Pablo O'Brien, de la unidad de investigación de El Comercio y autor del artículo en cuestión, aseguró que él viajó a Panamá, vio personalmente el libro de la bitácora del 22 de diciembre, lo leyó y pidió una fotocopia que es la que publicó.

De todo lo anterior se pueden deducir algunas conclusiones. Es difícil pensar que toda esta denuncia fue inventada por el diario El Comercio, por la sencilla razón de que no existe ninguna motivación para que un periódico se invente un escándalo y ponga a toda su unidad investigativa a falsificar documentos para sustentarla. La venta de Backus es el negocio más grande del Perú en los últimos años, por lo que es un tema periodístico obligatorio en ese país.

También es evidente que en las múltiples versiones que se han propagado sobre el tema ha habido inexactitudes y exageraciones. Por ejemplo, se llegó a decir que el dinero se había transportado en un avión G5, modelo que corresponde al jet privado de Julio Mario Santo Domingo, lo que llevó a conjeturas de que se trataba de ese avión. Eso no es cierto. Todos los que conocen las intimidades del grupo saben que esa aeronave solo se utiliza para el transporte de la familia Santo Domingo y nadie más.

Lo que sí se pudo establecer es que el señor Jaime Carbajal voló ese día de Panamá al Perú en un avión privado. El abogado de Bavaria, si bien reconoce que Carbajal le ha prestado servicios de lobby a Bavaria, asegura que le va a demostrar a la justicia peruana que ese vuelo no tiene nada que ver con el grupo colombiano y que todo lo que hay es un montaje basado en rivalidades comerciales y políticas. En primer lugar, según él, el diario El Comercio está empecinado en tumbar a Toledo. Y en segundo lugar es socio del Grupo Santo Domingo en un canal de televisión en ese país y quiere desprestigiarlo para poder comprarlo.

En todo caso la telenovela sigue y lo que es seguro es que tendrá muchos más capítulos.