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Algunas de las voces que llaman a apostarle al periodismo científico. | Foto: Semana

INFORME

Apostar al periodismo científico, una necesidad en tiempos de pandemia y fake news

La pandemia deja un mensaje contundente: urge que la ciencia salga del laboratorio para que la sociedad la comprenda y la acoja. En ese proceso, los medios de comunicación cumplen una función decisiva.*

12 de diciembre de 2020

El 88,6 por ciento de los chinos se vacunarían contra la covid-19 si tuvieran a la mano una vacuna eficaz y segura; por su parte, el 54,8 por ciento de los rusos lo haría. Y entre esos dos extremos, existe una gama de 17 países de cuatro continentes con distinto tipo de confianza, según un estudio publicado en octubre por la revista Nature Medicine. En Colombia, el panorama tiende al recelo: la Encuesta Pulso Social, realizada por el Dane, señala que en agosto el 69,9 por ciento de las personas estarían interesadas en aplicarse una vacuna; dos meses más tarde, ese interés bajó al 57,5 por ciento, y, si se contempla una encuesta desarrollada por Profamilia, solo el 44 por ciento aceptaría vacunarse.

La vacunación es, en el campo de la salubridad, el ícono de un fenómeno que representa una paradoja: la desconfianza –o, al menos, sospecha– de todo lo que provenga de una entidad o persona identificable, y la credulidad en aquellos mensajes anónimos que pululan por internet. No en vano, la reticencia vacunal fue catalogada en 2019 por la Organización Mundial de la Salud como una de las diez mayores amenazas para la salud global. Alrededor de las vacunas se han tejido toda suerte de mitos y falsedades, que han despertado el miedo y el rechazo de una parte considerable de la población. Los medios de comunicación y los científicos no son ajenos a ese proceso. Y hoy, sumidos en una apabullante pandemia, los distintos actores alrededor de la ciencia encaran lecciones y desafíos. A continuación, voces desde distintos ámbitos proyectan su pensamiento al respecto.

Ángela Posada - Swafford

Periodista científica, escritora, conferencista y maestra de periodismo científico

Ángela Posada-Swafford

Hay tres retos grandes que el periodismo científico debe sortear: el primero es tener más vitrina en los medios masivos, en los que hay poco espacio y falta de tiempo para investigar; el segundo, mayor especialización, y no necesariamente de los reporteros, sino de sus editores y directores, quienes son una talanquera ante la incomprensión de los temas y su impacto; y el tercero, seducir a la sociedad para que quiera saber de ciencia de manera sistemática, esté dispuesta a aprender, la apoye y exija transparencia. Este último desafío empieza claramente en el colegio, que es el semillero más poderoso para inculcar el amor a la ciencia y el pensamiento crítico. Por eso enfoco parte de mi trabajo a escribir novelas científicas para jóvenes entre los 9 y 13 años, una edad dorada para despertar el apetito hacia múltiples temas científicos; y el periodismo no debería ser ajeno a ese potencial.

Los medios deben entender que, si es por plata, la ciencia también puede generarla. Así empezaron Discovery Channel, National Geographic y varias revistas de periodismo científico en Estados Unidos, donde este oficio tiene 100 años. El cambio climático es la historia del siglo XXI, y los periodistas debemos exponer a los ciudadanos a esa realidad desde la ciencia. Hay reporteros que publican temas muy interesantes, así como científicos que divulgan muy bien su trabajo o el de otros, pero son gotitas de agua en el verano, y en realidad necesitamos un chaparrón de lluvia. ¿Y en dónde se puede atraer a una gran masa? Entre otras cosas, en el cine. El séptimo arte necesita mucha más ciencia, y el periodismo científico debe apostarle a la gran pantalla.

Las fake news siempre van a existir, porque resultan muy atractivas. Debemos convivir con ellas y lo que podemos hacer es darle a la gente las herramientas para confrontarlas. Eso empieza por no darle espacio a información que no tiene evidencia científica, pues, si uno no habla de algo, eventualmente se olvida”.

Ginna Morelo

Periodista y directora de la maestría de Periodismo Científico de la Universidad Javeriana

Ginna Morelo

“Vivimos una época difícil. La desinformación entre los ciudadanos cabalga, en muchos casos, sin control. La pandemia por la covid-19, que ha generado miedo entre la población, ha sido aprovechada por personas y troles para circular cualquier cantidad de falsedades alrededor de un tema de crucial importancia para el mundo. Todo esto les supone a los periodistas un desafío mayúsculo. Las técnicas de investigación en profundidad y el periodismo científico que se construye desde la interdisciplinariedad, hoy más que nunca, son necesarios. Es el momento para que las salas de redacción de los medios de comunicación les abran espacio a profesionales especializados en salud, ciencia, tecnología, ambiente; o, si carecen de ellos, para formarlos de la mano con la academia, y enfrentar así la plaga de las fake news. Sé que es complejo, porque la crisis económica que golpea al periodismo también es indiscutible y no da mucho margen de maniobra; pero hay que intentar combatir la ‘infoxicación’ de mentiras.

El periodismo de investigación que cubre la ciencia es imprescindible para traducir y explicar realidades como la pandemia, los conflictos sociales ambientales o el cambio climático. Como sociedad queremos información veraz, responsable, ética. Una que nos permita comprender y tomar mejores decisiones por nuestro bien, por el de los que nos rodean y del mundo en que vivimos”.

Moisés Wasserman

Bioquímico, exrector de la Universidad Nacional y miembro de la Misión de Sabios

Moisés Wasserman

“El gran reto del periodismo científico es explicar los hechos del mundo físico para que la gente los entienda en forma precisa. Muchas veces se piensa que apelando a un símil o una metáfora imperfecta se explica, pero en realidad se confunde. Se pueden usar equivalencias, sin dejar de ser preciso. Infortunadamente, hay una enorme ignorancia sobre la realidad del mundo físico, y eso lleva a conductas totalmente irracionales y a veces hasta peligrosas, como recomendar tomar cloro contra la covid-19.

Los medios están diseñados para ganar audiencia, de eso depende su sostenimiento, y por eso buscan complacerla. Pero también tienen una tarea educativa, y para que la ciencia tenga más espacio deben esmerarse por lograr que los temas resulten interesantes siendo rigurosos, porque de lo contrario caen en la superchería. No hay por qué darle voz a información mentirosa, como la astrología o la homeopatía. Y hay muchos asuntos científicos muy polémicos llenos de prejuicios que son difíciles de romper, como los alimentos transgénicos, que producen rechazos totalmente irracionales tal vez porque no se explican suficientemente bien; o también los temas de medioambiente, frente a los cuales sería muy pertinente tener un debate abierto, tranquilo y basado en evidencia, pero su discusión termina siendo muy compleja y generando choques entre quienes estudian el medioambiente muchos años y tienen formación científica y quienes se autogradúan como ambientalistas.

Saber cómo se combaten las noticias falsas es la pregunta del millón. A largo plazo, lo más importante es una educación en espíritu crítico. Aunque la prensa sí tiene un papel crucial: si prefiere ganar audiencia con una noticia dudosa, le hace un favor muy pobre a la sociedad. Por fortuna, muchos medios ya tienen sistemas de detección de noticias falsas, y eso es una buena práctica”.

Mathias Kremer

CEO de Bayer para la Región Andina y Centroamérica y ph. D. en fitopatología

Mathias Kremer

“Pese a lo que creemos, el conocimiento científico en el promedio de la población está bajando, dado que el acervo informativo ha crecido exponencialmente y es mucho más especializado. Y es fundamental que la sociedad entienda muy bien qué es la ciencia y cómo se hace, porque la ciencia está cambiando la vida de la gente. Por eso, los medios de comunicación y los científicos tenemos un rol vital en la transmisión y explicación de ese conocimiento. Con el surgimiento de las redes sociales pensamos que lo íbamos a poder hacer. Y ocurrió, pero también pasó que una enorme cantidad de información falsa empezó a circular. Eso es muy preocupante junto con la tendencia, desde hace cuatro años, de considerar que los hechos y los resultados científicos sobre distintos fenómenos naturales y físicos son ‘efectos alternativos’ de la realidad.

El caso más evidente es el cambio climático, que para muchos de los que se oponen a combatirlo resulta ser simplemente un ‘efecto alternativo’ entendido con una connotación menor y residual. Esto se agrava al saber que en muchas sociedades la gente solo quiere leer, ver o escuchar lo que confirma sus opiniones, con lo cual se anula la posibilidad de tener una discusión con argumentos distintos (en Estados Unidos, por ejemplo, el 80 por ciento de la población solo busca información afín a su pensamiento, mientras que en Alemania es el 20 por ciento).

Científicos y comunicadores deberíamos lograr un acuerdo sobre cuál es el estado del arte de la ciencia en sus múltiples temas, y a partir de esa base validada desarrollar un trabajo informativo más sólido y certero, sin perder de vista que el conocimiento no es fijo, sino que está en constante evolución. Para eso existen en Europa los science media center, una alianza entre los medios y los científicos para presentar la información sobre el estatus científico de un tema y tener a disposición una base de datos de los científicos expertos en cada área.

El ser humano siempre le ha tenido miedo a la ciencia, y hemos visto cuántos fueron a la hoguera por hacerla. Por eso, los científicos debemos mejorar mucho nuestra capacidad de comunicarnos de manera comprensible y rápida con la gente, y para eso es fundamental saber contar historias. Debemos también hablar más de nuestros errores, porque en eso se basa el método científico –prueba y error– y transmitirle a la gente que eso no es un fracaso, sino una ganancia, como la ciencia misma. Pero también los medios deben contrastar la información que reciben con las fuentes idóneas, y exponer más los éxitos de la ciencia para mostrarle a su público los cambios tan radicales que ha tenido la humanidad hacia una vida mejor”.

Lisbeth Fog

Periodista, maestra de periodismo científico y editora de Pesquisa, revista de divulgación científica de la Universidad Javeriana

Lisbeth Fog

“En Colombia tenemos una cultura científica muy débil, lo que genera poco interés por la ciencia. Eso ha venido cambiando desde hace unos 20 años gracias a una sociedad más letrada y a la existencia de más espacios de formación periodística especializada, aunque aún falta mucho para que florezca. Urge sensibilizar a editores y directores de los medios sobre la importancia del cubrimiento científico veraz.

En general, la sociedad sí cree en los científicos, lo que es bueno y malo, porque ¿cómo hace la gente para discernir que un científico es riguroso y que otro es un charlatán? Precisamente esa es tarea del periodismo científico, un desafío grande frente al que nos han metido goles a nosotros, los periodistas, e incluso a expertos de revistas de la talla de Science, que ha tenido que retractarse de algunos artículos por contener información falsa.

La gente debería ser más curiosa y por eso creo que el potencial está en los niños, en quienes hay que promover una actitud activa ante los hechos de la naturaleza, y eso se hace en el colegio y en la casa. Hay que cultivar el cuestionamiento y el escepticismo razonables, más con el abanico de posibilidades que han abierto las TIC. Hoy los científicos están adquiriendo las destrezas para hablarles a públicos diferentes a sus nichos. No tengo problema en que sean ellos o los periodistas quienes lleven la información sobre ciencia a la sociedad, pero no solo hay que hacerlo bien –y eso significa ser al mismo tiempo riguroso y seductor–, sino que el público debe calibrar quién está detrás de la información.

Y después de lograr que la gente esté bien informada, la siguiente pregunta, aún irresuelta, es de mayor calado: ¿cómo logramos que se apropie de la ciencia?”.

José Miguel Mulet

Bioquímico, catedrático y divulgador científico

José Miguel Mulet

“La palabra ciencia suena misteriosa, complicada y lejana, y una de las razones por las cuales poco le interesa a la gente es porque no la hemos sabido acercar a la sociedad para que la entienda, y es lógico que a nadie le guste lo que no comprende. El público que tenemos los científicos o los divulgadores sigue siendo minoritario; comparados con los divulgadores de moda, cotilleo o deporte, somos una aguja en un pajar.

Además de despertar genuino interés social, el otro gran reto que tenemos los comunicadores de ciencia es el rigor. En general, el nivel del periodismo científico es bueno, pero de vez en cuando en algunos temas como, por ejemplo, el mío, los transgénicos, que es bastante impopular, los medios les dan voz a personajes que desinforman. ¿Por qué? Porque los científicos perdimos la batalla informativa ante los ambientalistas y permitimos que los medios los consideraran fuentes fiables, pese a que no lo son; ellos han ocupado nuestro lugar y eso ha impedido que la evidencia científica esté en el debate político.

Ahora mismo la sociedad está bastante indefensa, porque ni en Google ni en las redes sociales hay filtro. Si bien los medios tienen esa posibilidad de filtrar, es vital que el ciudadano aumente su nivel de exigencia ante la información que le llega, especialmente por redes; hacer un doble chequeo con fuentes oficiales. Hoy la suspicacia es sana sin llegar al extremo del peligroso negacionismo, y lo estamos viendo con el movimiento antivacunas.

Ante estos momentos de duda, nos corresponde a los científicos y a los medios explicar más y mejor. A los primeros hay que incentivarlos a salir de sus torres de marfil sin que sean penalizados por divulgar, pues muchos juzgan que al dedicar tiempo a esa actividad descuidan su trabajo científico; es decir, los proyectos de investigación deberían incluir un tiempo para dar a conocer los resultados al público general. Ente tanto, los periodistas deberían ampliar su espectro de consulta de publicaciones especializadas e ir más allá de las taquilleras (muchas con información muy valiosa) y corregir su error rápidamente cuando publican falsas noticias en sus plataformas”.

Mabel Torres

Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación

Mabel Torres

“Una de mis grandes inquietudes siempre ha sido cómo realmente logramos llegar a la comunidad común y corriente. Mi visión sobre el periodismo científico es que tenemos que afianzar mucho más la construcción de una comunidad que interlocuta, que no sea solo de espectadores. Eso nos lo permite el periodismo, porque es una manera de apropiación social del conocimiento. Necesitamos afianzar más la relación con los periodistas y más entrenamiento también. Uno de nuestros pilares en el ministerio es la comunicación para científicos y no científicos, y consiste en construir un público que nos responda, participe y entienda la ciencia como un proceso de transformación social.

La divulgación va más allá del científico que cuenta sus resultados; es poder comunicar a todos los públicos posibles. Si bien hay muchísima información que no es verídica y que se publica en las redes desvirtuando el quehacer científico, hay canales oficiales en los que la gente puede ir directamente a la fuente. Podría ser una iniciativa del ministerio recopilar y validar esas fuentes de información veraz, entendiendo que cada uno es autónomo de lo que escribe, para que la gente sepa a dónde acudir. La idea es que podamos ir a páginas seguras de manera virtual o reconocer actores, porque muchas veces tenemos, como digo yo, espías en la comunicación que quieren desviar la información de fuentes científicas.

La ciencia no es la única forma de conocimiento, y muchas veces se alimenta, incluso, de otras epistemes que se generan desde la praxis, como los conocimientos locales, ancestrales y tradicionales. Hay que crear un lenguaje de conciliación, porque hemos jerarquizado la ciencia, y eso ha impactado la forma como se divulga y ha hecho que no podamos acercarnos a públicos naturales. Hay otros mundos que debemos conectar para tener un conocimiento más integral”.

*Este artículo forma parte de una alianza entre Bayer S. A. y SEMANA que busca fomentar el periodismo científico de calidad. Las personas mencionadas en este escrito respondieron la entrevista a título personal como expertos en el tema y no tienen ningún vínculo laboral o profesional con Bayer S. A., salvo Mathias Kremer, CEO de la compañía para la Región Andina.