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El Parque Isla de Salamanca es un tesoro de la región Caribe. Sin embargo, está en riesgo por cuenta de las talas indiscriminadas para encontrar carbón de mangle. | Foto: Giovanny Pulido/ Parques Nacionales

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Los verdugos del Parque Isla de Salamanca

La Justicia tiene en la mira a los empresarios que han construido diques, quemado vegetación y desviado el curso de caños en los ecosistemas de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Van 15 personas procesadas por estos hechos.

1 de septiembre de 2015

El Parque Isla de Salamanca es una de las principales joyas naturales del país. Es considerado, junto con el Santuario de Flora y Fauna de la Ciénaga Grande de Santa Marta, como Reserva del Hombre y la Biosfera por la Unesco. Ambos escenarios verdes son indivisibles y representan un núcleo único para los ecosistemas del Caribe.

Sin embargo, esa joya ha estado en grave riesgo. El parque ha sido víctima en los últimos años de inclementes incendios, muchos de ellos provocados por los seres humanos en la búsqueda de apoderarse de sus tierras, llevarse su madera o cazar a sus animales silvestres. Contra estos verdugos del parque la Justicia ha tomado acciones.

Quizás la más importante de estas es la condena a los hermanos Abinadad y José Manuel García Freyle. La decisión tuvo lugar este lunes y el castigo es ejemplar: 42 meses de prisión. En la sentencia se argumenta que ambos hermanos hicieron un aprovechamiento ilícito de recursos naturales renovables. Los García Freyle podrían pagar su pena reparando el daño que hicieron en el bosque. Con ellos, ya son 14 las personas condenadas en los últimos meses por los jueces del circuito de Barranquilla por delitos que atentan contra este refugio natural.

Hace unos meses fueron condenadas en dos diferentes procesos nueve personas que habían sido capturadas por la extracción ilegal de almejas dentro de la Ciénaga Grande. En otro proceso también cayeron otras dos personas por hacer quemas para obtener carbón de mangle que luego comercializaban en el mercado de Barranquillita.

La misma unidad de Protección de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente de la Fiscalía, que coordina Juanita Lorena Jiménez Rodríguez, condenó el 15 de mayo de 2015 a otras dos personas en Ciénaga, Magdalena, que se dedicaban a la extracción del carbón de mangle.

En lo que va de 2015, otras ocho personas, por los mismos delitos: quemas, tala indiscriminada y destrucción de los manglares, con fines de comercialización en el mercado público de Barranquilla. De acuerdo con la información de la Policía Judicial, diariamente estos depredadores extraían entre 250 y 300 bultos para venderlos en la capital del Atlántico.

El carbón de mangle es una sustancia bastante apetecida. Lo buscan por el aroma que despide, su capacidad de combustión y durabilidad. Sin embargo, el afán de quitárselo a este refugio natural es devastador. Los manglares son la sala cuna de las especies marinas. Son esenciales para el ciclo de vida pues allí nacen la mayoría de las especies y, además, son la mejor barrera de contención contra las inundaciones y otros efectos del cambio climático.

Los casos de la Ciénaga Grande

La Justicia lleva profundas investigaciones sobre los daños que se han causado en estos ecosistemas, en especial en la Ciénaga Grande del Magdalena. Hace unos días, el empresario Rafael Hoyos Cañavera aceptó cargos por cuenta del deterioro que las actividades de sus fincas, Los Patos o Mendegua, de la agropecuaria R. H. C., han generado en la ciénaga.

En su defensa, Hoyos alegó que había tramitado ante la Corporación Autónoma Regional del Magdalena, Corpamag, los respectivos permisos de aprovechamiento forestal, que al parecer consistían en extraer sedimentos de las ciénagas y los caños para llevarlos a rellenar otra finca. Las autoridades judiciales señalaron que ese permiso no se compadecía con las actividades que estaba haciendo en su finca.

Por estos hechos fueron vinculados al proceso el director de Corpamag, Orlando Cabrera Molinares, quien lleva 13 años en el cargo y es investigado por omisión. También fue vinculada la directora regional de parques, Luz Elvira Angarita.

El pasado 20 de junio las autoridades sobrevolaron la ciénaga y dieron cuenta de la tragedia ambiental que se cierne en sus aguas. El fiscal especializado 45 de la Unidad de Delitos contra los Recursos Naturales, William Fernando Orlando Haykel, expidió el 24 de junio ocho misiones de trabajo a los miembros de policía judicial para que realizaran labores de campo y verificación en las zonas correspondientes a los ríos Fundación, Aracataca, caño Pancu, río Sevilla; ciénagas La Mata, El Contrabando, La Solera y El Presidio.

En un recorrido realizado por un periodista de SEMANA por los municipios de Aracataca y Fundación se evidenció cómo empresarios bananeros y palmeros se han aprovechado de este ecosistema, incluso por encima de la población, que carece de agua potable.

El deterioro de la Ciénaga Grande, así como de los ríos, caños y quebradas que bajan de la Sierra Nevada de Santa Marta, ha sido paulatino y continuo. Gran parte de esta tragedia es atribuible al hombre, pero será peor ahora que los estragos del cambio climático y de los fenómenos de la Niña y el Niño aumenten.