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CON LA BASURA AL CUELLO

Si las cosas siguen como van en el año 2000 Bogotá no sólo sufrirá problemas de agua y de luz: tampoco tendrá un lugar donde botar su basura.

3 de noviembre de 1997

Colombia tiene un nuevo récord mundial en su haber. El desplome de la zona dos del relleno sanitario Doña Juana, el pasado 27 de septiembre, es el más grande que se ha registrado hasta ahora en el mundo. Las autoridades bogotanas y los ambientalistas no se atreven a dar una cifra exacta sobre la cantidad de basura que se deslizó hacia la margen izquierda del río Tunjuelito. Sin embargo calculan que podrían ser entre 800.000 y 1.000.000 de toneladas de desechos de todo tipo: domésticos, hospitalarios e industriales. Esta es la basura que producen en medio año los bogotanos. Estas cifras superan con creces la avalancha que tuvo lugar hace un año en España (considerada, hasta el desastre de Doña Juana, como la más grande de este tipo en el planeta), donde 100.000 toneladas de basura de un vertedero sepultaron un barrio de La Coruña. El hecho dejó un muerto y 65 familias damnificadas. Cabe anotar que Europa es el continente más afectado por la basura: cada año produce 100 millones de toneladas. Alemania tiene tal cantidad que incluso destinó un porcentaje para la exportación. En Bogotá el derrumbe no produjo víctimas mortales pero, por su magnitud, puso a la capital del país en emergencia. Los primeros y más seriamente afectados fueron los habitantes de los barrios aledaños al relleno, como Granada y Las Quintas, quienes tienen que soportar durante todo el día el olor nauseabundo que despide la basura en descomposición. Otros 257 barrios de la zona suroccidental están alertados sobre las consecuencias de los malos olores. Estos, según Eduardo Uribe, director del Departamento Administrativo del Medio Ambiente _Dama_, "no producen enfermedades pero pueden causar molestias como náuseas o tos, sobre todo en los niños". El resto de la ciudad empezó a sentir el viernes el mal olor. Aunque las autoridades sostienen que el servicio de recolección seguirá prestándose sin inconvenientes, los bogotanos temen que algo inesperado ocurra y deban volver a soportar incómodas situaciones del pasado, como por ejemplo los bultos de basura apiñados durante días en las calles. Su temor está fundado en que Doña Juana es el único sitio en que Bogotá puede disponer sus basuras de manera adecuada Si colapsa habría que recurrir a botaderos de emergencia que si no son bien manejados, de acuerdo con un informe presentado el año pasado por la Organización Panamericana de la Salud _OPS_ sobre Residuos Sólidos en Colombia, "generan la presencia de moscas, ratas y animales domésticos que se comportan como vectores hacia la comunidad aledaña. A menudo sucede que las moscas a través del vehículo de recolección alcanzan áreas residenciales más alejadas". No está de más recordar que estos insectos son peligrosos porque pueden transportar virus, bacterias, hongos y parásitos. Además, como lo advirtió Jonathan Mann, ex director de la Organización Mundial de la Salud _OMS_, "la humanidad vive con los agentes patógenos infecciosos sólo en un armisticio. Cuando se derrumba la infraestructura de una ciudad, este equilibrio puede quebrarse en cualquier momento".Al margen de estas consideraciones, que le interesan a los casi seis millones de habitantes de la capital, el desastre de Doña Juana desnudó los errores y las deficiencias que existen en el país para manejar la basura que producen sus 36 millones de habitantes. El hecho que se haya desmoronado una parte del que era considerado como el mejor relleno sanitario de Colombia (ver recuadro de la historia de Doña Juana), es un mal síntoma.Un tema sin dolienteLa basura siempre ha sido un tema secundario para los colombianos. Su máxima preocupación al respecto ha sido que le recojan con puntualidad las bolsas que saca a la calle y que las vías públicas se vean aseadas. El resto del proceso no importa. Este comportamiento, según la OPS, es típico de los sectores de altos ingresos, los que más producen desechos. En los estratos medios, de acuerdo con la misma organización, existe un manejo más integral de los mismos y en los sectores populares se presenta un alto nivel de reciclaje espontáneo. Sin embargo, la mentalidad predominante en cuanto a la disposición de basuras, según el Ministerio del Medio Ambiente _MMA_, es "la descarga al aire libre o a cuerpos de agua sin considerar las externalidades de tipo ambiental, lo cual propicia una cultura hacia la disposición incontrolada". Prueba de lo anterior es que entre 1975, cuando se elaboró el Programa Nacional de Aseo Urbano (el primero que se hizo sobre este tema en Colombia), y agosto de 1997, cuando el MMA presentó la Política para la Gestión Integral de Residuos, es posible encontrar evidencias de que las coberturas de recolección domiciliaria aumentaron del 70 al 90 por ciento. Durante el mismo período, el total de basuras urbanas dispuestas de manera correcta pasó de 0 al 32 por ciento. El resto de los desechos, según el mismo Ministerio, son depositados en la mayoría del país en lugares a cielo abierto o enterrados en forma antitécnica.Esto quiere decir que la mayor parte del territorio nacional tiene problemas de basura (ver recuadro de ciudades). Incluso las regiones selváticas. Hace dos años en Taraira, un municipio minero del Vaupés, cerca de la frontera con Brasil, el personero de entonces calculó que el pueblo producía cada mes los siguientes residuos: 24.000 latas de aluminio, 10.000 botellas de vidrio y dos toneladas de papel y plástico propileno. En la actualidad se producen en Colombia, según Ana Rocío Sabogal, abogada consultora del MMA, 18.000 toneladas diarias de residuos sólidos, aproximadamente, que contienen: materia orgánica, papel y cartón, plástico y caucho, vidrio y cerámica. El 60 por ciento del total de desperdicios lo aportan tres ciudades: Bogotá, Medellín y Cali. Esta basura es el doble de la producida en el mismo lapso en Japón (9.189 toneladas) y un poco más de la que botan en las mismas 24 horas los neoyorquinos (15.557 toneladas).
Basura desperdiciada
El desastre de Doña Juana ocurrió un mes y seis días después de que se expidió la Política para la Gestión Integral de Residuos. Lo sucedido en el relleno bogotano confirmó la importancia de aplicar en el futuro las recomendaciones que aparecen en el documento para evitar accidentes similares o peores. Lo primero que aconseja el Ministerio es concientizar a los colombianos de que sus patrones de consumo son insostenibles. Hacerles caer en cuenta que si siguen comprando al ritmo actual llegará un momento en el que no habrá un lugar donde depositar todos los desperdicios que se produzcan. Entre dos o tres años se demorará la puesta en marcha de las campañas educativas que permitan este cambio de mentalidad. El paso siguiente que debe darse, de acuerdo con el documento, es lograr que los desechos sean clasificados desde el hogar. "Todos los residuos son potencialmente utilizables dependiendo de la tecnología con que sean tratados", asegura la abogada Sabogal. De esta manera, en su concepto, se evitaría la pérdida de una gran cantidad de materiales que pueden ser reciclados, como vidrio, metal, plástico, papel y cartón. Al mismo tiempo se facilitaría el trabajo de las 50.000 personas que, según estimaciones de tres entidades diferentes, se dedican a esta actividad en el país. El objetivo del Ministerio es desviar el 30 por ciento de los residuos, "especialmente los potencialmente reciclables y los orgánicos que van a los sitios actuales de disposición final".El sistema de clasificación de la basura en la propia casa está ensayándose en las áreas de jurisdicción de las alcaldías menores de Los Mártires y Usaquén, de Bogotá. Algunos ambientalistas han aconsejado extenderlo a toda la ciudad como una medida que puede contribuir a aliviar la actual emergencia. A nivel nacional se han realizado campañas de reciclaje en Manizales, Medellín, Cali, Barranquilla, Popayán y Líbano.La selección de los desperdicios también permitiría recuperar otro tipo de desechos que pueden ser convertidos en compost (un abono producido por la descomposición controlada de ciertos elementos de la basura) o en energía en forma de calor o biogás combustible. En Colombia se produce compost en Cali e Ibagué pero en pequeñas cantidades. La producción de energía a partir de estos materiales no se ha intentado aún en el país. En 1995 una compañía norteamericana, con sede en Miami, manifestó su deseo de montar un sistema de este tipo en el relleno de Doña Juana pero no obtuvo una respuesta satisfactoria de parte de los colombianos. Un proyecto para montar una planta de incineración y producción de energía en Santa Marta espera que le otorguen la licencia ambiental para comenzar a funcionar. Por último, el Ministerio propone que se piensen y estudien diferentes alternativas para manejar la basura sobrante: "El enfoque de la gestión de los residuos sólidos no debe orientarse a establecer rellenos sanitarios, sino a establecer y utilizar sistemas de eliminación de residuos o de tratamiento que reduzcan su cantidad y su peligrosidad". En otras palabras, se busca que los rellenos sanitarios sean la última opción y no, como sucede actualmente, la única posible.Quienes creen que es complicado implantar este proceso en Colombia deberían estudiar el caso del basurero Valdemingómez en Madrid, España. Allí llegan a diario 3.600 toneladas de basura que son convertidas, por diferentes compañías ubicadas sobre el terreno, en: compost, material de reciclaje y energía para 50.000 personas. Las cenizas de la basura que es quemada para la producción energética son enterradas en un relleno de seguridad. Este basurero está próximo a cumplir su vida útil, luego de lo cual se convertirá en un parque. ¿Cuál será el futuro de Doña Juana?
¿Y Doña Juana que?
El viernes de la semana pasada un grupo de expertos extranjeros en el tema de basuras, traídos a Bogotá por la embajada de Estados Unidos, visitaron el relleno Doña Juana. Su primera impresión es que el derrumbe pudo haberse producido por la acción de los lixiviados. Su consejo: mover la basura hacia el antiguo cauce del río Tunjuelito y cubrirla lo más pronto posible. ¿A cuánto tiempo equivale esto? No se sabe. Por lo pronto, los bogotanos tendrán que empezar a ahorrar basura, como lo recomendó un caricaturista, si no quieren terminar con ella al cuello. El derrumbe del basurero Doña Juana es el más grande que se ha registrado hasta ahora en el mundo n En Colombia se producen 18.000 toneladas diarias de residuos sólidosHistoria de problemasa recolección de la basura en Bogotá fue un problema hasta finales de la década del 80. En 1988 se le quitó a la Edis el monopolio de la prestación del servicio de recolección, ingresaron al negocio empresas privadas y comenzó a operar el relleno de Doña Juana. Antes de la aparición de éste, la basura de la capital era repartida entre los botaderos de El Cortijo y Gibraltar. Al momento de su cierre el primero contenía 2,5 millones de metros cúbicos de basura y el segundo, 3,2 millones. Según la OPS, la clausura de estos dos lugares fue antitécnica y la generación de lixiviados, es decir, los líquidos resultantes de la descomposición de la basura, continúa contaminando el río Bogotá. Doña Juana, ubicado en la zona suroccidental de Bogotá, a 4,5 kilómetros de Usme, tuvo un arranque alentador. El relleno tenía una superficie de 250 hectáreas y su vida útil se estimaba en 20 años. Su primer operador, durante un año, fue la firma de Jairo Nieto García. Al cabo de este tiempo la operación pasó a manos de la compañía Prosantana, la cual tiene un contrato de manejo vigente hasta el año 2001.
El relleno recibe a diario, según un informe de 1996 de la Organización Panamericana de la Salud _OPS_, un promedio de 4.255 toneladas de residuos sólidos, incluidas 160 de residuos peligrosos. La primera etapa de Doña Juana, según el mismo documento, comenzó a presentar problemas de inestabilidad en los taludes desde 1991. Al año siguiente se inició un programa de siete puntos para el mejoramiento técnico de la obra y en 1993 la firma Hidromecánica fue contratada para recuperar el área utilizada hasta entonces y para diseñar un espacio de 37.200 metros cúbicos que serviría para almacenar residuos peligrosos. También comenzó la construcción del sistema de tratamiento de lixiviados. Era tarde para esto. En 1995, cuando se cerró la primera zona con 10.000.000 de toneladas en su interior, la Corporación Autónoma Regional _CAR_ constató la contaminación del río Tunjuelito con lixiviados no tratados que procedían de Doña Juana. La segunda zona, la que se derrumbó, Inició operaciones ese mismo año y hasta el momento del desastre se calculaba que había recibido 3.000.000 de toneladas de basura. En 1996 los problemas de Doña Juana eran tan evidentes que en el citado informe de la OPS se escribió de manera categórica: "La ciudad capital cuenta con este relleno desde 1988, pero las deficiencias en su diseño y operación han generado problemas geotécnicos, de gases y contaminación por lixiviados".