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Empresas respiran mejor

La clase empresarial colombiana se siente más segura que en mucho tiempo, pero no lo suficiente todavía como despedir a sus escoltas.

Andrea Peña
16 de febrero de 2006

Los empresarios se sienten más seguros y las cifras lo confirman. Sin embargo, nadie se ha relajado del todo. Todas respiran mejor, pero son moderadamente optimistas para este 2006. Durante la presentación de las perspectivas económicas para 2006 que esta semana reveló la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, se vio muy satisfecha a la clase empresarial cuando se enteró de la mejoría en los índices de seguridad entre 2002 y 2005: los homicidios bajaron un 37 por ciento; el secuestro extorsivo disminuyó un 72 por ciento; y el desplazamiento cayó un 63 por ciento. Sergio Espinosa, gerente financiero de una empresa, confirma esas cifras: "antes pensaba dos veces para salir de la ciudad, pero hoy me siento más seguro de estar en las carreteras. Eso que dijo López Michelsen de que la Seguridad Democrática era sólo para que los ricos salieran a las fincas es una bobada, pues hay cientos de miles de personas que hoy viven del turismo y que se les ha reactivado su economía con el flujo de las carreteras". Muchos atribuyen este buen clima a la ejecución de la Política de Seguridad Democrática (PSD) del actual Gobierno. Uno de ellos es el banquero Sergio Uribe, quien dice que el plan social del presidente es una razón para que la violencia en Colombia haya disminuido. "Los logros en materia social son extraordinarios y la calidad de vida de los colombianos ha mejorado. Esa sensación se traduce inmediatamente en mejoras a la seguridad, en inversión y eso lo dicen las cifras", asegura. Juan Carlos Restrepo, abogado de una multinacional, contó a Semana.com cómo la multinacional donde trabaja ha comenzado a replantear la inversión en seguridad. "Bajo una situación de inseguridad, las compañías estaban obligadas a invertir muchísimo. Tenemos una fuerza directa de ventas y antes disponíamos de 0,7 escoltas por vendedor. Ahora la seguimos teniendo, pero todos los días oímos que no hay secuestros, que han bajado los homicidios y por eso estamos revaluando esas inversiones en seguridad. Ya caímos en cuenta que no es necesario todo eso", asegura. Otro indicador importante para medir qué tan seguros están las empresas son los reportes de la Federación de Aseguradores Colombianos, Fasecolda. Sus estadísticas revelan que el pago de siniestros por muerte violenta de transportadores en las carreteras (conductores asesinados en retenes ilegales, por ejemplo) disminuyó el año pasado, y que el pago de seguros por hurto de carros, también cayó en 2005. "Para hacer sus fechorías, los bandidos usan vehículos robados y si el pago de pólizas decreció uno podría pensar que hay menos secuestros y menos asesinatos", aclara Gustavo Morales, miembro de Fasecolda. María Victoria Llorente, de la Universidad de Los Andes y experta en el tema, asegura que esa sensación de seguridad se debe más a planes de choque locales que a una política del gobierno central. "La desmovilización de las AUC y acciones muy puntuales como la operación Orión en Medellín son hechos que sí determinan la disminución de este tipo de delitos", puntualiza Llorente. Las amenazas Es evidente que la elite económica se siente menos insegura que hace tres años. También es obvio que ven en Álvaro Uribe una opción para tener a raya cualquier amenaza que afecte sus empresas. Pero la panacea que los mantenga fuera de peligro, todavía no ha llegado. Prueba de ello es que multinacionales, pequeñas y medianas empresas, y compañías petroleras de todas partes de Colombia no han dejado de pedir asesoría a la fundación País Libre para prevenir el secuestro. Claudia Llano, asesora en prevención de esta entidad, confirma la tranquilidad de los empresarios, pero señala que un buen número de gerentes en todo el país han manifestado un permanente interés por evitar que este delito los afecte. "El secuestro y la extorsión es como cualquier crisis que genera pérdidas (...) hoy el sector comercial es el más vulnerable de todos, junto con las empresas que trabajan en zonas de alto riesgo donde la presencia de actores armados ilegales es alto", sostiene Llano con base en el trabajo que adelanta en el centro de atención al empresario en secuestro y extorsión, labor que se hace en compañía de la Cámara Comercio. También persisten delitos como la piratería y todas las modalidades de hurtos, actos que tocan directamente al sector empresarial y que se mantienen intactos en algunas zonas del país. Sin embargo, curiosamente, ANIF ni siquiera las mencionó en su presentación. Para la muestra un botón: año pasado se incrementaron en un 87.6 por ciento los ataques contra la infraestructura eléctrica. De acuerdo con estadísticas del Sistema Interconectado Nacional, en 2005 los grupos guerrilleros dinamitaron 227 torres de energía, mientras que el año anterior derribaron 121 torres. Además, un cálculo realizado por la Fundación Seguridad y Democracia (con base en cifras de la Dijin y el Ministerio de Defensa), da cuenta de que en zonas como Cali, Santa Marta, Bogotá y Medellín aumentó el robo a establecimientos comerciales. "Las empresas no cuentan estas cifras porque no es políticamente correcto, y porque le crea mala imagen a la ciudad o a la región donde estén ocurriendo estos delitos y eso desestimula la inversión", explica Pablo Casas, analista de la fundación. Detrás de las alentadoras cifras también existe un sinnúmero de casos no denunciados de robos, extorsiones y secuestros. "Ni al Gaula, ni a la Policía, ni al DAS llegan la totalidad de los casos que deberían denunciarse. Hay un subregistro incalculable que también debe tenerse en cuenta a la hora de sacar conclusiones", agrega Pablo Casas. Sea cual sea el panorama, las empresas seguirán incluyendo en su presupuesto las pérdida por cuenta de la extorsión, la piratería o los hurtos en bodegas y zonas francas. Pero una cosa es evidente: hoy los empresarios se siente seguros, y ese clima, muy seguramente, favorecerá la inversión en 2006.