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Estos eran los macabros planes terroristas que tenía alias El Paisa contra Bogotá

El Paisa habría muerto en Venezuela. En su momento se conoció información en sus computadores sobre los atentados que planeaba en la capital del país.

7 de agosto de 2021

Este domingo se conoció que Hernán Darío Saldarriaga, alias El Paisa, uno de los jefes de las disidencias de las Farc, habría caído abatido en Venezuela, según lo confirmó SEMANA con fuentes en el vecino país.

El Paisa tenía planes terroristas claros. Sus órdenes eran precisas. Cometer “una acción de impacto en lo que él cataloga el corazón de la oligarquía, donde se concentra el poder en el país: Bogotá”. Había diseñado un nuevo plan criminal para atacar con carros bomba y explosivos las sedes de entidades gubernamentales, militares, de Policía y de la justicia. Las autoridades sabían que uno de los puntos que tenía en la mira era el Centro Administrativo Nacional (CAN), donde está ubicada la sede de la Policía Nacional y varios ministerios.

SEMANA tiene en su poder documentos, fotografías y archivos que comprueban que la Segunda Marquetalia había diseñado un plan para realizar acciones terroristas en diferentes ciudades.

Tras meses de investigaciones y seguimientos por hombres de inteligencia de la Policía, apoyados por miembros de la Fiscalía, lograron detectar que alias El Paisa, desde su refugio en Venezuela, acompañado del exjefe negociador de las Farc Iván Márquez y la disidencia de la Segunda Marquetalia, habían diseñado una estrategia para realizar actos terroristas sin salir de ese país, en donde se esconden.

El director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, explicó que “desde Venezuela, El Paisa había dado instrucciones delincuenciales para cometer atentados en Bogotá. Esta red terrorista está siendo seguida, no solo en la capital sino en varias ciudades de Colombia. Con la Fiscalía General de la Nación se están realizando algunos allanamientos”.

Los planes criminales de El Paisa estaban tan avanzados que ya tenían hombres dedicados a la inteligencia delictiva desplegados en diferentes puntos de la ciudad, quienes se encargan de realizar seguimientos, observaciones y buscar puntos débiles para, finalmente, realizar las acciones criminales con carros bomba.

Con el fin de evitar interceptaciones y seguimientos de las autoridades, la disidencia de las Farc cambió su manera de operar. “Se comunican a través de correos humanos que cruzan por las trochas la frontera, reciben órdenes y financiación para las actividades ilegales. Detrás de esto también está la financiación para promover acciones vandálicas en las protestas que se realizaron en Cali y otras ciudades”.

Documentos de inteligencia en poder de SEMANA dejan claro que fue en un operativo realizado en Cali, donde fueron capturados alias Richard, alias el Ecuatoriano, alias Pedro, alias Chepe, alias Andrés, alias Nené y alias Angie, en el que descubrieron “una estrategia criminal que están diseñando desde Venezuela. En computadores, memorias USB y celulares incautados, está el llamado plan de articulación y despliegue, estrategia política y retoma de los territorios”.

En estos dispositivos electrónicos aparecen órdenes directas de El Paisa con objetivos específicos, en los que se tenía que realizar la inteligencia para los actos terroristas. La información es tan detallada que hay mapas de Bogotá con ubicaciones y fotografías aéreas de batallones, sedes militares y de Policía, y edificios de otras entidades marcados con una equis y referenciados como objetivos de alto valor. Los reportes de inteligencia delictiva señalan las vías de acceso a estas sedes y cuántas cámaras de seguridad están ubicadas en el perímetro de los objetivos de los terroristas.

Las autoridades tienen en su poder los planes que El Paisa denomina como “maquetas”, en los que se describe cómo realizar las operaciones, manejo de explosivos y hasta está dispuesta la ubicación de los que denomina “francotiros”.

Uno de los detalles más reveladores para avanzar en la investigación fueron los contactos que El Paisa e Iván Márquez califican como células de la Segunda Marquetalia, con sus alias y asignaciones específicas a cumplir. Esta información llevó a las autoridades hasta José Dubermán Rojas y Sandra Lorena Páez, capturados en la localidad de Ciudad Bolívar con 149 barras de pentolita, un explosivo de origen ecuatoriano de alto poder destructivo. También les fueron encontrados cien estopines de fabricación peruana.

.José Dubermán es un hombre con un extenso prontuario criminal, fue integrante de una estructura delincuencial conocida como los Samuel, responsable de la ejecución de homicidios y el tráfico de estupefacientes en el sector de Caracolí, de la localidad de Ciudad Bolívar de Bogotá.

Fue integrante del frente 24 de las Farc, se desmovilizó en 2003, pero en 2013 fue condenado a siete años por los delitos de concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes, homicidio agravado y fabricación, tráfico y porte de armas de fuego y municiones. Seguía las órdenes de la Segunda Marquetalia y conectaba con las células urbanas para el financiamiento y subcontratación de grupos de delincuencia común.

Sandra Lorena López, según las autoridades, “era la encargada de conseguir los explosivos a través de emisarios en Ecuador y Perú, coordinar el transporte, movilización de material bélico, explosivos y elementos de comunicación para las células urbanas y terroristas”.

Fue gracias al seguimiento a uno de los emisarios de El Paisa, que recibía las órdenes en Venezuela, y luego se reunía con las células de la Segunda Marquetalia en Bogotá, para coordinar las actividades terroristas que quedó al descubierto el plan para atentar en la ciudad. Los encuentros son grabados por las autoridades, que les siguen los pasos a otros miembros de la red.

Los planes avanzaban a tal punto que ya estaban negociando camionetas para realizar los atentados; también tenían algunos talleres de mecánica y bodegas que se utilizarían para armar y esconder los carros bomba. A Bogotá estarían llegando explosivistas de la Segunda Marquetalia para entrenar a los hombres que realizarían las acciones terroristas.

En la nueva estrategia está planteado aliarse con organizaciones criminales para cometer los actos terroristas. “A partir de la información conocida en el marco de la Operación San Isidro en el departamento del Valle del Cauca (24 de mayo de 2021), donde fueron capturados varios integrantes de las células urbanas de Iván Mordisco y El Paisa, se identificaron las modalidades de subcontratar grupos delincuenciales organizados para ejecutar acciones terroristas”.

Los documentos en poder de SEMANA señalan que “en los dispositivos de almacenamiento incautados a estas personas se conocieron los intereses de la Segunda Marquetalia para afectar a la fuerza pública y al sector estratégico”.

Y es que estar en la mira de El Paisa, Hernán Darío Saldarriaga, es un asunto que se toman en serio las autoridades. Y tienen por qué hacerlo: su origen criminal como miembro del escuadrón de sicarios al servicio de Pablo Escobar, el hecho de ser uno de los guerrilleros más sanguinarios y autor de los grandes golpes terroristas que realizó las Farc, generan alarma ahora que se conoce su plan para realizar atentados en las principales ciudades del país.

El Paisa era un hombre de armas, experto en tácticas de guerra, a tal punto que en varias ocasiones ha escapado de las autoridades. En su prontuario se cuentan acciones como el secuestro y posterior asesinato a sangre fría del gobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y su asesor de paz, Gilberto Echeverri; las tomas a las bases militares Miraflores y El Billar, y el secuestro y posterior asesinato de 12 diputados del Valle.

Su capacidad para realizar acciones criminales de gran envergadura en Bogotá está más que probada. Fue el autor del bombazo en el Club El Nogal en 2003 y trató de asesinar al exministro Fernando Londoño, a pocas cuadras de la Universidad Sergio Arboleda, en mayo de 2012. Ahora, las autoridades, aunque se encuentra en Venezuela, les siguen los pasos a él y a sus lugartenientes. Es claro, El Paisa tiene en la mira a Bogotá.