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| Foto: Guillermo Torres

BOGOTÁ

Gerente de Transmilenio: un puesto clave pero inestable

Con cuatro personas a cargo en menos de un año, la gerencia de Transmilenio es el puesto que más se ha movido en la administración Petro. Las decisiones que se deben tomar definen el futuro de la movilidad en Bogotá.

José Vicente Guzmán M., periodista de SEMANA
11 de octubre de 2012

Con el nombramiento de Fernando Sanclemente en la gerencia de Transmilenio termina casi un mes de interinidad en la entidad. El nuevo gerente tendrá que ponerse en frente de temas claves como el  Sistema Integrado de Transporte (SITP), el metro ligero por la carrera séptima y el esquivo metro pesado.

La inestabilidad en el cargo ha sido constante y ya han pasado cuatro gerentes en menos de un año. Fernando Páez lo ocupaba desde el 2008 y fue remplazado en enero por Carlos García, quien tuvo que enfrentar la crisis en la que varios articulados fueron destruidos por vándalos que bloquearon el sistema y generaron un caos en la movilidad; ese episodio generó la renuncia de varios mandos medios de la empresa que tenían la experiencia técnica de varias administraciones anteriores. Un mes después García presentaba su renuncia argumentando cansancio y desgaste al frente de la empresa.

El puesto lo asumió Fernando Rey, a quien le tocó iniciar la fase III de Transmilenio, hacer los últimos preparativos del SITP, manejar la renegociación con los operadores de las fases I y II del sistema, y tratar de mediar en el conflicto de los dos proveedores de tarjetas que aún no se han puesto de acuerdo.

Sólo cuatro meses después de su nombramiento, y en plena convalecencia del alcalde, Rey presentó su renuncia también por cansancio. Aunque se alcanzó a reversar la decisión, dos semanas después se confirmó, y en varios medios de comunicación quedó claro que fue por desacuerdos con el proyecto de metro ligero planteado por Petro.

En ese momento se anunció que Rafael Sarmiento sería el nuevo gerente de Transmilenio. La noticia parecía terminar con varias semanas de incertidumbre, pero más de un mes después no se había podido posesionar por presuntas inhabilidades: la demanda de una sociedad de la que hace parte su suegro, Macedonio Lagos, a Transmilenio por haber perdido la licitación para la fase II del sistema, y un contrato firmado con Corabastos (del cual es socio el Distrito) por el arrendamiento de unos parqueaderos.

El noticiero CM& también habló de impedimentos por un supuesto trabajo de Sarmiento como asesor en ETMA y Metrobús, empresas que trabajan con rutas alimentadoras de Transmilenio.

Lo cierto es que durante un mes, María Constanza García, quien estaba de gerente encargada, estuvo al frente del inicio de las primeras rutas urbanas del SITP (que ya ruedan por la ciudad), de la renegociación con los operadores de los contratos de las fases I y II, del conflicto por las dos tarjetas, y del acuerdo que se logró con el contratista para liquidar de forma bilateral el contrato de Transmilenio por la carrera séptima.

Sanclemente debe solucionar temas críticos como el inicio o no del proyecto de tranvía o ‘metro ligero’ por la carrera séptima, el arranque de los estudios ‘finales’ de la primera línea del metro pesado, la unificación del sistema de recaudo de la Fase I y II con la de la fase III (para que se dejen de necesitar dos tarjetas distintas), y lo más importante: terminar la instrumentación del nuevo sistema de transporte público, que ya tiene cuatro rutas urbanas circulando por la ciudad, y al que le han criticado falta de comunicación y pedagogía con la ciudadanía.

El nuevo gerente puede ser la ficha que Petro estaba necesitando para cambiar la cara de la ciudad más importante del país, pero debe demostrar, primero, que está a la altura de una serie de retos de la trascendencia de los que le esperan. Y segundo, que puede aguantar más de lo que sus antecesores lo han hecho.