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LIBERTAD A LA VISTA

El repudio nacional y los pronunciamientos de Castro y el gobierno sandinista han presionado al ELN a anunciar la liberación de Jaime Betancur

2 de enero de 1984

El secuestro del consejero de Estado, Jaime Betancur Cuartas, tomó el jueves pasado un giro que muchos vieron con alivio. Según un nuevo comunicado de los captores del hermano del Presidente Betancur, entregado ese día al diario "El Bogotano", Jaime Betancur estaba "en buenas condiciones físicas y psicológicas" y podría ser liberado el 7 de diciembre próximo "si el gobierno colombiano deja marchar el 7 de diciembre al pueblo colombiano" para que éste se pronuncie "en relación con el decálogo de reivindicaciones propuestas por el ELN".
Lo cierto es que el giro del jueves ocurrió después de que se hiciera evidente en el país un amplio sentimiento de repudio a dicha acción -lo que incluyó pronunciamientos condenatorios del secuestro de Jaime Betancur y del terrorismo como forma de lucha, de todas las organizaciones políticas de la izquierda legal-.
Pero no sólo ellas. Las FARC, quizás la fuerza guerrillera más importante del país, también hizo llegar a mediados de la semana pasada a los medios de comunicación una declaración, firmada por el "Estado Mayor FARC-EP" en el que sientan "su más enfática condena y reclama (la) inmediata liberación" de Jaime Betancur Cuartas. Tal comunicado sustenta su planteamiento diciendo que "a pesar de todas las observaciones críticas que pueden hacérsele al gobierno de Betancur, no puede olvidarse el papel positivo jugado por éste en la búsqueda de una salida pacífica a la crisis centroamericana, en el marco del grupo de Contadora, el cual lidera, y que ha frenado los planes guerreristas del señor Reagan".
A tal movimiento generalizado se sumaron miles de mensajes de solidaridad personal y política para con el Presidente Betancur, movilización que cristalizó en la jornada nacional de paz propuesta para el 7 de diciembre, hecho que no tiene antecedentes en el país, exceptuando la gran marcha del silencio organizada por Gaitán en 1948.
Fuera de la masiva propuesta en Colombia contra el secuestro de Jaime Betancur, una serie de mensajes en igual sentido llegaron del exterior al gobierno de Bogotá, los cuales incluyeron dos que llamaron mucho la atención: los del presidente cubano Fidel Castro, y del gobierno nicaraguense.
En carta al presidente colombiano, Castro dijo que consideraba "injustificable desde todo punto de vista" el acto contra Jaime Betancur y contra Belisario Betancur quien como Presidente "ha dado inequívocas pruebas de interés por la paz dentro y fuera de Colombia y de nobles sentimientos humanitarios". En el mismo mensaje, el líder cubano pidió a los captores "si se conceptúan como revolucionarios" respetar la integridad física del magistrado "y liberarlo de inmediato". Los sandinistas, mediante llamada telefónica de Sergio Ramírez, también pidieron la liberación de Jaime Betancur ya que su secuestro "no corresponde a los esfuerzos de paz que adelanta el Presidente Betancur en Centroamérica y en su propio país".
Dos días después de publicado el llamado de Castro, apareció el primer indicio de que el ELN se hallaba dividido por tal secuestro. Un texto firmado por el "destacamento Simón Bolívar" repudió el acto y pidió que fuera liberado Jaime Betancur. Sin embargo, los argumentos dados por ese sector para pedir tal cosa no indicaban que esa fracción repudiara del todo el secuestro como método de lucha. Adujo que el secuestro en cuestión era repudiable porque Jaime Betancur "no era la persona escogida como rehén" para exigirle al gobierno el cumplimiento de diferentes reivindicaciones. Ese texto, por otra parte, en dos oportunidades dejaba ver que dudaba acerca del carácter del grupo que tiene capturado a Jaime Betancur llegando incluso a amenazar con aplicarle a sus miembras el "código disciplinario" del ELN por las "consecuencias nefastas que esta acción irresponsable infrinja al proceso revolucionario".
Precisamente en ese plano de las consecuencias políticas es que han surgido las mayores dudas acerca del verdadero carácter del grupo que secuestró al hermano del Presidente, dudas que se filtraron en la mayoría de los comentarios periodísticos y notas editoriales de los diarios del país.
Estas dudas se intensificaron tras el comunicado del destacamento "Simón Bolívar" y de la aparición del segundo texto en el que los secuestradores, según El Espectador, además de amenazar con ultimar a Jaime Betancur, se esfuerzan por vincular a Fidel Castro al ELN y sus acciones -cosa inusual en las organizaciones guerrilleras- diciendo lo siguiente: "Nuestra petición es justa y clara como lo será también el ajusticiamiento por la causa revolucionaria que nuestra organización profesa, causa que orienta el mismo camarada Fidel Castro, quien ahora se muestra contradictorio a nuestra acción revolucionaria".
Fidel Castro, tan pronto conoció un cable de la AFP transcribiendo el segundo comunicado de los plagiarios, escribió de nuevo a Belisario Betancur para condenar una vez más y en términos aún más enérgicos el secuestro de Betancur y señalando que "ningún grupo revolucionario acostumbra a expresar abiertamente su 'adhesión a las tesis de la revolución cubana' lo cual resulta mucho más extraño después de la fuerte crítica de Cuba". Y agregó: "Después del comienzo de hoy (...) me surge la sospecha de que fuerzas de otro tipo y con otras motivaciones (...) estén influyendo en los hechos".
También llamó la atención el hecho de que el comunicado entregado a "El Bogotano", con fotos del consejero de Estado, hubiera sido numerado 2 -en realidad fue el tercer comunicado- y que su lenguaje fuera diferente al anterior en el que se habló de que de no atender las exigencias "la sangre que derrame el magistrado Betancur Cuartas no será en vano". El último no amenaza con la muerte del secuestrado, sino con "modificar nuestras exigencias" si el gobierno "se opone a la marcha" del 7.
Los comentarios giraron también en torno a la conducta del Presidente Betancur. Sereno, cordial y laborioso a pesar del difícil trance que vive en lo personal él y su familia, empero no lograba ocultar el Presidente la fatiga y angustia que le está deparando el insuceso de su hermano. Así estaban las cosas al cierre de esta nota, creciendo por momentos la expectativa ciudadana ante la jornada del miércoles 7, día de las definiciones