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| Foto: Jorge Restrepo

ESTADO

El codiciado puesto del registrador

Detrás de la elección del nuevo registrador hay un pulso político como no se había visto antes. ¿Por qué este cargo es cada vez más importante?

26 de septiembre de 2015

Con bajo perfil, pero con una intensidad sin precedentes, se adelanta una de las competencias más importantes para la alta política y para el proceso de paz: la elección del próximo registrador. Aunque hay más de 70 inscritos y el puesto se entrega en teoría en un concurso de méritos, la puja, las zancadillas y las apuestas han marcado la pauta de esta próxima elección.

El cargo de registrador es una de las pocas funciones electorales que le quedó al Palacio de Justicia luego de la reforma de equilibrio de poderes. Los presidentes de las tres altas cortes tienen que elegirlo, con base a un proceso de calificación por puntos sobre la hoja de vida, entrevistas, entre otros. Por esta razón se creía que quienes podrían tener más chance eran los altos miembros del poder judicial.

Sin embargo, ese panorama cambió desde hace algunos días. En una inesperada movida, los presidentes de las altas cortes decidieron excluir a sus colegas de la contienda. Argumentaron que estos podrían incurrir en la llamada ‘puerta giratoria’, una práctica que fue prohibida en la reciente reforma. Con esto quedaron por fuera dos de los candidatos más opcionados, Néstor Osuna y Wilson Ruiz, y también, el exmagistrado Pedro Sanabria.

La decisión causó sorpresa y malestar. Sorpresa porque nadie pensó que los tres presidentes de las cortes sacaran de la competencia al cuarto de sus colegas, el presidente de la Judicatura, Wilson Ruiz. Pero sobre todo porque muchos daban por descontado que Osuna ganaría.

El exmagistrado no solo goza de un amplio prestigio como jurista, sino que contaba con el apoyo de Eduardo Montealegre y de la Universidad Externado. Su exclusión fue interpretada por muchos como un grito de independencia al fiscal, en un momento en que su gestión está en el ojo del huracán. Los tres esperan que un recurso jurídico los devuelva al ruedo.

Uno de los candidatos más fuertes es el exregistrador Juan Carlos Galindo, quien ya ocupó en interinidad ese puesto durante un año, con muy buenos resultados. Tiene respaldo de distintos sectores, incluido el gobierno, y goza de una hoja de vida intachable.

Otra movida que cambió el ajedrez fue el ingreso a la carrera de Antonio José Lizarazo. El exgobernador de Norte de Santander y uno de los principales asesores del gobierno en temas de paz, había sido descalificado en un inicio por un descuido: no adjuntó a su postulación la copia del registro civil. Pero tras rectificar ese malentendido, Lizarazo se convirtió en una carta fuerte ahora que está cerca la firma de la paz en La Habana, pues ha acompañado al gobierno en ese proceso y tendría el respaldo del ministro Juan Fernando Cristo, su coterráneo.

Otros candidatos que suenan son Guillermo Reyes, exviceministro de Justicia y ex directivo de Millonarios y Fernando Mayorga, profesor de la Universidad del Rosario. Ambos pueden tener chance por su título de doctorado, lo cual da puntos en el concurso. Pero a su vez son los que tienen más adversarios.

La elección del registrador es vital para el proceso de paz. La persona que quede en ese cargo deberá liderar la refrendación de los acuerdos, cualquiera sea el mecanismo elegido. También cumplirá un rol fundamental respecto al ingreso de los guerrilleros a la vida civil y a su participación en política.

En los próximos días se publicará la lista de los 30 aspirantes que serán llamados a entrevista. Y ahí comenzará otro round de la carrera de obstáculos para ocupar este gran sillón de alto poder que hoy tiene Carlos Ariel Sánchez.