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 Alias el Paisa, Romaña, y Santrich (a la derecha, en la foto de su muerte revelada por SEMANA) considerados de la línea guerrerista de las Farc, retornaron a las armas. Se refugiaron en Venezuela, donde murieron en medio de una guerra por el negocio ilegal del narcotráfico.
Alias el Paisa, Romaña, y Santrich (a la derecha, en la foto de su muerte revelada por SEMANA) considerados de la línea guerrerista de las Farc, retornaron a las armas. Se refugiaron en Venezuela, donde murieron en medio de una guerra por el negocio ilegal del narcotráfico. | Foto: farc / daniel reina

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Traicionados y acorralados: así fue el ‘jaque mate’ a el Paisa y Romaña en Venezuela

Una caleta con más de 8 millones de dólares y una millonaria recompensa fueron razones suficientes para que sus hombres le dieran la espalda y lo mataran de un bombazo. SEMANA reconstruye la debacle de la Segunda Marquetalia de la que solo queda Iván Márquez.

11 de diciembre de 2021

Su duro régimen, el maltrato a sus hombres y una caleta con más de ocho millones de dólares, fueron argumentos suficientes para traicionar a uno de los más sanguinarios delincuentes de la historia del país, Hernán Darío Velázquez, alias el Paisa. Terminó muerto en su ley, víctima de una poderosa carga explosiva como la que él utilizó tantas veces contra civiles y miembros de la Fuerza Pública.

Un bombazo a la orilla del camino, cerca del río Arauca, en el Estado Apure, en Venezuela, puesto por sus propios hombres y accionado a control remoto, terminó con la carrera criminal del Paisa quien traicionó el acuerdo de paz y nunca dejó su negocio millonario e ilegal del narcotráfico.

El Paisa solo confiaba completamente en una persona, alias Lulo, quien era su sombra y lo acompañaba desde hace varios años cuando comandaba la columna móvil Teófilo Forero de las Farc, y ahora lo custodiaba en Venezuela. No tenían salvación, ante la violencia del atentado, cayeron los dos.

Varios factores se conjugaron para la caída definitiva del Paisa, quien era buscado con circular roja por las autoridades colombianas y de Estados Unidos. Quienes lo traicionaron se dejaron tentar por los más de ocho millones de dólares en efectivo que tenía escondidos en distintas caletas, 10 millones más que ofrecía el gobierno de Estados Unidos y uno más que daban las autoridades colombianas. Un botín nada despreciable.

El Paisa permanecía con más de 30 hombres y mujeres armados hasta los dientes, a quienes instruía en la elaboración de artefactos explosivos improvisados, para la ejecución de acciones terroristas en Colombia. Sus campamentos se ubicaban en los sectores de La Tigra y San Francisco en el municipio de Rómulo Gallegos del Estado de Apure (Venezuela), a 160 kilómetros de la frontera con Colombia.

Después de la muerte de Jesús Santrich, revelada en exclusiva por SEMANA, el jefe de la Segunda Marquetalia, Iván Márquez, ordenó a las cabezas de esta disidencia que no se agruparan, incluso que se dispersaran, porque les seguían los pasos, no solo las autoridades sino sus enemigos en el negocio criminal del narcotráfico, las disidencias de Iván Mordisco y Gentil Duarte, quienes habían conformado un escuadrón para darles cacería.

    Estas son las casas donde se refugiaba el Paisa, en territorio venezolano. Una persona de la zona hizo el croquis a mano, de la ubicación exacta donde le pusieron la bomba a Carequeso, como era conocido El Paisa en Venezuela.
Estas son las casas donde se refugiaba el Paisa, en territorio venezolano. Una persona de la zona hizo el croquis a mano, de la ubicación exacta donde le pusieron la bomba a Carequeso, como era conocido El Paisa en Venezuela. | Foto: policiía inteligencia

El Paisa se movía como pez en el agua por esta región con la anuencia del régimen de Nicolás Maduro. Según fuentes en Venezuela, se identificaron tres campamentos clave para este terrorista. Uno para el entrenamiento de guerrilleros colombianos, venezolanos y ecuatorianos, con la intención de expandir su negocio del narcotráfico bajo la figura de una guerrilla latinoamericana.

El otro lo tenía destinado precisamente para las reuniones de coordinación con emisarios de carteles mexicanos, especialmente el de Sinaloa, así como europeos y de Medio Oriente. El último, lo usaba para las reuniones exprés, como ellos mismos las llamaban, con los cabecillas de las disidencias de la Segunda Marquetalia.

Las versiones que se conocieron desde Venezuela señalan que tras la fuerte detonación algunos de los hombres del Paisa trataron de llegar al lugar a auxiliarlo, pero el ataque fue demoledor, fallecieron de forma instantánea. “Se nos metieron y nos van a matar a todos”, decían, mientras buscaban refugio. Tomaron los cuerpos y los llevaron a una zona cercana en territorio venezolano, buscando el amparo de otros jefes de la Segunda Marquetalia.

No obstante, se ha abierto otra hipótesis que plantea una operación del más alto nivel de las Fuerzas Armadas de Colombia en el vecino país, que habrían cruzado la frontera para darle cacería a estos exjefes guerrilleros.

La guerra con Iván Mordisco

Desde que se instaló en Venezuela, el Paisa tenía una meta clara: apropiarse de las rutas y la cadena del negocio del narcotráfico. Y así lo hizo, a sangre y fuego desterró a emisarios y a hombres de otro grupo disidente que no participó de la negociación de paz, comandados por Néstor Gregorio Vera, alias Iván Mordisco, y Gentil Duarte. Hizo resonar en cada rincón de la selvática frontera que había un nuevo jefe y se llamaba el Paisa.

Su poderío se extendió al igual que crecieron sus ingresos millonarios por el tráfico de droga. Las autoridades saben que el Paisa transportaba aproximadamente dos toneladas de cocaína mensuales por la ruta del río Arauca, con dirección al río Orinoco, hacia las plataformas de salida en Guyana y la costa oriental de Venezuela.

Desde Colombia, a través de investigaciones, testimonios y hasta interceptaciones telefónicas se escuchaba vociferar a Iván Mordisco contra el Paisa y La Segunda Marquetalia, no estaban dispuestos a dejarse sacar del negocio que habían acaparado mientras las Farc negociaba en Cuba.

A Iván Mordisco se le habría ocurrido una movida maestra. Sabiendo que la Segunda Marquetalia contaba con el respaldo del régimen de Venezuela, habría mandado a uno de sus escuadrones al país vecino donde se enfrentaron con hombres de la Guardia Venezolana durante varios días. En medio de la confrontación hubo muertos de lado y lado, oficialmente se habló de 16 militares que cayeron y más de 50 heridos. De las disidencias no se supo, pero sí su botín, secuestraron ocho militares bolivarianos y ahí podría haber estado la clave.

Se habría hecho una especie de canje bajo la mesa. Iván Mordisco devolvió sanos y salvos a los militares secuestrados, a cambio de que Venezuela le retirara la seguridad a la Segunda Marquetalia y les entregara información privilegiada sobre sus movimientos y desplazamientos. Empezó la debacle para ellos con la caída de Santrich en mayo de este año.

Se conoció de seguimientos, planes criminales y un grupo especial de búsqueda, creado por Iván Mordisco y Gentil Duarte, para conseguir información, infiltrarlos y cazarlos hasta asesinar a cada uno de los jefes de la Segunda Marquetalia. Incluso se escuchó decir que estos dos hombres sabían de la existencia de las millonarias caletas, pero, para ellos, su objetivo principal era la muerte del Paisa, por lo que no se descarta que en el bombazo estuvieran tras bambalinas estos dos jefes de las disidencias.

Pero las autoridades colombianas no han dejado de seguirle el rastro a Iván Mordisco y a Gentil Duarte, quienes están en el país tratando de reclutar el aparato de guerra que había conformado el Paisa, para ponerlo a su servicio, tras la casi completa desarticulación de la Segunda Marquetalia cuyos principales jefes han caído. Solo queda Iván Márquez quien está solo, acorralado, y temeroso de correr la misma suerte de Jesús Santrich, Henry Castellanos Garzón alias Romaña y el Paisa.

El presidente Iván Duque, quien en entrevista con SEMANA confirmó la muerte de Santrich, también señaló, haciendo referencia a la muerte del Paisa y de Romaña, que “esos dos símbolos del terror ya están fuera de circulación. Estamos hablando de dos bandidos de la peor pelambre; el autor del atentado contra del Club el Nogal, que fue alias el Paisa. También estamos hablando de otro bandido (Romaña) que fue el autor de las mal llamadas pescas milagrosas. Son símbolos del mal, del reclutamiento de menores, del secuestro y del terrorismo”.

Del temerario anuncio del nacimiento de la Segunda Marquetalia, que grabaron en pleno los disidentes del acuerdo de paz portando nuevas y poderosas armas, queda muy poco, uno a uno han venido cayendo, y la traición entre delincuentes ha sido la constante. Fuentes en Venezuela aseguran que es tanto el temor de Márquez que está buscando afanosamente la manera de salir y buscar refugio en el extranjero, probablemente en Cuba. Sobre el Paisa, Romaña y Lulo, señalan que estarían siendo velados en territorio venezolano, que coincidencialmente dejó de ser su santuario, donde eran intocables.