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VERSIONES ENCONTRADAS

Mientas el gobierno plantea móviles personales y hasta familiares en el asesinato de Elizabeth de Sarria, la Fiscalía cree que al rompecabezas le faltan todavia muchas piezas.

8 de abril de 1996


EL PASADO JUEVES 29 DE febrero, casi un mes después del asesinato de Elizabeth Montoya de Sarria, el director del DAS, Marco Tulio Gutiérrez, pareció anotarse un punto cuando anunció que ese organismo había esclarecido plenamente el crimen de esta mujer, más conocida como 'la monita retrechera'.
Pero el país se sorprendi6 al día siguiente cuando la Fiscalía General de la Nación, organismo encargado de evaluar las investigaciones de los distintos organismos de Policía Judicial, entre ellos el DAS, rectificó públicamente a Gutiérrez al asegurar que las pruebas recaudadas hasta ese momento no permitían hacer tal afirmación y que el homicidio estaba lejos de haber sido descifrado.
El comunicado del DAS, que a lo largo de la semana produjo serias discrepancias con los investigadores de la Fiscalía, decía que "la persona que organizó, dirigió y perpetró el crimen de la señora Montoya de Sarria se encuentra plenamente identificada, así como los restantes autores materiales, ocho en total". Así mismo, el organismo de seguridad aseguró que el crimen tuvo móviles personales y presentó una completa cronología de lo sucedido.
Según el DAS, en la noche del 31 de enero, un día antes del asesinato, fue secuestrado en Bogotá el teniente (r) de la Policía Hernán Darío Quiroz Cuéllar. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, varios hombres retuvieron a la fuerza al también ex oficial de la Policía Jorge Enrique Jaimes Peñalosa. Estas dos personas, que se desempeñaban como jefes de seguridad de la familia Sarria, fueron utilizados como rehenes para dar con el paradero de Montoya de Sarria.
De acuerdo con el DAS, a las 12 del día del primero de febrero Jaimes Peñalosa y varios hombres llegaron a la casa del barrio La Floresta, donde se encontraban =tal y como se informó pocas horas después del crimen= la mujer y los dos santeros cubanos. Luego de comprobar que la víctima estaba en el tercer piso de la edificación =afirmó el DAS= Jaimes y sus acompañantes salieron del apartamento 302, pero en ese mismo instante ingresó un hombre que dijo pertenecer a la Fiscalía y disparó contra la mujer, que murió instantáneamente. Esa misma noche, mientras el cadáver de Elizabeth Montova permanecía en Medicina Legal, cerca de La Caro, al norte de Bogotá, la Policía encontró el cadáver de Jaimes Peñalosa. Poco después, en la calle 222 entre carreras 47 y 48, fue encontrado el cuerpo de Quiroz. Los dos cadáveres estaban maniatados y mostraban huellas de tortura.
Estos hechos, unidos a la declaración de varios testigos que dieron los detalles necesarios para identificar al menos a dos de los presuntos homicidas, fueron considerados como suficientes por el director del DAS, quien afirmó entonces que el crimen estaba totalmente aclarado y que se trataba de"un problema de índole personal entre delincuentes". Uno de los hombres que habría participado en la operación y contra quien ya fue expedida orden de captura seria Guillermo Pérez Monsalve, que habría estado con Jaimes en el apartamento de los santeros en el momento del crimen. Los investigadores comprobaron además que Pérez quien huyó a Estados Unidos fue la persona encargada de tramitar la compra de los tiquetes a Miami para los hijos y otros familiares de Jesús Sarria, quienes salieron del país tres días después del homicidio. Igualmente se comprobó que Pérez visitó a Sarria en tres ocasiones en la cárcel de El Barne, dos de ellas antes del asesinato.
Para la Fiscalía, la investigación sólo aporta hasta ahora datos sobre los posibles autores materiales, pero ahonda poco sobre los autores intelectuales. "La teoría que maneja el DAS es posible =dijo un vocero del ente acusador=. Pero es una dentro de las muchas otras que han empezado a surgir en la investigación". En esta discusión también intervino el director de Fiscalías, Armando Sarmiento, para quien "el doctor Gutiérrez está obsesionado por decirle al país quiénes no fueron los autores del asesinato, mientras que la Fiscalía cumple con la función legal de investigar y de decir quiénes fueron ellos y cuáles fueron sus móviles".
Pero el DAS sostiene que sí tiene una teoría con respecto a los autores intelectuales y a los móviles. "Lo que sucede aseguró a SEMANA una alta fuente de la Casa de Nariño es que ha habido cierta timidez en plantear el asunto de frente: la realidad es que existe un alto grado de convicción de que no sólo hubo motivos personales sino incluso familiares en el crimen. En el gobierno no descartamos que la visita de uno de los posibles involucrados a Jesús Sarria días antes del crimen haya tenido que ver con la planeación y realización de éste. No hay que olvidar los serios rumores que había sobre un distanciamiento entre Elizabeth Montoya y su marido en los últimos meses".
Otras fuentes investigativas cuestionan esta idea, pues aseguran tener pruebas de que dicho distanciamiento había sido superado plenamente y, por el contrario, aseguran que Sarria y su esposa estaban coordinando una posible colaboración con la justicia. En conclusión, lo único que salta a la vista es una gran confusión, demasiada quizás como para afirmar que el crimen ya ha sido aclarado.