POLÍTICA

El lobby del fiscal general para no quedar inhabilitado

Viviane Morales denunció que la Fiscalía cabildeó para evitar la aprobación de una proposición que le impedía al fiscal general -una vez se retire- litigar en casos en los que participa el ente acusador.

28 de abril de 2015
Viviane Morales y Eduardo Montealegre. | Foto: Archivo SEMANA

La exfiscal general Viviane Morales volvió a agitar las aguas en el Congreso por cuenta de la reforma de equilibrio de poderes, que en esta ocasión deja en evidencia al fiscal general, Eduardo Montealegre.

En plenaria del Congreso, la senadora aseguró que una asistente de Montealegre, identificada posteriormente como Olga Claros, pasó por cada una de las curules de los senadores para pedirles a los congresistas que no votaran un artículo que le imponía una inhabilidad al jefe del ente acusador.

Se trataba de una propuesta para que quien haya ejercido como fiscal general no pueda litigar como abogado en casos en los que sea partícipe el ente que dirigió durante los siguientes cinco años.

Es el mismo régimen que está hasta hora aprobado para los magistrados, dentro de la misma reforma.

Según la congresista, era una proposición que ya contaba con un buen número de congresistas para que fuera aprobada.

“Teníamos un acuerdo grande en la plenaria”, señaló Morales, quien manifestó que al menos 20 senadores se echaron para atrás y votaron en contra.

“Exigimos respeto a la plenaria, que este tipo de funcionarios no se encuentre dentro del recinto haciendo lobby e irrespetando la labor de los congresistas”, dijo la senadora liberal.

Al final la proposición no fue aprobada y el fiscal, por lo pronto, podrá ejercer su condición de abogado sin restricciones ante casos en los que participe el ente acusador.

Durante la plenaria, el senador Luis Fernando Velasco reclamó airadamente por la presencia de la funcionaria de la Fiscalía.

Ante los reclamos de los senadores, el presidente del Senado, José David Name, solicitó –ya a destiempo- retirar de la plenaria a las personas que no fueran senadores de la República y que permaneciera un solo asesor por cada ministro. Frente a la decisión de la presidencia y las cámaras de televisión que había en el recinto, la mujer salió corriendo por los pasillos del Congreso.