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Asesinato de Hernán Roberto Franco en el parque de la 93: la misteriosa desaparición de su celular que tiene en alerta a las autoridades

En medio de la investigación por este acto de violencia que estremeció a la capital del país, hay hechos que llaman la atención y detalles escalofriantes de lo que podría existir detrás de este crimen.

Redacción Semana
24 de febrero de 2024

La muerte de Roberto Franco a plena luz del día en el transitado parque de la 93 dejó una estela de miedo en la capital del país. El crimen se suma a una oleada de violencia que se ha vivido en las últimas semanas, con asaltos a los supermercados y atracos a mano armada a varios restaurantes.

Sin embargo, desde las primeras horas de este hecho violento se sabe que la historia detrás de lo que pudo suceder en el parque tiene más fondo. En este momento, hay un detalle que tiene a las autoridades en alerta. Cuando llegaron a recuperar el cuerpo de la víctima, su celular había desaparecido.

La situación deja un enorme misterio sobre el asesinato. El empresario fue abaleado y, aun así, pudo mantenerse en pie varios minutos más. Pese a la gravedad de las heridas, en los videos de las cámaras de seguridad del edificio se observa que la víctima no se desploma al instante después del ataque, sino que alcanza a realizar una serie de movimientos que han sorprendido a más de uno: sangrando profusamente por un costado, camina varios segundos y hasta alcanza a realizar una llamada a través de su teléfono celular. Luego, se recuesta en la barra del lugar. Instantes después, cae al suelo.

Ese celular es el que no aparece. La pérdida de este objeto se ve con suspicacia, en medio de la pelea que se ha conocido existe alrededor de una herencia que enfrenta a unos hermanos y en la cual Franco estaba realizando una auditoría clave.

Se sabe que ese día el empresario iba a entregar los resultados. También se sabe que al lugar de los hechos llegaron la esposa y la secretaria de la víctima, además de una tercera persona, cuya relación con Franco se investiga. SEMANA reveló en su última edición detalles clave de la investigación. Lea el artículo completo:

Estos son los detalles desconocidos del asesinato del empresario Hernán Franco en el parque de la 93; hay indicios escalofriantes

Hernán Roberto Franco fue asesinado cuando estaba por entrar a su oficina, la 501, en el parque de la 93, en el norte de Bogotá. Tres días después, los investigadores armaron el rompecabezas criminal que incluye una disputa familiar entre hermanos por una millonaria herencia.

SEMANA conoció los detalles de esta novela que arrancó con la muerte, en agosto de 2020, de un reconocido empresario, dueño de una fortuna en el sector del comercio en Bogotá, propietario de una arrocera, una cadena de supermercados y un extenso lote en la localidad de Bosa. La pelea por la herencia enfrenta a una docena de hermanos, todos herederos. Dos de ellos le apostaron a tener el control de las empresas y solo una se opuso a sus ambiciones.

Se trata de una mujer que tuvo que denunciar amenazas en contra de su vida. Fueron advertencias que se concretaron con un atentado en 2022 y que se convirtió en una investigación por tentativa de homicidio y es, al parecer, parte de la historia del crimen que se dio en el parque de la 93.

El plan para asesinar al hermano del exdirector de la Dian Óscar Franco estaba finamente detallado. Los sicarios buscaron la moto, fijaron la ruta, el día y la hora del crimen.

Justamente, las denuncias por amenazas recayeron en la hoy víctima del caso de sicariato, el empresario Hernán Franco. En las bases de datos de la Fiscalía hay una investigación en su contra por este delito, que se encuentra en etapa de indagación. El día del homicidio, la mujer que denunció las amenazas estaba por entregar información del caso a los investigadores.

Franco llegó a representar un lado en la disputa por la herencia. Estaba encargado de hacer las auditorías correspondientes y aclarar algunas irregularidades. Pero lo que conoció SEMANA, de acuerdo con la investigación, es que tenía la misión de vender las acciones de las empresas con el fin de inclinar la balanza y favorecer los intereses de sus clientes. El negocio, al parecer, no salió como se esperaba.

La relación entre el auditor y los clientes se fracturó con la entrada de un grupo de accionistas que, al parecer, no era tan transparente en sus ingresos y las inversiones que hicieron, pero lograron acumular el control temporal de las empresas. El día en que asesinaron a Franco estaba por entregar ese informe de auditoría.

  El plan para asesinar a Hernán Roberto Franco estaba diseñado con cuidado. Sabían sus movimientos y el momento exacto para cometer el crimen.
El plan para asesinar a Hernán Roberto Franco estaba perfectamente diseñado.

Los investigadores tienen información detallada de los movimientos financieros, las llamadas y mensajes que se cruzaron quienes están vinculados a este enredo que terminó en tragedia cuando un sicario, en una motocicleta robada, siguió a la víctima, se metió en el parqueadero y con un arma, acondicionada con silenciador, disparó. Lo que no se sabía, y es un dato clave en las pesquisas, es que Hernán Franco previamente había sufrido otro atentado.

El plan para asesinar al hermano del exdirector de la Dian Óscar Franco estaba finamente detallado. Los sicarios buscaron la moto, fijaron la ruta, el día y la hora del crimen. Cuando el asesino entró al parqueadero y disparó, el escolta de Hernán Franco no pudo reaccionar y, seguramente de haberlo hecho, el resultado no sería tan diferente, pues la pistola que tenía era traumática, casi un juguete si se compara con el arma del asesino. La pregunta que se están haciendo los investigadores es: ¿el sicario tenía esa información? ¿Sabía que el arma era traumática?

Cuando el sicario salió del parqueadero buscando a su cómplice, encargado del plan de fuga, la moto robada no encendió y fueron alcanzados por el escolta que, con su arma traumática, trataba de intimidarlos. Llamó la atención de los investigadores que el sicario no respondió los disparos con balines del escolta, solo corrió, intimidó a un mensajero y huyó del sitio. Mientras tanto, su cómplice se quedó empujando la moto, en la mitad de una lluvia de disparos que no se supo, y aún se investiga, de dónde salió.

 En el lugar fue herido uno de los sicarios. Sin embargo, no se sabe quién le disparó.
En el lugar fue herido uno de los sicarios. Sin embargo, no se sabe quién le disparó. | Foto: Suministradas a Semana A.P.I.

El escolta fue identificado como Carlos Andrés Fuentes y en su declaración ante los investigadores aseguró que efectivamente observó cuando el sicario ingresó al parqueadero, pero cuando alcanzó a reaccionar el asesino ya estaba en fuga. La puerta se cerró y tuvo que continuar la persecución por la recepción. Finalmente, fue el escolta quien capturó al conductor de la moto.“Ingresó una persona a dispararle, emprende la huida e inmediatamente trata de salir por la misma puerta por la que ingresó, pero esa puerta se le cerró.

Salió por la recepción y es allí cuando ve a esa persona, que es un sicario y que se monta en la motocicleta. Él ve esta situación, ve a estas dos personas juntas tratando de emprender la huida, no lo logran por lo que ya fue puesto en conocimiento: la moto no encendió en ese momento y el sicario huyó”, dijo la Fiscalía al detallar la declaración del escolta.

El mensajero que el sicario encañonó y convirtió en mototaxista le contó a la Fiscalía que durante el recorrido estuvo bajo la amenaza del arma de fuego que apuntaba en su espalda. El delincuente solo se remitió a indicar la ruta. Más de ocho kilómetros desde el parque de la 93 hasta la localidad de Suba. El sicario, sin casco y con la suerte de no encontrarse con un puesto de control de la Policía, al final solo dijo: gracias.

Jean Karlo Bermúdez Camargo fue capturado y puesto a disposición de un juez de control de garantías por los delitos de homicidio agravado en grado de coautoría, porte ilegal de armas y receptación. No aceptó su responsabilidad. | Foto: Suministradas a Semana A.P.I.

En el lugar de los hechos, Jean Karlo Bermúdez Camargo, cómplice del sicario y encargado de manejar la moto que nunca arrancó, fue reducido por un grupo de escoltas del que hoy no se conoce nada. Terminó herido con dos disparos en la pierna y remitido al mismo centro asistencial donde Hernán Franco fue declarado muerto.

Bermúdez Camargo fue capturado y puesto a disposición de un juez de control de garantías por los delitos de homicidio agravado en grado de coautoría, porte ilegal de armas y receptación. No aceptó su responsabilidad.

La Fiscalía entregó el material probatorio en su contra, que incluyó los videos de seguridad, las declaraciones de los testigos y el dictamen de Medicina Legal con los resultados forenses al cuerpo de Franco, con tres impactos de bala en su cabeza.

“Se resaltan los signos de violencia que presentaba el cuerpo, orificio en región malar izquierda, orificio en región masética y orificio en región intracapular derecha. Asimismo, se cuenta con el informe de investigador de campo que da cuenta del álbum fotográfico del lugar de ocurrencia de los hechos, así como del procedimiento de inspección técnica del cadáver, todo esto en un total de 110 folios”, dijo la Fiscalía.

Las dudas, así como las certezas, están sobre la mesa. La investigación apenas arranca y se espera que el único capturado entregue información que permita llegar a los autores intelectuales del crimen.

Al lugar de los hechos llegaron la esposa y la secretaria de la víctima, además de una tercera persona, cuya relación con Franco se investiga. También se indagan unos mensajes que envió confirmando la muerte del auditor. Pero hay un detalle que resulta clave y que tiene a los investigadores en alerta: el celular de la víctima desapareció.