Un hombre inhala heroína en un edifico abandonado, donde antes quedaba el Centro Cultural de Rusia en Kabul, Afganistán. El sitio está ocupado actualmente por consumidores de drogas pese a que la guerra lo dejó casi en ruinas. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se estima que en el país hay dos millones de consumidores de drogas y que entre 50 mil y 60 mil están en Kabul. Las autoridades norteamericanas dicen que frenar el cultivo de amapola, que sirve para fabricar heroína, es su principal objetivo y que por eso han entrego 80 millones de dólares a Afganistán desde 2007.
Foto: Dima Gavrysh, de la agencia de noticias AP /
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Los adictos de Afganistán
La escena de hombres consumiendo drogas se repite en cada rincón del edificio donde funcionaba el Centro Cultural de Rusia en Afganistán.
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De los 80 millones que Estados Unidos donó para disminuir los cultivos de amapola en Afganistán, 38,7 millones fueron entregados a 27 de las 34 provincias que tiene ese país. En estos lugares, se redujo el cultivo de dormidera en un 10 por ciento en lo que va de este año.
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Este hombre se está inyectando una mezcla de heroína con un medicamento para el dolor. La combinación potencia los efectos de la droga.
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El fotógrafo Dima Gavrysh, de la agencia de noticias AP, estuvo en el momento en que este adicto moría en el suelo del abandonado edificio donde funcionaba el Centro Cultural de Rusia en Kabul, Afganistán.
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El edificio donde funcionaba el Centro Cultural de Rusia en Kabul fue abandonado como consecuencia de la guerra que vive ese país. Aunque está en ruinas, allí habitan montones de personas adictas a las drogas.
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A menudo, se ven personas saliendo del edificio que anteriormente era el Centro Cultural de Rusia en Kabul. La gente que sale está bajo los efectos de las drogas.
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En el edificio, los drogadictos pasan días enteros. Incluso duermen allí, en el suelo, bajo los efectos de las drogas.
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Los consumos que se ven en este país son inhalados, fumados e inyectados. Todos se encuentran masivamente donde funcionaba el Centro Cultural de Rusia en Afganistán.
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El refresco que está tomando este hombre tiene mezclados medicamentos que, en exceso, alteran su estado físico y mental.
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