Santos y un gran desafío: las relaciones con Chávez

Una vez rotas las relaciones diplomáticas de Colombia y Venezuela, el gobierno de Juan Manuel Santos deberá trabajar más duro para su restablecimiento. ¿Cuáles son los retos que tiene?

22 de julio de 2010

A sólo dos semanas de que termine el gobierno de Álvaro Uribe, el presidente venezolano, Hugo Chávez, ordenó la salida del cuerpo diplomático de su país en Colombia, luego de la exposición del embajador colombiano Luis Alfonso Hoyos, ante la OEA, de las supuestas evidencias sobre la presencia de campamentos de las Farc en territorio venezolano.

En otras ocasiones Chávez ya había amenazado con la ruptura de las relaciones, pero la salida del cuerpo diplomático nunca se había dado. Es más, en la historia reciente, a pesar de que entre Colombia y Venezuela siempre han existido tensiones, los dos países nunca habían roto relaciones a ese nivel.

De esta manera terminan los últimos días del Gobierno de Álvaro Uribe: en un clima muy parecido al ya vivido en noviembre de 2007 cuando el mandatario colombiano sacó intempestivamente a Chávez de la mediación con las Farc para la liberación de los secuestrados por esta guerrilla.

Por su parte, el gobierno del Presidente electo, Juan Manuel Santos, recibe el país en el peor clima de tensión por la relación con Venezuela. “Las semanas que restan de gobierno de Uribe serán muy complicadas. Hay que actuar con mucha prudencia” advirtió el ex presidente de la CIDH de la OEA Álvaro Tirado Mejía. “Chávez dijo en su alocución que estos días eran peligrosos”, agregó el ex diplomático.

No obstante, no todo está perdido. El mandatario venezolano dijo que esperaba que con el próximo gobierno sí se mejoraran las relaciones. De esta manera abrió un ápice de esperanza a la posibilidad de un acercamiento.

Una coyuntura sui generis

“Santos se encontrará, el próximo 7 de agosto, en una situación que paradójicamente será muy difícil, pero también encontrará el camino despejado para decir comencemos de nuevo”, dijo Tirado a Semana.com.

El ex diplomático se refirió al hecho de que Santos tendrá que empezar de cero su relación con Chávez, lo cual implicará mucho trabajo y sensatez, pero a la vez, la situación será abierta en la medida que Chávez tiene disposición a dialogar con él.

“Y todo lo que se consiga es ganancia”, dijo Tirado.
¿Qué hay que hacer?

La salida del cuerpo diplomático hace mucho más difícil la interlocución entre gobiernos, puede aumentar la ilegalidad –como lo han advertido los analistas- y sumerge a los pueblos en un estado de incertidumbre.

“Uribe cumplió su cometido que era romper cualquier canal de diálogo entre el gobierno de Chávez y el gobierno entrante de Juan Manuel Santos” dijo a Semana.com el experto en seguridad, Jairo Libreros. Lo que viene, en su criterio, es volver a encontrar ese canal.

Por esta razón, urge la búsqueda de un mecanismo de diálogo. No obstante, como agregó Libreros “hay que esperar a que llegue el nuevo gobierno”.

En el mismo sentido, el ex viceministro de relaciones exteriores Diego Cardona argumentó que es probable que una vez llegue el 7 de agosto, día de la instalación del Gobierno de Santos, se atempere la situación y los dos gobiernos puedan hablar con más calma.

Uno de los primeros pasos es tratar de encontrar un mediador.

Libreros adujo que los mediadores latinoamericanos, sin embargo, no ofrecen garantías, pues algunos ya han tomado partido. Por el contrario, argumentó que el gobierno de José Luis Rodriguez Zapatero, de España, es una buena alternativa.

“Ya lo demostró con el trato que le dio a los exiliados cubanos. Y mientras Colombia pasa por unas excelentes relaciones con ese gobierno, Venezuela ha expresado que le tiene confianza”, explicó Libreros.

Cardona sugirió que gobiernos como el de República Dominicana o el de Brasil, que ya se han ofrecido en otras ocasiones a mediar en situaciones semejantes, son una buena alternativa.

De hecho el presidente Leonel Fernández, de República Dominicana, quien se reunirá con Santos, ya anunció que verá “cómo podemos contribuir para armonizar las relaciones entre estos dos pueblos hermanos”.

Lo que se atraviesa

El próximo 26 de septiembre Venezuela celebrará las elecciones de la Asamblea Nacional. En víspera de esa coyuntura es muy probable que Chávez trate de sacarle provecho a la situación para cohesionar su electorado.

Así lo creen los analistas consultados por Semana.com. “El punto de partida del restablecimiento eventual de las relaciones es el próximo 27 de septiembre. Desde ya se puede advertir la estrategia de Chávez de cara a las elecciones de su país: apelar a la dignidad nacional, sacar la bandera”, dijo Libreros.

En el mismo sentido Cardona advirtió que: “las acusaciones que hizo Colombia y la consecuente ruptura de las relaciones sí incide en el proceso electoral”. En su criterio, de parte y parte, las fuerzas en pugna van a tratar de sacarle provecho.

Por un lado, los opositores del gobierno van a tratar de explotar las imágenes de los supuestos campamentos en Venezuela. Por el otro, Chávez seguramente llamará a la unidad nacional.

No hay nada más propicio para un gobierno que una crisis con un país vecino a la vuelta de unas elecciones. La vieja fórmula de buscar los votos a cuesta del miedo que inspiran los adversarios políticos de afuera de las fronteras, es bien conocida por analistas y estrategas políticos.

Chávez advirtió este jueves que su gobierno “estará preparado”, porque Uribe “es capaz de cualquier cosa”. Invocó, otra vez, la posibilidad de una guerra y ordenó el traslado de tropas a la frontera.

El mandatario venezolano, sin embargo, ya lo había hecho, cuando se presentó la crisis por el bombardeo de tropas colombianas a un campamento guerrillero en Ecuador, en marzo de 2008.

El gobierno colombiano por su parte descartó el traslado de tropas. Hoyos en su disertación ante la OEA este jueves dijo que Colombia nunca “levantaría la mano contra un país hermano”, que lo que buscaba era la cooperación de los países vecinos en su lucha contra las Farc.

Lo que los une

Tirado explicó que los problemas derivados de la ruptura de las relaciones diplomáticas, en el campo comercial, ya están amortizados. ¿La razón? Las relaciones se habían complicado especialmente hace dos años cuando Venezuela decidió no importar algunos productos de Colombia e interrumpir los pagos a algunos promovedores colombianos.

No obstante, analistas, empresarios e investigadores coinciden en que la constante tensión en las relaciones es perjudicial para los dos pueblos, especialmente para los residentes de las fronteras. Aducen que la restauración de las relaciones es un imperativo que no puede estar sujeto a las decisiones unilaterales de los mandatarios.

Por un lado, los productores colombianos de leche, huevos, pollo, carnes, autos, textiles, entre otros productos, han sido damnificados con el congelamiento de las relaciones y los eventuales cierres de la frontera. Por el otro, Venezuela ha sufrido por la falta de abastecimiento de algunos de estos productos.

Además, “Venezuela tiene el propósito de venderle petróleo a China y para hacerlo necesita de Colombia”, indicó Cardona.

En el plano comercial también hay otra razón que obliga a los gobiernos a ponerse de acuerdo. En abril del año entrante, una vez se cumplan cinco años del retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), se vencen los términos comerciales y aduaneros que rigen las relaciones entre los dos países.

Es decir, el mercado con Venezuela, después del 2011, tendrá muchas más dificultades y restricciones de las que tiene hasta ahora. “Antes de abril hay que crear un nuevo marco de relaciones, que puede ser de tipo binacional. Ése es un trabajo que tiene que hacer Santos con su equipo diplomático”, explicó Cardona.

De allí la importancia de una nueva forma de relacionarse entre los dos países, que no solo tenga en cuenta la seguridad –que no es un tema menor-, sino también el comercio y la situación social.

En palabras de Horacio Godoy, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Norte, Colombia debe sacar sus intereses políticos internos de la política exterior. Es decir: “no guiar sus relaciones con los demás países por el conflicto armado”.

Estas son las razones comerciales que inexorablemente unen a los dos países. Pero también hay razones sociales y de parentesco. A lado y lado de la frontera trabajan familiares colombianos y venezolanos que comparten e intercambian, ya no solo productos, sino afectos, historias y problemas. Pueda ser que a partir del 7 de agosto, o en su defecto, del 27 de septiembre, cambie en algo la historia.