Los hospitales se robustecen casi que a diario con nuevas innovaciones y artefactos que mejoran la calidad de las consultas, los diagnósticos y los tratamientos. | Foto: Pixabay

TECNOLOGÍA

Así serían los hospitales del futuro

Desde la tendencia a que todo sea táctil e interactivo, hasta la onda del Big Data y el Internet de las cosas, esto es lo que podría encontrar en unas décadas cuando visite al médico.

1 de julio de 2016

Sobre la mitad de los años 50, el médico estadounidense Lowry H. McDaniel resumió la prosperidad que estaban viviendo las ciencias de la salud con una frase un tanto atrevida. Afirmó que la medicina había progresado más en la primera mitad del siglo XX que en los 6.000 años anteriores y que para el nuevo milenio el cáncer sería historia, las enfermedades infecciosas se habrían extinguido y las personas de 90 años aun estarían tan enteras como un adulto de 50.

Por esa época, sus palabras no sonaron desmesuradas. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el ámbito científico se entregó al optimismo más eufórico, y la medicina no fue la excepción. Sin embargo, más de medio siglo después, las predicciones de McDaniel hoy parecen un disparate. El cáncer aun trasnocha a los expertos más avezados, las infecciones son bien tratadas pero no han desaparecido, y la mayor esperanza de vida en el planeta, la de Japón, apenas si sobrepasa los 83 años.

Pero esto no quiere decir que la medicina se haya quedado de brazos cruzados en las últimas décadas. Por el contrario, los inmensos avances científicos y tecnológicos que se han sucedido son innegables.

Para el ejemplo están los hospitales, quizá la cara más familiar cuando se menciona el tema de salud. Estos recintos se robustecen casi que a diario con nuevas innovaciones y artefactos que mejoran la calidad de las consultas, los diagnósticos y los tratamientos.

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Si en el pasado la informática y los ordenadores revolucionaron el entorno de los hospitales, el presente tecnológico, dominado por el Big Data y el Internet de las cosas, hace imaginar que en un futuro estos espacios estarán absorbidos por lo digital, lo personalizado y lo predictivo.

Para Carlos Royo Sánchez, director de negocios de sanidad de GMV -empresa española especializada en tecnología-, es solo cuestión de tiempo para que el Big Data se masifique globalmente en los servicios de salud. La idea es simple: aprovechar el caudal de datos recogida por los numerosos aparatos tecnológicos personales para cotejar y procesar esa información y así proponer soluciones inteligentes.

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Para comprender el poder de esta herramienta, el experto propone un ejemplo de la vida diaria: “Esta mañana fui a trotar y tenía un dispositivo que me medía las pulsaciones, la presión arterial, la temperatura ambiental, cómo estaba sudando. Toda esa información la puede recoger el Big Data, y al procesarla, me puede recomendar por ejemplo hidratarme un poquito más, o que me conviene trotar a otra hora porque hay menos humedad.

“Imagina toda la información que un paciente puede dar de sí mismo mediante los dispositivos a los que se conecta”, comenta Royo Sánchez. “El Big Data va a permitir evaluar todos los tratamientos de todos los pacientes que tienen lo mismo que tú, y en tiempo real”.

De esta manera, por ejemplo, se podría analizar los síntomas de millones de personas en el mundo sobre un tipo de enfermedad, y a su vez analizar los resultados de diversos tipos de tratamiento, para así dar con el que haya sido más beneficioso a nivel planetario.

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El uso del Big Data podría exacerbar la medicina preventiva, y es precisamente allí donde caben algunas de las trasformaciones más interesantes que podrían sufrir los hospitales en solo unos años.

Para Royo Sánchez, por ejemplo, ya no parece tanto de una película de ciencia ficción que al momento de venir al mundo ya se pueda conocer qué condicionará a una persona. “Se prevé que antes de cinco años, cuando un niño nazca en cualquier parte del mundo, se le dará a sus padres el código genético”, explica el experto. “Es decir, a los papás se les informará que el hijo tiene tantas posibilidades de padecer un cáncer de colon cuando sea mayor, o que le conviene ser vacunado contra tal virus porque puede ser más proclive”.

Pero esta recolección de datos no se podría dar sin la cada vez mayor interconexión entre diversos aparatos. Los teléfonos inteligentes o los ordenadores dejaron de ser hace buen tiempo los únicos dispositivos con conexiones a Internet. La época digital ha enclavado la tecnología del Wi-Fi en una infinidad de objetos, como neveras, televisores y lavadoras, y la lista sigue en terminales incluso inimaginadas.

El hospital del futuro

Así se vio en el reciente evento de Meditech, realizado en Bogotá, en el que una variedad de artefactos médicos, algunos para funciones muy puntuales, contaban con conexión a redes y pantallas táctiles. De hecho, muchos aparatos que otrora tenían complejos funcionamientos, hoy se diseñan para que sean manejados como si fueran un smartphone. Algunos, incluso, exhiben una interfaz animada y amigable para el médico y el paciente. Una estampa de cómo podría ser el hospital del futuro.

En ese mismo evento, también se evidenciaron innovaciones sencillas pero que podrían agilizar y hacer más cómodos los servicios de salud. La coreana Samsung, por ejemplo, exhibió su amalgama de dispositivos que cuentan con conexión directa con solo un toque. A través de estos, se puede dinamizar el acceso a historias clínicas o fórmulas médicas, y así agilizar las consultas.

La multinacional también ha proyectado el uso del monitor inteligente como algo indispensable en las salas de cuidados intensivos o en los cuartos de los hospitales. La consigna es que todo podría volverse interactivo: desde análisis de radiografías, interpretaciones de resonancias o proyecciones de cirugías; los médicos usarían estas herramientas, además de las tablets, para agilizar y pormenorizar cada proceso.

Y también se vería en los cuartos de pacientes. El televisor que antiguamente solo desplegaba algunos canales ahora se convertiría en una terminal de información que hasta puede mostrar el devenir del paciente, el horario de sus medicinas, el monitoreo de sus signos vitales, la manera de hacer las terapias, y que también podría servir como enlace con los doctores.