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Venezuela, varios frentes una causa

Venezuela, perpetuación del populismo corrupto. Lejos de la integración latinoamericana. División entre socialismos hegemónicos y democracias capitalistas. Se mantiene la división entre aliados de Estados Unidos y los regímenes de Rusia y China. Relaciones bilaterales en declive. Se estiman en más de un millón los venezolanos en Colombia. Gobierno de Iván Duque considera a Maduro dictador. Venezuela mayor problema de Colombia. Fortalecer alianzas internacionales, establecer política nacional y nuevas fórmulas de integración.

Juan Manuel Charry Urueña, Juan Manuel Charry Urueña
11 de diciembre de 2018

La situación de Venezuela afecta a Colombia en muy distintos frentes, sin embargo, los efectos provienen de una sola causa: la perpetuación de un gobierno populista y corrupto, que se inició con Hugo Chávez y persiste con su sucesor Nicolás Maduro.

Constitucionalmente, nunca habíamos estado tan lejos de los propósitos de integración latinoamericana previstos en el preámbulo y en dos artículos de la Carta. El Pacto Andino se redujo y Mercosur hizo crisis.

Políticamente, las naciones hispanoamericanas están profundamente divididas, entre socialismos hegemónicos y democracias capitalistas, cuyo inicio fue el triunfo de la guerrilla castrista en Cuba y su tránsito en ese entonces al bloque soviético en el mundo bipolar de la Guerra Fría. Primero, fue el apoyo y promoción de la guerra de guerrillas a lo largo del continente que resultó infructuoso y luego, el populismo electoral para la toma del poder estatal, donde Venezuela y su riqueza petrolera fueron el éxito de la nueva estrategia.

Internacionalmente, a pesar de la caída del muro de Berlín y de la desintegración de la URRS, la geopolítica global mantiene la división entre países aliados a los Estados Unidos y los regímenes autoritarios de la mermada Rusia y la descollante China capaz de adoptar la economía de libre mercado. Venezuela se apoya en éstos y en otros como Irán.

En cuanto a las relaciones bilaterales, el comercio en franco declive, ausencia de embajadores y recíprocas acusaciones gubernamentales. El desabastecimiento y la persecución política en Venezuela han ocasionado una de las mayores migraciones de nuestro tiempo. El gran peligro es que Maduro apele a la amenaza del enemigo externo y desencadene un conflicto bélico.

A mediados del siglo XX, el conflicto interno colombiano y las buenas expectativas económicas del boom petrolero en Venezuela provocaron que más de 700.000 colombianos emigraran hacia ese país. En 1964, no se registraban más de 17.000 venezolanos en Colombia. En 1993, apenas si superaban los 43.000. Pues bien, para 2018 se estiman en más de un millón los venezolanos en Colombia, la mayoría en Bogotá, Norte de Santander, La Guajira y Atlántico, que demandan un enorme esfuerzo institucional para atender la demanda de los recién llegados en salud, educación, vivienda y trabajo, sin considerar los efectos en las tasas de criminalidad y los brotes de xenofobia.

Es cierto que el gobierno de Venezuela colaboró en las negociaciones con las Farc, probablemente con intereses políticos de mediano plazo; también es cierto, que Colombia cambió sustancialmente su posición respecto del gobierno venezolano, una vez celebró el acuerdo con la guerrilla. Hoy el gobierno de Iván Duque considera al de Nicolás Maduro dictatorial e infractor de los derechos humanos.

El mayor problema de Colombia es Venezuela, más si se tiene en cuenta su tolerancia con el narcotráfico y su apoyo al ELN. Ahora bien, no es solo la inmensa migración venezolana, sino lo que está en juego en la política internacional, donde nuestro país es pieza estratégica en un mundo volátil.

Así las cosas, se requiere fortalecer las alianzas internacionales con los Estados Unidos, la Unión Europea y los vecinos afines, de manera que neutralicen la opción bélica; investigar y juzgar internacionalmente al gobierno venezolano; establecer una política nacional por encima de las diferencias partidistas frente a Venezuela; combatir el populismo; e intentar fórmulas de integración que nos sustraigan de las disputas entre las grandes potencias.

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