
Opinión
El patriarca invisible
Por su discreción y modestia, José Alejandro Cortés, que pronto llegará a los 95 años, es un patriarca invisible, pero es un verdadero patriarca.
En 1975, el presidente de Seguros Bolívar, José Alejandro Cortés, creó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. En 1976, cuando el galardón se otorgó por primera vez en la Quinta de Bolívar, José Alejandro Cortés afirmó en su discurso: “El Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar se inspira en la defensa común de la prensa libre y responsable, que es la defensa misma de la democracia y la salvaguardia de la nacionalidad. Sin la libertad, la prensa es una ficción”.
También señaló Cortés que la prensa debe ser “altivamente independiente, pero sumisa a su responsabilidad consciente”. Expresó igualmente: “La prensa libre desfallecerá si la creemos aislada o alejada de nosotros, o, simplemente, como el esfuerzo de unos pocos que nos es útil, pero que no nos pertenece. Por el contrario, todos los colombianos debemos identificarnos con ella, como una de nuestras instituciones más caras”. El primer premio a la vida y obra lo recibió el entonces director de El Tiempo, Roberto García-Peña.
La simiente que enhorabuena plantó José Alejandro Cortés hace 50 años ha sido muy fecunda. Se cumplió la predicción que él hizo en la entrega de los primeros galardones: “Sabemos que el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar se constituirá en una tradición de enaltecimiento al apostolado de la prensa”. El premio es hoy el más importante del país, constituye un estímulo para periodistas de todas las edades y ha sido administrado con independencia y seriedad. Los jurados toman las decisiones de manera autónoma. La ceremonia de entrega de los premios, que ya no se cumple en los estrechos recintos de la Quinta de Bolívar el 24 de julio, natalicio del Libertador, sino en el espacioso Teatro Julio Mario Santo Domingo en el mes de noviembre de cada año, es la gran kermesse del periodismo colombiano. El presupuesto del premio este año asciende a 2.163 millones de pesos, incluyendo el Premio al Libro Periodístico, que se otorga cada dos años. Solo dos directoras ha tenido el premio en medio siglo, ambas de primer rango. La primera fue Ivonne Nicholls Nicholls, entonces directora de relaciones públicas de Seguros Bolívar. Fue la madrina de todos los periodistas. Se volvió muy popular y famosa por su simpatía arrolladora. Recibió la Cruz de Boyacá. Ella me contaba que una vez alguien se le acercó a José Alejandro Cortés y le dijo: “Ah, usted es el que trabaja con Ivonne Nicholls”.
Hace 13 años, la directora es Silvia Martínez de Narváez, cuyas dotes de impecable organizadora y ponderada timonel se reflejan en todos los aspectos del premio. Cada año, el jurado examina más de 1.000 trabajos periodísticos. Silvia Martínez de Narváez fue la creadora, cuando se cumplieron los 40 años del premio, del Premio al Libro Periodístico.
Desde 2011, como sucesor de su padre en el Grupo Bolívar, Miguel Cortés Kotal, ha seguido impulsando el Premio Simón Bolívar. Este año, con el equipo de la compañía, está visitando distintas ciudades para auscultar a los periodistas y planear los siguientes 50 años del premio. Él cree que la prensa es el mecanismo mediante el cual la sociedad les exige transparencia a sus líderes.
Alejandra de Vengoechea escribió hace unos años una biografía de José Alejandro Cortés titulada Se vale ser bueno. El calificativo bueno, así de sencillo, no sería posible aplicárselo en Colombia a muchas personalidades. Le cabe por excepción a José Alejandro Cortés, del cual no hemos mencionado hasta este punto que fue gracias a su dirección como Seguros Bolívar creció significativamente desde cuando él fue nombrado presidente en 1968 y convirtió la aseguradora en una de las compañías insignes del país y en un gran emporio financiero que incluye también a Davivienda, el tercer banco de Colombia. Tampoco hemos mencionado que fue toda su vida un gran tenista.
En un país donde las fechorías, las maldades, la mala fe, los crímenes, la mala gestión oficial y el peculado dominan las noticias, solemos pasar por alto cómo distinguidas figuras nacionales vivieron su vida guiadas por el trabajo y la rectitud, y crearon grandes instituciones financieras. Por su discreción y modestia, José Alejandro Cortés, que pronto llegará a los 95 años, es un patriarca invisible, pero es un verdadero patriarca.