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La "enviada" de Trump

Timochenko me contó que Márquez quería que gastaran el dinero que iban a entregarle al Estado en la operación de falsa "libertad" de Simón Trinidad.

Vicky Dávila, Vicky Dávila
26 de mayo de 2019

Era 2018, antes de las elecciones presidenciales. Una llamada del astrólogo Mauricio Puerta alertó a la excandidata presidencial Piedad Córdoba: la delegada de Paz para América Latina de Donald Trump la buscaba con urgencia. En poco tiempo, Puerta las puso a hablar telefónicamente. La “enviada” de la Casa Blanca le dijo que su Gobierno quería que Simón Trinidad regresara a Colombia.

Piedad Córdoba: me dice que nosotros nos equivocamos haciendo ese acuerdo con Santos, que Santos era un traidor, que debió haber entregado a Simón Trinidad y no quiso hacer absolutamente nada.

Sorprendida, pero ilusionada, Piedad se comprometió con la “funcionaria” a llevarles el mensaje a Iván Márquez y a Jesús Santrich. Una semana después, Piedad, Márquez y Santrich estaban sentados con la “enviada” de Trump, en la casa de Puerta.

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La mujer era mayor, rubia, elegante; con acento extranjero, aunque dominaba el español. Durante horas les habló de Hugo Chávez, dijo que había sido su amante; contó mil historias de Rafael Correa y de la izquierda en Brasil; aunque les habló mal de Santos y bien de Uribe, sentían que se les había aparecido la virgen y que el regreso de Simón Trinidad estaba cerca. La “enviada” de Trump les pidió un informe en inglés sobre la situación del detenido. ¡Volaron! Dos días después de recibir el documento, la mujer se comunicó con Piedad:

P.C.: Me dice que eso valió un millón de dólares... Entonces le dije: ¿yo de dónde voy a sacar esa plata? Usted jamás habló de plata y a mí me parece muy incómodo porque irán a pensar que esto es un negocio...

Córdoba sabía que estaba metida en un lío y buscó a Márquez.

P.C.: Le dije, Iván, estoy muy preocupada porque esta señora está pidiendo esta plata (un millon de dolares).

V.D.: ¿Y él qué le dijo?

P.C.: No, ¡consigámoslos, hagamos lo que sea! Y yo le dije: pero ¿quién nos va a prestar un millón de dólares? Márquez me dijo: algún empresario.

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Según Piedad, Márquez le aseguró que Timochenko le ordenó conseguir el dinero para “traer a Simón como fuera”. Hablé con Rodrigo Londoño, quien describió a Márquez como un “supersticioso” y me dijo que al contrario, indignado, le pidió que no se dejara engañar. Incluso reveló que les contó a los cubanos y ellos le advirtieron que el Gobierno de EE. UU. no operaba así.

Piedad volvió a hablar con la “enviada” de Trump, quien le exigió el dinero en efectivo.

A plata de hoy, ese millón de dólares equivaldría a más de 3.300 millones de pesos. La “enviada”de Trump siguió presionando a Piedad, asegurándole que ya le había cancelado el dinero a un asesor del presidente de EE. UU. Llena de sospechas, Córdoba recordó que la mujer también dijo que era la esposa del presidente de Egipto. Llamó entonces al embajador de Cuba en ese país, el cual le mandó una fotografía de la primera dama egipcia que no coincidía con la fisionomía de la delegada de Paz para América Latina de Trump que les prometía “devolverles” a Simón Trinidad.

Piedad la citó de nuevo, la encaró y le dijo que no había plata. El diálogo fue muy tenso.

P.C.: ¡Cómo no van a tener la plata si son unos narcotraficantes! –Me dijo ella.

V.D.: ¿Refiriéndose a Márquez y a Santrich?

P.C.: Sí, entonces yo le dije: pues si son narcotraficantes, sígase entendiendo con ellos, y me fui.

De nada sirvieron los esfuerzos de la “enviada” de Trump por calmar los ánimos, incluso le ofreció a Piedad ayuda para sus proyectos y hasta una crema para las arrugas; Piedad la mandó al carajo. Por su parte, Iván Márquez la bloqueó en el teléfono, pero nunca dejó de recriminarle a Timochenko por no haber pagado.

Unas semanas después, cuando Piedad veía desprevenidamente un noticiero de televisión, una imagen la dejó fría: descubrió sin querer la verdadera identidad de la supuesta “enviada” del Gobierno de Washington. Era ni más ni menos que una estafadora de talla mundial que había sido capturada en Colombia.

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P.C.: Claro, era la mona Jaller.

Sí, la libanesa Giselle Jaller Jabbour, la misma que tumbó al Ejército colombiano y que hoy paga una condena de once años por estafar al Banco Ganadero.

P.C.: Yo le dije: qué tal, Iván, íbamos a caer en una trampa, la macha, ¿usted se imagina nosotros entregando esa plata? Nos cogen y nos meten a la cárcel.

Mientras la Mona Jaller cuenta su versión sobre este episodio a las autoridades, Piedad Córdoba reprocha al astrólogo Mauricio Puerta, quien no me atendió.

P.C.: Él decía que ella era muy efectiva y él se prestó para decir que ella era la asesora de Paz en América Latina de Trump... Yo no sé por qué se prestó para que yo llevara la razón a Márquez y a Santrich de que ellos podían traer a Simón Trinidad que porque Santos era un delincuente, un hampón, un mentiroso, un faltón... Todo eso lo dijo ella, y él estaba ahí.

La pregunta es: ¿La Mona Jaller solo quería tumbar a las Farc o se trató de un complot y “trabajaba” para alguien? Lo que está claro es que Iván Márquez estaba dispuesto a pagar el millón de dólares, aunque fuera ilegal.

Vea la entrevista completa con Piedad Córdoba aquí: 

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