Los intereses de la derecha por volver al poder y descuartizar la política de paz, apuntan a sesgar cualquier asomo de los ex guerrilleros a la participación política, a la reinserción social y a la terminación de la violencia, con un amplio respaldo de los seguidores hostiles a la causa de la paz y a la de Santos.
Detrás vienen discípulos que intentarán arañar la oportunidad de estar en la segunda vuelta para lograr un consenso de apatías a todo lo que huela a izquierda, guerrilla, paz, tranquilidad, menos muertes, etc.
Por otro camino van quienes al tambor de la izquierda, y ante la caída de los imperios liberal y conservador, pretenderán ganarse los votos de un pueblo maltratado por el bipartidismo que no permitió la innovación y que galopó por los senderos de la corrupción que desfondó el erario público. Ahí están Petro, quien a cuesta de la lenta actitud peñalosista a los problemas de Bogotá asciende electoralmente; Fajardo, que arrastra una espuma que se dividirá cuando se choque con el uribismo paisa; y Vargas Lleras, que va apartando con el poder punitivo del Estado a cuanto baluarte se muestre fuerte en el equipo de otro candidato.
No vaya y a todos se les encrespe Petro por su capacidad de persuasión en las nuevas generaciones, entre los vulnerables y ante las facciones liberales del desarrollo humano que no vota tradicionalmente.
El conservatismo desapareció con algunos destellos pastranistas arrodillados a Uribe, Ordoñistas buscando pista en la ortodoxia y oficialistas que cuando rasparon la olla de Santos lo dejaron a su deriva.
El liberalismo se suicidó en la consulta y ya no tiene aire, porque tampoco oxigenó sus bases.
Por esa visual electoral para el 2018 adviene una inseguridad inminente y peligrosa para la paz, porque bien podrían clasificar a segunda vuelta dos candidatos de la derecha que con un solo acto retrotraigan el proceso y nos lleven a una verdadera guerra civil que produzca más víctimas de las ya arrojadas por 60 años de violencia. En esa guerra combatirán y morirán nuestros hijos y nietos.
¡Oh querida y anhelada paz! ¡Oh Colombia adolorida y cansada! ¿Cuándo dejarás de sangrar? ¡Compatriotas! Permitamos todos que las elecciones de 2018 sean una oportunidad para la paz.
(*) Gutiérrez Morad & Calderón España. Abogados Constitucionalistas.