Diana Saray Giraldo Columna Semana

Opinión

Los estudiantes le creyeron al gobierno y los traicionaron

El presidente Petro habla en sus consejos de ministros de cupos universitarios inexistentes y de inversiones en educación que nadie ha visto.

Diana Saray Giraldo
6 de septiembre de 2025

Vanessa vive en una casa humilde en las afueras de Bogotá. Tiene 21 años y comparte su vida con cinco hermanos menores, que se reparten en dos alcobas. A la cabeza de esta familia está su mamá, una mujer de 38 años, que trabaja en servicio doméstico. El papá no está, porque fue desaparecido hace varios años. Así que esta familia es una más de las miles arrojadas por la violencia del campo a la ciudad en la búsqueda por sobrevivir.

Empujada por una mamá que no cesa en su sueño de sacar a sus hijos profesionales, Vanessa se propuso estudiar Medicina en una universidad de Bogotá. Gracias a su disciplina, pudo ingresar a una privada y gracias al Icetex podía pagar los semestres. Ya va en cuarto, pero hace dos días Vanessa recibió un e-mail en el que la entidad le informa que la tasa de interés de su crédito pasará del 5,08 al 16,51 por ciento.

A Vanessa le prestaron un poco más de 70 millones. Con este incremento a la tasa, ella y su mamá creen que será imposible seguir estudiando, pues de un salario mínimo hay que sacar, además de la nueva cuota, lo necesario para mantener cinco hijos, asumir un arriendo, hacer mercado y pagar el transporte para atravesar todos los días la ciudad y llegar al trabajo.

En este hogar, además, hace un par de días ya no viven seis personas, sino siete. A la casa llegó una compañera de Vanessa, que con 19 años recibía un subsidio para pagar el arriendo de una habitación. Pero el Icetex le quitó también este subsidio, así que no tiene dónde vivir. Y en este hogar, aunque falta el dinero, sobran el amor y la solidaridad, así que Vanessa y su familia le han procurado un techo. La mamá de esta joven vive en un pueblo de la costa y vende frutas para sobrevivir.

Estas dos jóvenes forman parte de los 88.826 colombianos que recibían un subsidio a la tasa de interés por parte del Icetex. Estos beneficiarios pertenecen todos a los estratos 1 y 2. Con el desmonte de estos subsidios, es muy poco probable que puedan seguir adelante con sus estudios.“El sueño de mi hija era ser médica, pero no creo que pueda seguir, aunque yo le digo que no perdamos la fe. Ella está muy triste”, me dice la mamá de Vanessa.

La razón del desmonte de estos subsidios es que el Icetex se quedó sin recursos. Y no tiene recursos porque el Ministerio de Educación dejó de hacer los giros para otorgar estos subsidios. Desde la llegada del nuevo ministro de Educación, Daniel Rojas, se inició el desmonte de estos beneficios, pues de forma errada este Gobierno cree que los créditos del Icetex se están yendo a financiar la universidad privada, y según el ministro, y el presidente Petro, las universidades privadas son de los ricos y allí estudian ricos.

¡Qué desconocimiento de las realidades que se viven en Colombia! En nuestro país hay 407.773 estudiantes que tienen un crédito educativo del Icetex. El 92 por ciento de estos beneficiarios pertenece a estratos 1, 2 y 3. El presidente Petro y su joven ministro creen que estos estudiantes están en Los Andes o en la Javeriana o en el Externado. Pero la realidad es que son jóvenes que, como Vanessa, tienen en estos créditos su única alternativa de estudio y acuden a universidades privadas pequeñas, de región o con requisitos de acceso más flexibles. Es imposible para ellos entrar a una universidad pública o a una de esas privadas grandes y reconocidas.

Lo contradictorio de esto es que los jóvenes fueron clave en la victoria de Gustavo Petro. En campaña les prometió condonar los créditos del Icetex, educación gratuita, fortalecimiento de un segundo idioma y meritocracia como única vía para acceder a cargos públicos. Nada de eso fue cierto.

Petro llegó al poder con el apoyo de los jóvenes y no solo no ha hecho nada por ellos, sino que les cerró su única posibilidad de estudio. Los subsidios no fueron para estos jóvenes estudiantes, sino para los jóvenes pandilleros, y las oportunidades laborales no les llegaron a los más talentosos, sino a aquellos dispuestos a aplaudir sin descanso al presidente, sin importar siquiera si tenían capacidad o no.

De hecho, este incremento de contratistas en las entidades públicas que están allí sin ningún mérito forman parte de la causa de que hoy el gasto público esté desbordado y se haya creado esta crisis fiscal, por la que el Icetex decidió terminar sus subsidios.

Tan en el último lugar están los jóvenes en este Gobierno, que el presidente Petro le entregó el Viceministerio de Juventudes a Juliana Guerrero, una persona sin formación, capacidad ni experiencia, y cuyo único mérito para estar allí es hablarle al oído al presidente. No le importan los jóvenes, le importa que su Juliana del alma quede con un buen cargo.

El presidente Petro habla en sus consejos de ministros de cupos universitarios inexistentes y de inversiones en educación que nadie ha visto, mientras su ministro sigue recorriendo el país prometiendo universidades en cada rincón, que no pasan de ser una idea o a lo sumo un plano.

Lo más triste es que muchos de estos jóvenes no se han dado aún cuenta del daño tan grande que les han hecho.

P. D.: Si usted cree que puede ayudar a Vanessa a seguir adelante con sus estudios, escríbame a dianasgiraldo@gmail.com

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