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A las patadas

El encuentro futbolístico entre Colombia y México se hizo en mal momento y no le sirvió a la Selección de preparación.

Semana
1 de octubre de 2009

Cuando lean esta columna, un grupo de jugadores, algunos más disfrazados que ataviados con el uniforme de la selección Colombia, ya habrán brincado durante 90 minutos en una cancha en Dallas para ganarle 2 a 1 a la selección mexicana. Fue el último choque amistoso de preparación para los partidos contra Chile y Paraguay en el cierre de las eliminatorias suramericanas rumbo al mundial de Sudáfrica 2010.

Pero aunque el partido pudo tener mucho de amistoso, realmente tuvo muy poco de preparatorio. Pese a las cuentas mágicas de los gurús de las calculadoras –y a las ilusiones exacerbadas de un país cada día más colmado de “pasión” y más ajeno a la razón- la selección se encuentra al borde del nocaut casi desde el comienzo mismo de las eliminatorias.

El momento no podía ser peor. A menos de dos semanas de los juegos de eliminatoria y con jornadas importantes que se jugaron justo el mismo día en los torneos continentales europeos, el técnico Eduardo Lara -quien claramente no es Marcelo Bielsa, y terminó obedeciendo las órdenes de sus patrones- debió conformarse con armar un equipo basado en jugadores del pobre torneo local. Muchos posiblemente estrenan pasaporte para la ocasión, el mismo que archivarán al volver al país, a menos que sea para llevar a los niños a Disney World, porque tal vez esta experiencia con la selección sea la única en sus vidas.

El lugar tampoco podía ser peor. Las tradicionales políticas migratorias del gobierno estadounidense y la obstinación de improvisar partidos en este país, limitaron aún más las posibilidades de llevar un equipo similar al que debería prepararse para los partidos de eliminatoria. Este factor, obvio para cualquier ser humano con el discernimiento de un chimpancé, sigue pasando increíblemente desapercibido para los dirigentes de la Federación Colombiana de Fútbol.

Para colmo, el rival, aparentemente de peso, tampoco dio motivos de consuelo. En todas partes se cuecen habas, y más allá del gusto por El Chavo y la pasión por las rancheras, muchas prácticas nos hermanan a los mexicanos. Así, los directivos manitos no fueron inferiores al reto impuesto por sus pares colombianos y se las arreglaron para llevar a territorio norteamericano un rejuntado que, pese a estar lleno de nombres históricos, poco tiene que ver con el equipo actualmente inmerso en las eliminatorias al mundial por su zona: la Concacaf. 

El hecho de que el resultado del partido haya sido positivo, no pasará de ser una anécdota importante apenas para los gomosos de las estadísticas. Algunos jugadores habrán vivido la mejor experiencia de sus vidas; Sus madres felices, los habrán visto en la televisión. Uno que otro empresario habilidoso, seguramente se habrá llevado unos buenos dólares y uno que otro directivo gordo, habrá gastado sus viáticos al calor de unos cuantos whiskies. 

Este jueves o a más tardar la semana entrante, Lara publicará la lista definitiva de jugadores para afrontar los partidos con Chile y Paraguay. En la lista de 22 habrá a lo sumo 2, 3 o 5 de aquellos que fueron a “prepararse” a Dallas.

Pero más allá del resultado con triunfo de Colombia, el fútbol colombiano pierde. Llegarán los partidos decisivos y se habrá desperdiciado la posibilidad de tener una verdadera preparación en otro momento, en otro lugar y ante otro rival. Y seguirá perdiendo, porque al parecer, los directivos colombianos no han logrado entender que en el fútbol, los únicos que tienen el derecho de hacer las cosas con las patas son los futbolistas.










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