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"¿Qué tipo de guerra debemos superar?"

Alejo Vargas, profesor asociado a la Universidad Nacional, asegura que hace falta una estrategia conjunta entre el Estado y la sociedad que permita la superación de la guerra, combinando adecuadamente lo político con lo militar, que sea flexible y se exprese regionalmente diferenciada y que entienda que esta guerra es política.

Semana
23 de septiembre de 2002

Generalmente tenemos la tendencia a quedarnos en el rechazo a la guerra y sus efectos, o lo que es peor, a estar indiferentes frente a la misma. Partiendo del hecho que para buscar la paz es fundamental comprender la guerra, hagamos un ejercicio de análisis para entender las transformaciones de nuestra guerra interna.

1) La confrontación armada se ha ampliado, en el sentido de involucrar, además del actor institucional que es la Fuerza Pública, otros actores: varias organizaciones guerrilleras con distintas lógicas y estrategias e igualmente, varios grupos de autodefensas o paramilitares, en la medida en que éstos son básicamente proyectos regionales diferenciados. Pero todos ellos están preparándose militarmente para tratar de ganar una mayor preponderancia en este campo, lo cual da como resultado neto un escalamiento de la confrontación militar. Se trata, entonces, de varias guerras regionales, con especificidades, que por momentos dan la sensación de una sola guerra nacional.

2) ¿Estamos frente a una guerra bipolar o una multipolar?: aparentemente son dos los campos enfrentados, el que confronta al Estado y sus políticas y el que lo defiende; pero realmente se trata de muchos actores enfrentados: las guerrillas son varias con lógicas de acción regional diferenciadas, a veces cooperan entre ellas y a veces se confrontan; las autodefensas o paramilitares igualmente y las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Todo lo anterior configura escenarios multipolares superpuestos.

3) ¿Guerras por controlar la población o el territorio y sus recursos?: Todo indica que esta guerra interna, antes que el 'control' de la población, que podría definir una confrontación más típicamente política, da prioridad al 'control' del territorio y sus recursos (mineros, energéticos o zonas de cultivos de uso ilícito), o para ser más preciso, actuar como 'poder paralelo' en los mismos, lo cual coloca el aspecto militar o coercitivo en el comando y se supone que indirectamente esto origina un control sobre la población.

4) La 'gran batalla' o una 'guerra de desgaste'?: pareciera que contrario a lo que algunos analizan no nos acercamos a una medición de fuerzas totales y definitivas entre fuerzas guerrilleras y las Fuerza Pública, lo cual implicaría una guerra intensa pero de corta duración, estaríamos frente a una continuidad intensificada de una guerra de desgaste, sobretodo con la economía, acudiendo al sabotaje, terrorismo y a la lógica de la clásica guerra de guerrillas que es tratar de golpear al adversario y huir, conservar las fuerzas propias, utilizar la sorpresa al máximo. Se trataría de ver quien tiene más capacidad de aguante.

5) ¿Guerra civil o guerra contra la sociedad civil?: frente a esta disyuntiva aparente, podemos decir que en varias de las expresiones regionales de la guerra interna se dan las características que internacionalmente llevan a calificar un conflicto interno como 'guerra civil', pero igualmente decimos que la confrontación colombiana, igual que muchas de las guerras contemporáneas, es fundamentalmente una guerra contra la sociedad civil, por cuanto el mayor número de sus víctimas es de la población no combatiente.

6) Tenemos que decir que nuestra guerra interna parece ser, como lo señala Juan Rial, la confrontación entre un Estado débil e impotente para imponer el monopolio de la fuerza legítima y 'señores de la guerra' altamente federalizados, con inmensos recursos económicos y que pretenden invocar la representatividad de la sociedad civil para hacer su guerra.

Todo lo anterior lleva a la necesidad, por parte del Estado y la sociedad, de contar con una estrategia de superación de la guerra que combine adecuadamente lo político con lo militar, que sea flexible y se exprese regionalmente diferenciada y que entienda que éstas son guerras básicamente políticas, en el sentido que las 'gana' quien logra colocar de su lado conscientemente a la mayoría de la sociedad.

* Profesor Asociado Universidad Nacional

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