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Enrique Gómez Martínez Columna Semana

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Trampolín infame

Lo que opine Bogotá no interesa porque “Claudia Alcaldesa” como Petro, ha descubierto que miles de millones de pesos si pueden lavar cualquier pasado.

23 de octubre de 2023

A Claudia López le fue muy bien ¡mi hermano! Basta verla sonriente y satisfecha en cuanto suplemento y especial televisivo pago, que circulan día a día antes de elecciones, pagados con nuestros impuestos y mediante los sospechosos convenios suscritos con la ETB, la caja menor oscura de la imagen de la alcaldesa. A pesar de que la empresa contesta a nuestros derechos de petición sobre los convenios que no da información por ser información empresarial reservada, esa olla será finalmente destapada para que Bogotá y Colombia vean, en realidad, quien es la promotora del referendo contra la corrupción.

A los bogotanos en cambio, les fue como a los perros en misa. No lo digo yo. Lo dicen todas las encuestas en las que destacan la insatisfacción con la alcaldesa en el crítico tema de la inseguridad. Para julio, según Invamer, el 88%, ¡88%!, de los ciudadanos se sentía inseguro o muy inseguro. ¡Un tercio de la población se sentía muy inseguro!

Por género, tanto que friega la alcaldesa con el tema, ¡ojo! el 92% de las mujeres de Bogotá se sentían, en julio según la encuestadora, inseguras o muy inseguras.

Pero en general, además, para agosto, el 73,5 % de los ciudadanos de Bogotá piensa que las cosas están empeorando, el 60% tiene una imagen negativa de Claudia y en julio el 72% de los ciudadanos consideraba que Claudia Alcaldesa (como se hace llamar en las redes y portales de la alcaldía, solo le falta cambiarse el apellido ante notario), había hecho menos de lo que los ciudadanos esperaban.

Pero todo lo anterior no importa. Lo que opine Bogotá no interesa porque “Claudia Alcaldesa” como Petro, ha descubierto que miles de millones de pesos si pueden lavar cualquier pasado. De hecho una curiosidad: si hoy buscan encuestas negativas en las redes sobre Claudia son difíciles de encontrar. Los buscadores tienen relegados todos los titulares negativos sobre la alcaldesa. Señores ETB: ¿Cuánto cuesta lograr eso?

Nada importa, porque lo que importa es que la reina de la polisombra logró su trampolín a la presidencia, en medio de miles de contratos suspendidos, caducados e inacabados con enormes perjuicios directos e indirectos para la ciudad. Que no sabían que era difícil hacer andenes en Bogotá. Fue sin querer queriendo, como diría el Chavo del Ocho.

Pero con nuestros impuestos se compró a todos los clanes de la política colombiana que se devoran nuestra ciudad en el Concejo.

Contratos, puestos y gabelas por doquier. Ningún partido se salva. En lugar de cumplir con el control político, los concejales que terminan se llenaron los bolsillos vendiendo su voto y silenciando sus debates.

¡Por eso el tope de una lista para el Concejo son 26.000 millones y se los gastan! ¡Son nuestros impuestos!

Además, “Claudia Alcaldesa” le ha entregado nóminas paralelas a senadores de todos los partidos y regiones del país. Con ello se asegura que en el nivel nacional nadie se meta con ella. Silencio es lo que más le gusta a la Alcaldesa. De hecho ningún candidato a la alcaldía siquiera la critica.

Todo este bombo y las valiosas alianzas con los politiqueros las financia Claudia Alcaldesa con el presupuesto que le quitó a la seguridad, la movilidad, la salud, la infraestructura y la productividad que tanto necesitamos los bogotanos.

Ni hablar de la cascada de becas, subsidios y estímulos condicionados a que votes por Claudia. Sin sonrojo y la sonrisa de oreja a oreja Claudia, en su informe de gestión, reconoce haber entregado “Ingreso mínimo garantizado” a 3,4 millones de personas alegando que los ha entregado aún después de terminada la pandemia, en un costosa y no auditada carrera de subsidios con la Nación en la cual se cumple el adagio de que un subsidio monetario permanente solo demuestra la incapacidad del gobernante para crear empleo y riqueza.

Y aun así los bogotanos detestan a su alcaldesa. La carrera de los subsidios solo trae más migración marginal a la ciudad y en nada altera el panorama de pobreza de la ciudad mientras si le resta competitividad y hace imposible encontrar mano de obra para las industrias de la ciudad que aún sobreviven.

La izquierda ama a Bogotá, es su trampolín para conquistar la presidencia. Como lo usó Petro.

Si quieres que esto cambie, que nuestras necesidades no queden relegadas por la agenda de los alcaldes “presidenciales” hay que votar bien al Concejo donde el control político es tan escaso como un policía en la ciudad. Mi hijo Nicolás Gómez, con el No. 1 en la lista de Salvación Nacional y Nueva Fuerza Democrática (el arcoiris y el sol) tiene la capacidad y la entereza para que vuelva el control político y fiscal al Concejo, para que nuestra alcaldía no sea más el paraíso de presidenciables y la corrupción. Votar por Nicolás, politólogo y comunicador de la Universidad de Arizona y con maestría en políticas públicas de los Andes garantiza que volverá la seguridad y el control político independiente a la ciudad.

Nicolás Gómez, un hombre que no venderá su voto y que le jalará el mantel a los concejales corruptos, vendidos al alcalde de turno y hará el verdadero control político y fiscal que Bogotá necesita y añora.

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