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¿Y qué hay de malo con mi pitillo?

Si hoy dejamos de consumir plástico, los millones y millones de toneladas que ya alcanzaron nuestros ríos y mares seguirán existiendo por cientos de años. Sin embargo, cualquier medida que se adopte para eliminar el uso de estos materiales ayudará a reducir su impacto.

Angélica Raigoso Rubio
2 de diciembre de 2019

Hace uno años, la bióloga marina Christine Figgener, estudiante de maestría en la Universidad de Texas A&M se encontraba en Costa Rica realizando trabajos con tortugas marinas como parte de su investigación.  Al capturar uno de estos animales, ella y los jóvenes investigadores que la acompañaban notaron algo raro saliendo de una de sus fosas nasales. Curiosos y observando que este objeto interfería en la respiración de este animal, procedieron con cautela para ver qué era.  Comenzaron a extraer poco a poco el objeto y luego de 8 minutos en los cuales se puede observar no solamente la desesperación de los investigadores sino también el dolor de la tortuga, pudo extraerse un pitillo completo de la nariz de este animal.

Estos sucesos quedaron registrados en un video que se encuentra disponible en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=4wH878t78bw), el cual consideramos verse con cautela ya que puede resultar fuerte para algunas personas.  Este video ha alcanzado más de 38 millones de reproducciones en 4 años y ha puesto de manifiesto el problema, no solamente con los pitillos, sino con gran cantidad de los objetos plásticos que usamos a diario. 

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Esta tortuga salió bien librada, pero millones de organismos marinos no corren la misma suerte. Son también públicas las imágenes de aves marinas en inhóspitas islas, como el Atolón Palmyra en medio del Pacifico, en las cuales se ven las aves muertas, con sus estómagos completamente llenos de tapas plásticas, encendedores, bolsas y toda clase de objetos plásticos.

Pues tal vez una de las mayores virtudes del plástico como material, se convirtió en uno de sus mayores enemigos: su durabilidad.  El plástico, no se deteriora con el paso del tiempo, de los elementos, no se descompone, lo cual lo hace muy útil para la sociedad moderna, pero a su vez crea problemas, ya que se ha acumulado, se acumula y se seguirá acumulando mientras no encontremos una forma de que se descomponga.  

Uno de los sitios donde mayormente se da esta acumulación es en los océanos del mundo y donde organismos inadvertidos como esta tortuga, aves, ballenas, delfines, entran en contacto con él y lo consumen o quedan enredados, sellando sus destinos.

Recientemente Colombia ha tomado medidas para disminuir el uso del plástico, especialmente aquellos llamados de un solo uso, como bolsas, cubiertos y pitillos como el que inspira esta historia.  Es un gran primer paso que debe ser acompañado de campañas de uso responsable, como las adelantadas por importantes ONG en el país, o incluso algunas cadenas de comidas.

Debemos apoyar y unirnos a estos esfuerzos, no solamente disminuyendo el consumo de estos plásticos, sino también velando por su adecuada disposición y así evitar que lleguen a los ríos y al mar.  Para esto, lo primero es preguntarnos si realmente necesitamos estos objetos plásticos: la bolsa extra, la botella de agua desechable o la caja de icopor y decidir si podemos reemplazarlos por otros elementos no plásticos o de más usos. 

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Por ejemplo, ¿podemos llevar una botella no desechable y simplemente llenarla con agua? ¿O reemplazar la caja de icopor por otro tipo de contenedor?  Aunque estos parecen pequeños pasos, así podemos comenzar a hacer la diferencia. Si decide usar el plástico, trate de reusarlo o reciclarlo. Recuerde que menos del 20 por ciento del plástico se recicla.  Si no puede reciclarlo, asegúrese de que tenga una correcta disposición y no permita que caiga a las calles, a los cauces de los ríos y llegue al mar.

Aún si hoy dejamos de consumir plástico, los millones y millones de toneladas que ya alcanzaron nuestros ríos y mares seguirán existiendo por cientos de años.  Osados proyectos como The Ocean Cleanup (https://theoceancleanup.com/) busca limpiar los océanos removiendo plasticos con nuevas y costosas tecnologías.  A pesar de las críticas de algunos sectores, es reconfortante ver que se está pensando en el problema y se están buscando soluciones.  

Al final todo depende de nuestro comportamiento responsable. Espero que esto le haga pensar la próxima vez que tome un jugo en la calle y pida un pitillo.