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'Drama' en vivo por cuota femenina del 30% y por incentivos de inclusión

Semana
28 de mayo de 2009

La Comisión Primera del Senado está aprobando la reforma política en su séptimo paso (de 8).

En la ponencia de la mayoría no se revivió la cuota femenina del 30% en las listas para cargos de elección popular.

El senador Armando Benedetti presentó una proposición con el siguiente texto, que recoge el espíritu de constancias dejadas en la plenaria de la Cámara:

"La ley establecerá incentivos a la financiación de partidos y movimientos políticos que creen las condiciones de representación de acuerdo con criterios de equidad de género y respeto por la diversidad".

Tal parece que se someterán a votación estas dos proposiciones:

La que revive la cuota de género del 30%, liderada por la senadora Elsa Gladys Cifuentes, y la de incentivos, por A. Benedetti.

No es claro que alguna de las dos logre ser aprobada.

Las mujeres activistas han buscado que la propuesta de los incentivos no sustituya el cupo del 30%.

Los incentivos fueron propuestos con independencia de la cuota del 30%, pero en una reunión de ponentes de la coalición con el Ministro del Interior se introdujo la “equidad de género” en los incentivos, aparentemente con la idea de responder así a la presión de las mujeres.

Sin embargo, no es seguro que pasen los incentivos.

Así que se está viviendo el riesgo de no avanzar en este paso del Senado en inclusión política.

Ahora, ¿por qué estoy tan enterado?

Porque propuse los incentivos de financiación para la inclusión política en un seminario internacional que organizó PNUD-IDEA a mediados de marzo en Cartagena.

Varios congresistas, especialmente Armando Benedetti, creyeron que era una buena idea.

Aquí está la esencia de lo que presenté en Cartagena:

Inclusión política de grupos poblacionales tradicionalmente subrepresentados, sin utilizar cuotas obligatorias -preservando la de género-:

“Premiar con financiación estatal extra de las campañas electorales, en un monto del 10%, a los partidos que ocupen un 10% de sus listas a cargos de elección popular con representantes de jóvenes, negros o afros, indígenas, y población LGBT.

Igualmente, en la financiación estatal del funcionamiento permanente de los partidos, reconocer un 10% adicional a aquellos que desarrollen programas para la inclusión efectiva de representantes de estos grupos en el proceso político”.

La propuesta fue bien recibida por los asistentes: senadores y representantes líderes de los distintos partidos; magistrados del Consejo Nacional Electoral y el Consejo de Estado; el Registrador Nacional del Estado Civil; académicos; ONGs; la Misión de Observación Electoral –MOE- y Congreso Visible.

La justificación usada dice así:

La reforma política en curso y el Proyecto de ley estatutaria “Modernización y democratización de los partidos políticos” establecen, por equidad de género, una cuota femenina del 30% (obligatoria).

La demanda de cuotas similares por parte de otros grupos subrepresentados o discriminados (jóvenes, negros, LGBT, indígenas), plantea, en primer lugar, un rompimiento o parcelación de la competencia democrática intra-partidista.

Esta propuesta, los incentivos, promueve la inclusión sin afectar (mucho) los principios de una democracia liberal.

La agregación de intereses y el valor de las ideas, que deben primar en la competencia política, se verían anulados por un sistema de cuotas (30%, 20%, 10%, 10%) para grupos.

Las ventajas de esta fórmula son:

Promueve la integración (en vez del “separatismo” político basado en una de las múltiples identidades de las personas)

Al tiempo, mantiene libertad a los partidos y los reta ante la sociedad sobre su vocación de inclusión.

Fruto de un intercambio previo con líderes de la causa femenina, llegué a la siguiente medida complementaria del incentivo propuesto (en realidad, ellas me rebatieron otra idea pero en la discusión surgió una nueva que aceptaron!):

“Establecer que la cuarta parte de la cuota femenina del 30% corresponda a mujeres jóvenes, negras, indígenas y LGTB”, dado que estos grupos no están libres de discriminación dentro del universo femenino, que contiene diversidad de intereses.

Como siempre hay avivatos dispuestos a distorsionar el sentido de ideas bien intencionadas, se incluyeron unas 'reglas moderadoras’:

“Para evitar aprovechamientos indebidos: en listas preferentes, los partidos deberán acreditar que sus candidatos del incentivo de inclusión obtuvieron al menos el 5% del total de sus votos, so pena de devolver el 7% de la financiación estatal recibida.

No aplicará el incentivo en circunscripciones electorales donde uno de los grupos constituya, según el Censo, el 70% o más de la población”.

La duración considerada, pues estas medidas en esencia son experimentales buscando corregir fallas, reza:

“El incentivo desaparecerá tras alcanzar que en dos elecciones seguidas, la representación de los grupos beneficiarios supere el 10% en cada circunscripción. En 2019, eventualmente tras 6 elecciones, se deberá evaluar para hacer los ajustes necesarios”.

El ex vicepresidente Humberto de la Calle estuvo de acuerdo:

“Apoyo la idea. Cuando presenté el primer proyecto de financiación de campañas, siendo Ministro de Gobierno (1992), incluí un incentivo para minorías como el que se plantea. No cristalizó en aquella ocasión. Suerte. Humberto de la Calle”

Volviendo al 'drama': fuerza por el liderazgo parlamentario de Elsa Gladys Cifuentes y Armando Benedetti por estas dos causas. Esta tarde de jueves.