JULIO ANDRÉS ROZO

Agrosolidaria: un ejemplo asociativo de reconciliación ambiental y social en Caquetá

Hace años alguien me dijo una frase muy poderosa y que sirve cuando se quiere ser un emprendedor sostenible: “es mejor tener el 30% de algo que de $1.000, que el 100% de algo que rente tan sólo $100”. Cuando lo escuché simplemente lo dejé pasar por alto, no le di la importancia que merecía este mensaje. Yo fui uno de aquellos emprendedores que quería hacer las cosas solo, aún cuando en el día a día me daba cuenta que ir en solitario es poco estratégico.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
27 de febrero de 2020

Hoy en día vivo este mensaje porque creo en la unión, en las alianzas en colaborar y en cooperar. Estoy convencido de que como dice el adagio popular: “solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más lejos”. 

Esta misma filosofía la vive Agrosolidaria-Florencia; una organización de economía solidaria, ubicada en la zona urbana y veredal de la capital caqueteña,  conformada por 250 familias que, a su vez, están representadas en 12 grupos asociativos.

Al hablar con los integrantes de Agrosolidaria se siente su filosofía y convicción por generar  transformaciones en el territorio caqueteño: “la amazonía necesita que soñemos y materialicemos los sueños en realidades juntando fuerzas. La unión y la organización es la mejor manera de hacer de nuestro territorio, uno que sea más sostenible para los que vivimos aquí y para el resto del país”, me dijo Ricardo Calderón, director de la Asociación.  

Lo interesante del modelo asociativo de Agrosolidaria es que trabajan y operan como prosumidores. Esto significa que las familias asociadas producen, transan y consumen lo que ellas mismas generan, sobre la base de intercambios a precios justos. La asociación es un ejemplo que encaja perfectamente en la línea argumental que he venido desarrollando en mis columnas pasadas: ¿cómo pueden los productores amazónicos de las zonas rurales luchar contra la deforestación en sus territorios?

Bien, Agrosolidaria da parte de la respuesta con su quehacer. Actualmente le apuesta a la transformación de Productos Forestales No Maderables del Bosque, especialmente sacha inchi, copoazú, castaño, cacao-maraco y ají amazónico. Lo hacen desde su Planta de Transformación Agroindustrial COPOAZÚ, hasta ahora la primera en su género en el departamento del Caquetá. Este tipo de productos son una alternativa a la lucha contra la deforestación, tal y como lo describí recientemente de la siguiente manera: 

“Por sí mismos, no contrarrestan la deforestación. Lo que lo hace, es el hecho de que su producción, de manera organizada y planificada, permite que los habitantes y comunidades de la amazonía generen ingresos a partir de esta actividad productiva y, con ello, encuentren un incentivo para alejarse de prácticas de generación de ingresos que ponen en peligro a los bosques (ejemplo: minería ilegal, cultivos ilícitos, ganadería extensiva). Esa es la principal razón por la cual apostarle al desarrollo de estos productos es también una apuesta de desarrollo económico rural sostenible en la región amazónica de Colombia”. 

La apuesta de Agrosolidaria es ejemplar. Es uno de esos emprendimientos en donde el liderazgo compartido por parte de sus integrantes permite que los beneficios de su operación se reflejen no solamente en términos de bienestar entre sus integrantes, sino también en la conservación ecosistémica del territorio caqueteño. Su esquema asociativo y la orientación productiva y de mercado que practica, merecen ser estudiados más a fondo para que sirvan de modelo de réplica en otras iniciativas de economía solidaria de la región y el país.

Felicito a esta asociación y la motivo a replicar sus buenas prácticas, sus experiencias y lo que han aprendido con más familias campesinas caqueteñas. Gracias por trabajarle a la Amazonía, por creer en ella y por sentir que no es necesario tumbar árboles o “limpiar monte” para salir adelante.