SERGIO GUZMÁN
La agonizante industria del turismo
El turismo, que ha sido una de las principales apuestas del país para diversificar sus fuentes de ingreso, está hoy entre los sectores más afectados por la pandemia. Se necesitarán más alivios para garantizar la supervivencia del sector y su promesa.
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Según el World Travel and Tourism Council, la industria del turismo proporcionó cerca del 10% de todos los trabajos a nivel mundial en 2019, es decir, cerca de 330 millones de empleo son relacionados con la industria del turismo. Además, uno de cada cuatro trabajos nuevos creados en 2019 fue atribuible al sector. Aún no se sabe con certeza la totalidad del impacto del coronavirus en el sector turismo. Sin embargo, se estima una contracción de 30% en los ingresos de este, lo cual podría significar la pérdida global de 300 millones de empleos —una hecatombe—.
Colombia no ha sido exenta de este fenómeno y la industria turística nacional ha sufrido los impactos del coronavirus. El sector ha sufrido una reducción en la demanda internacional, la demanda doméstica, y la falta de auxilios gubernamentales ha creado enormes dificultades para el sector.
ANATO, el gremio de las agencias de viaje, anunció en marzo que sus miembros habían tenido reducciones en venta hasta de 80% —cosa que ha venido empeorando significativamente desde entonces— y algunas agencias de viaje reportan reducciones en ventas cercanas al 100%. Además de esto, con el espacio aéreo tremendamente limitado, las aerolíneas han tenido que reducir sus operaciones a su más mínima expresión y se espera que la situación se empeore hasta el 1 de septiembre, cuando se puedan retomar estas actividades.
Si bien es verdad que todos los sectores económicos han sufrido por causa del virus, pocos sectores han sufrido tanto como el sector turístico. No solo estoy hablando de las aerolíneas, sino de agentes de viajes, hoteles, moteles, atracciones turísticas, restaurantes, comunidades con proyectos ecoturísticos, compañías de transporte, guías turísticos y toda la cadena de valor que presta servicios de mantenimiento, limpieza, transporte, etc. a los establecimientos turísticos.
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El Gobierno, mediante el ministro de Comercio y Turismo, José Manuel Restrepo, anunció la semana pasada cinco medidas para auxiliar al sector turístico durante la actual pandemia, que incluyen la exención del IVA a todos los servicios turísticos y hoteleros hasta el 31 diciembre, la suspensión temporal de la sobretasa de energía en alojamientos y parques temáticos, la eliminación del anticipo de renta para alojamientos, agencias de viajes y transporte aéreo, el aplazamiento de la contribución parafiscal, y una línea de crédito de Bancoldex.
A pesar de esto, es poco probable que las medidas del Gobierno logren apaciguar la crisis que tiene encima el sector. Está bien que se le otorguen algunas exenciones tributarias temporales al maltrecho sector, pero es poco probable que este pueda mantener el empleo de tantas personas que de él dependen sin recibir ingresos. Tampoco es probable que las empresas de turismo acepten un préstamo o garantía de préstamo en que está financiando el Gobierno, pues el problema de fondo es la incapacidad de generar ingresos en el corto plazo. Un préstamo podría, en últimas, prolongar el inevitable cierre de algunas empresas —lo que también dejaría endeudados a sus accionistas—.
Colombia ha trabajado muy duro en el posicionamiento del país ante el turismo mundial con una oferta de destinos de alta calidad, cuya atracción había incrementado sustancialmente luego de la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC. Ahora, todo el progreso que ha hecho Colombia en este frente y la oportunidad que eso representa para el país parecería a punto de esfumarse.
Parecería que el Gobierno no tiene muchas opciones y las que sí tiene están siendo consideradas para financiar a las empresas más grandes y que más empleos generan (Avianca por ejemplo), una consideración que tiene su lógica y sobre la que he discutido anteriormente.
Sin embargo, es muy probable que sean esas pequeñas y medianas empresas las que más sufran, pues son muy pequeñas para ser significativas fuentes de empleo, pero muy grandes como para que los subsidios que cubren un porcentaje de sus gastos salariales justifiquen mantener plantas de 50 o 60 empleados. Ningún nivel de reinvención permitirá que esas empresas aguanten a la reactivación de los vuelos domésticos e internacionales esperados para septiembre, y menos probable aún es que el turismo, que es considerado como un lujo, sea un gasto prioritario una vez acabe la pandemia.
A pesar de esto, el turismo es uno de los sectores que mayor potencial tiene de diversificar la economía colombiana hacia el crecimiento verde, a agregar valor a través de los servicios y así darle un necesitado impulso al país tanto en imagen internacional como en ingresos. El Gobierno aún puede actuar para salvar trabajos en este sector. Esperemos que cuando haya pasado la pandemia, no sea muy tarde para que el sector turístico salga de la agonía en que se encuentra.
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