ALEX TORRENEGRA

El futuro es pasado

No deja de ser curiosa la manera como, en cuestión de meses, he tenido que actualizar mi discurso sobre el trabajo remoto, concretamente las partes en las que me refería a este como “el futuro del trabajo” y como una ventaja competitiva.

Alex Torrenegra, Alex Torrenegra
17 de junio de 2020

Pues bien, el futuro ya es pasado y las ventajas se transformaron en obligación.

Aquello que se hace por obligación no suele ser gratificante. Por ejemplo, si usted nunca ha comido sushi y la primera vez lo hace de forma forzada, de afán y en una cantidad superior a la que desearía, es muy poco probable que disfrute esta experiencia. Algo así está ocurriendo con la transición global e inmediata hacia el trabajo remoto, un fenómeno que  ha ocurrido como resultado de las medidas de confinamiento y distanciamiento social que trajo la covid-19. 

En mi caso, he tenido la oportunidad de explorar durante casi dos décadas esta forma de trabajo que, en lugar de ser una medida coyuntural, ha sido el ADN de un método que me ha permitido aprovechar los beneficios de desanclar los equipos de trabajo de las lógicas de las oficinas tradicionales centralizadas en una única ubicación, o una oficina central.

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Lo primero que ocurre cuando la ubicación deja de ser el corazón de la búsqueda de talento es que la baraja de candidatos para cada vacante aumenta notablemente. Sí, hacer una revisión exhaustiva de cientos de postulantes puede parecer agobiante.  Pero para esto está la inteligencia artificial que puede darle una mano –a eso me he dedicado en Bunny Studio y en Torre–, así que prefiero hacer énfasis en otro tema. 

Cuando se trata de contratar una fuerza laboral para trabajar en remoto, lo que debe primar es la intención de contratar a los mejores perfiles. Puede que esos perfiles se encuentren en otra ciudad, o incluso en otro país, y no tiene sentido reducir la búsqueda sólo a aquellos que estén a unos cuantos kilómetros a la redonda cuando existe la posibilidad de traspasar fronteras sin tener que asumir gastos de traslado. 

A esta intención de conformar un equipo con los mejores perfiles se pueden sumar otras consideraciones, como ventajas en términos de escalas salariales en otras partes del mundo o un mayor grado de especialización en las tareas requeridas por su empresa en ciertos territorios. Así que, si puede ampliar su espectro de búsqueda para asegurarse de encontrar al mejor talento, ¿por qué no hacerlo?

Hace poco The New York Times Magazine publicó un artículo del periodista Clive Thompson, titulado What If Working From Home Goes on … Forever? (¿Y si el trabajo desde casa continúa… para siempre?). La sensación de eternidad puede ser intimidante en cualquier contexto y más ahora que la idea del retorno a la normalidad se debate entre una constante postergación y un desvanecimiento total.

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A pesar de lo anterior, me atrevo a decir que ha transcurrido el tiempo suficiente para que se hagan evidentes varias ventajas del trabajo remoto, aunque su implementación haya sido abrupta. Evitar la pérdida de tiempo asociada al desplazamiento entre la casa y el lugar de trabajo (y los insufribles trancones a la hora pico que desgastan el ánimo de los empleados), más efectividad en las reuniones de trabajo e incluso una mayor capacidad de concentración son solo algunas de las razones por las que varias de las empresas reseñadas por el artículo de Thompson –desde SoftBank Robotics, una compañía fabricante de robots de limpieza, hasta la firma de consultoría Accenture– indican con sorpresa un incremento en la productividad de empleados que tuvieron que llevar a cabo sus tareas de forma remota por primera vez durante los últimos meses. 

Espero que usted ya haya podido experimentar alguno de estos beneficios; sin embargo, estos no serán más que anécdotas si el liderazgo de la empresa no se ejerce con un enfoque basado en resultados (¿cuáles son sus indicadores de desempeño?). En el caso de que su estilo gerencial priorice el tiempo que cada empleado pasa frente a la pantalla del computador sobre el cumplimiento de las tareas, es muy probable que usted esté contando las horas para regresar a la oficina (a seguir contando horas) tras el aislamiento obligatorio. El trabajo remoto no funciona “marcando tarjeta” y me atrevería a decir que la productividad tampoco se alcanza por medio de esta vía.

Es cierto que no se trata de un momento en el que la contratación sea una prioridad para muchas empresas, pero no pierda de vista la posibilidad de eliminar la ubicación, tanto la suya como la de sus posibles candidatos en próximas ofertas de empleo y de desaprender lógicas asociadas a la tradicional “hora/silla” para medir el desempeño. Puede que en este punto muchos trabajadores hayan decidido que no quieren volver a trabajar en sus respectivas oficinas; de hecho, es probable que hayan optado por pasar la cuarentena en otra ciudad. En todo caso, gran parte de las empresas pasan por lo que podría considerarse como un piloto de implementación de trabajo remoto y la adopción de buenas prácticas será determinante para obtener resultados exitosos. Espero que las que comparta en este espacio le sean útiles.