CLAUDIA VARELA

Ella, la hembrita

Una reflexión simplemente. Sigue leyendo, has estado involucrado en esto. No tienes que ser hombre o mujer para haber visto o participado de esta historia.

Claudia Varela, Claudia Varela
29 de septiembre de 2019

Ella era realmente buena, trabajadora, creativa y persistente. Muchas veces calificada como intensa por aquellos seres cuya ejecución les cuesta. Esos seres que siempre la acosaban por su exceso. 

Yo era su jefe. Era difícil controlarla, bonita y algo irreverente no sabía cómo manejarse en un grupo masculino en su mayoría. Debo reconocer que le iba mejor con los chicos que con las chicas y que uno de sus grandes problemas de relacionamiento organizacional era ser estéticamente agraciada. 

Tuvo que resistir comentarios de esos que antes se hacían y no pasaba nada. Esos que ocurrían permanentemente y eran parte de la historia de presión social que había que aguantar. Decidió cambiar su estilo de vestirse, aunque nunca pensé que se vistiera mal, pero debía tratar de verse menos por fuera para que se viera más por dentro. Ese fue el consejo que recibió de la señora bien puesta de Recursos Humanos que le repetía que debía verse más corporativa.

Ella trató. En realidad trató. Pero había más cosas que no la dejaban. Los egos ajenos le frenaban el ímpetu por que parecía amenazante. Un día la enviaron a una reunión internacional de innovación para que representara a su país, le fue bien y conoció mucha gente que podría servirle para que la vieran. 

Un par de meses después la llamaron y la invitaron a participar en un proceso que le iba a dar mucha exposición, reconocimiento y una promoción justa con sus capacidades. Participó en estos procesos maravillosos de 100 entrevistas y miles de pruebas que le confirmaron que era inteligente, con liderazgo y el alto potencial que esperan en una compañía promedio grande.

Le dieron el puesto, lo logró a pesar de sus detractores. Pero le tocó probar que era buena una vez más. Ya no me reportaba, asi que me volví su mentora y hoy su gran amiga. Intentaron acabarla, entre más subía más querían golpear. Le inventaron historias, chismes y cosas sin sentido.

Ella no les gustaba a pesar de ser muy buena y con un enfoque en resultados increíble. La mujer de esta historia, mi pupila tuvo que sacrificar muchas cosas para poder mantenerse en este cargo que teóricamente era un premio a su carrera. Tuvo beneficios de gran ejecutiva, viajaba mucho y hasta olvidó cómo se hacía una fila en el aeropuerto porque al ser VIP su vida fluia mejor.

Ella se acostumbró. Vivió feliz con los privilegios y pensó que tal vez el bullying hacia parte normal del vivir con un cargo más alto. La soledad del poder le decía su coach. 

Yo la vi cansarse y aunque ganaba más perdía su esencia. En una lucha incansable que tenía por la eficiencia, un día dio la pelea equivocada. No tuvo muy seguido la solidaridad de sus colegas. Pero yo  veía cómo la colaboración femenina era menor aún. La “hembrita” le decían sus enemigas. Es que se cree una “hembrita”… eso me dijeron sobre ella alguna vez.

Finalmente, ella decidió irse y ahora está feliz en otro mundo después de entender que esa empresa no era la única opción de ganarse la vida, y que los privilegios están más en un café a las tres de la tarde donde se le dé la gana, que en un parqueadero preferencial en el garaje de una multinacional.

¿Hembrita? Que bueno ser hembrita. El llamado de un ser humano fémina, está en conquistar, en hacerse notar en enamorar y proteger. Ella solo quería trabajar, quería sus resultados y solo pudieron meterse con ella por ser “hembrita”. 

Las mujeres debemos pensar más en las otras mujeres desde la sororidad, la hermandad entre mujeres, el sentido de protegerse unas a otras, especialmente ante ambientes machistas y discriminatorios.

Líderes hombres a pensar de que el mundo se comparte, y que discriminar o prejuzgar no es de un buen director, líderes mujeres, el reto está en la justicia, el acceso y en pensar realmente más allá del género, pero si el ambiente es machista protejan a las demás.

Qué bueno ser la hembrita. Honremos a las hembritas sin bullying ni discrimación.

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