ÁNGEL PÉREZ

¿Qué esperaban de PISA 2018? ¿Milagros?

En Colombia conocemos que tenemos uno de los peores sistemas educativos del mundo, desde el año 2006, cuando participó por primera vez en las pruebas PISA y ocupó el puesto cincuenta y tres, entre cincuenta y siete países; desde entonces sociedad y Estado no han realizado nada extraordinario para cambiar esta situación, así que los resultados se empezaron a repetir cada tres años, siempre evidenciaron lo mismo: estamos entre los peores del mundo y en la mitad de los latinoamericanos.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
9 de diciembre de 2019

Los resultados de Pisa 2018, igual que los anteriores, son el reflejo de un país y una sociedad que nunca priorizó, ni le otorgó relevancia a la educación de sus niños, que aceptó crear un sistema educativo excluyente, que hoy es la base mediante la que se aumentan brechas sociales, territoriales y económicas. Según PISA 2018, entre los países y economías que participaron de los niveles más altos de segregación social (es decir, el grado más bajo de diversidad social dentro de las escuelas) se observaron en Albania, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Indonesia, México y Perú. 

A la prueba PISA 2108 se presentaron 600.000 estudiantes, que representan a unos 32 millones de jóvenes de 15 años de las escuelas de 79 países. Colombia, según el Icfes, participó con 7.522 estudiantes, quienes desarrollaron la prueba en computador; el 51,3% de los estudiantes que aplicaron PISA 2018 eran mujeres y 48,7% hombres. Los estudiantes representaron a 244 colegios, distribuidos en 67 territorios, se destaca que las 244 instituciones son una muestra representativa del sistema educativo, 42,8% instituciones oficiales urbanas, 35,2% oficiales rurales y 22% privadas. 

Empecemos este análisis por los resultados obtenidos por los jóvenes colombianos en lectura, competencia esencial al desarrollo de la vida humana, en tanto que el lenguaje nos constituye; hoy se acepta que en la escuela la lectura debe ir más allá de leer y tener información; se requiere que los niños y adolescentes aprendan a razonar y a elaborar juicios con evidencia; la lectura es la base para construir conocimiento, para pensar de manera crítica, comunicar y convivir.

Los resultados en lectura muestran que descendimos 13 puntos con respecto al 2015, pasamos de 425 a 412, lejos del promedio de la OCDE 487 y de Chile que con 452 puntos es el país que logra los mejores puntajes de América latina, y muy distanciados de las 18 economías del mundo que obtienen más de 500 puntos en promedio; recordemos que de acuerdo con Ángel Gurría, Secretario General de la Ocde, cada 40 puntos equivalen más o menos a un año adicional de escuela de los estudiantes. 

Los bajos puntajes en lectura de Colombia, en PISA 2018, evidencian las inequidades de todo tipo que empiezan en la cuna y el sistema educativo fortalece en el transcurso de la vida de los colombianos, veamos: Los adolescentes de los colegios privados obtuvieron 479 puntos en promedio, a 10 puntos de la media de la Ocde y 27 puntos por encima de la media de los chilenos (452 puntos en lectura). Además, ellos subieron 7 puntos entre el 2015 y 2018. Los alumnos de los colegios oficiales obtuvieron 411 puntos en promedio, a 76 puntos de la media de la Ocde y 41 puntos por debajo de la media de los chilenos, además ellos bajaron 22 puntos entre el 2015 y 2018. 

Los resultados de PISA 2018 son el reflejo de una de las sociedades más inequitativas del mundo, basta señalar que los estudiantes de la zona rural obtuvieron los más bajos resultados, 383 puntos en promedio, a 104 puntos de la media de la Ocde, a 96 puntos de alumnos de los colegios privados de Colombia y 69 puntos por debajo de la media de los chilenos: Además, los adolescentes rurales descendieron 19 puntos en la prueba de lectura entre el 2015 y 2018. 

Así mismo, para subrayar diferencias regionales, Bogotá participó con una muestra especial y sus estudiantes de 15 años lograron en lectura 455 puntos en promedio, 43 puntos por encima de la media del país. 

El estado socioeconómico de los estudiantes explicó el 14% de la variación en el rendimiento de lectura, más que el promedio de la Ocde (12%); solo el 10% de los estudiantes de colegios con desventajas socio económicas logran clasificar con los estudiantes que alcanzaron el 25% más alto de rendimiento de lectura de Colombia.

En las pruebas de lectura Pisa 2018 señala que las mujeres (417 puntos) de 15 años de Colombia superan por 10 puntos a los hombres (407 puntos). En el resto de los países esta diferencia es mayor, 30 puntos, las mujeres en promedio en la Ocde alcanzan 502 puntos, mientras que los hombres obtienen 472 puntos.  

Para facilitar la interpretación de resultados, Pisa 2018 dividió en 6 niveles los puntajes y determinó que quienes no alcancen el nivel 2 no tienen las competencias necesarias para interactuar en la sociedad; el 27% de los estudiantes colombianos se ubicaron en nivel 2, 16% en el nivel 3, el 6% en nivel 4 y sólo el 1% en nivel 5, no aparecemos en el nivel 6; en cambio es muy grave conocer que en lectura el 50% de los estudiantes de Colombia están por debajo del nivel 2, frente al 23% de los estudiantes, en promedio en los países de la OCDE. Los estudiantes en el nivel 2 como mínimo pueden identificar la idea principal en un texto que exige inferencias de bajo nivel relacionada con la vida cotidiana.

El leer y comprender está relacionado con los estudiantes que alcanzan mejores resultados en matemáticas y ciencias. Estamos ante hechos nuevos como el que Pisa destaca: “el teléfono inteligente ha transformado las formas en que las personas leen e intercambian información; y la digitalización ha dado lugar a la aparición de nuevas formas de texto, que van desde lo conciso hasta lo extenso y difícil de manejar”.

Tranquilos, en 2019 conocemos cómo nos va de mal en Pisa, en 2020 nos presentaremos de nuevo y en 2021 tendremos de nuevo los titulares: ¿por qué no mejoramos en PISA? Al parecer los miles de jóvenes que marchan y protestan tienen razón en uno de sus eslóganes: “lo primero es lo primero, y primero debe ser la educación y la salud”.