GREGORIO GANDINI

¿Qué pasa en Turquía?

La lira ha venido perdiendo valor este año y de forma muy marcada en los últimos meses, por eso me parece clave ver qué ha pasado con otra de las economías emergentes, esta vez no de Latinoamérica sino vecina de Europa, Turquía.

Gregorio Gandini, Gregorio Gandini
15 de agosto de 2018

Una cosa que siempre me ha gustado de revisar el mercado cambiario es la forma en la cual refleja las expectativas sobre los efectos geopolíticos y de manejo económico de los gobiernos. Así que, continuando con mi saga de economías emergentes, Turquía está presentando este año el ejemplo perfecto.

El mercado cambiario es bastante volátil y si bien, en algunos casos las divisas pueden experimentar cambios extremos y aumentar el ruido alrededor de algún hecho particular, como por ejemplo la caída de la libra esterlina y el resultado de las votaciones del brexit, hay otros momentos donde refleja de forma constante una percepción de riesgo del mercado sobre el comportamiento estructural de una economía.

Uno de estos casos se está presentando con la lira turca contra el dólar, que se está deteriorando desde 2010 tal y como puede verse en el gráfico 1 donde ha mostrado una pérdida de valor de 343% hasta este año, donde ha llegado a mínimos históricos.

Entiendo que en el párrafo anterior hablo de que la Lira está llegando a mínimos históricos y puede ser confuso ver la gráfica aumentando, por lo que hay que tener en cuenta es que esta gráfica refleja el comportamiento de la tasa de cambio de la lira contra el dólar, por lo que un aumento habla de una mayor cantidad de liras turcas que hay que dar por un dólar norteamericano que ha pasado de 1,47 en enero de 2010 a 6,53 durante el 10 de agosto de este año.

Pero si bien este comportamiento se presentaba antes de la llegada al poder de Recep Tayyip Erdogan en 2014, la tendencia se ha hecho mucho más fuerte desde su primera elección y ha explotado en lo que va corrido de 2018, lo que indicaría que hechos recientes solo están exacerbando condiciones existentes en la economía turca para llevarlos a este punto.

No solo por Estados Unidos

A primera vista, se podría pensar que el debilitamiento de la lira en el último mes se debe al aumento en las tensiones diplomáticas con Estados Unidos, debido al arresto del pastor evangélico Andrew Brunson acusado de apoyar uno de los grupos que supuestamente estuvieron detrás del fallido golpe de estado de 2016, pero su tendencia histórica muestra que también hay condiciones de fondo estructurales que están detrás de este movimiento.

De esas condiciones estructurales creo que dos son fuentes importantes de dicho comportamiento que vale la pena resaltar son, la balanza de pagos y el nivel de inflación.

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Para entender un poco las implicaciones de esto, es importante entender que la balanza de pagos de un país incluye dos grandes cuentas, la cuenta corriente y la de capitales, donde la primera registra todos los flujos derivados de las transacciones de importaciones e importaciones y la segunda, incluye transacciones que no están en la cuenta corriente como, por ejemplo, transferencias de capital o compra y venta de oro y divisas.

Por lo que un déficit en la cuenta corriente turca generaría presión sobre la lira ya que habla de mayores flujos de importaciones, lo que llevaría a una mayor demanda de dólares en los mercados de divisas del país, haciendo caer el valor de la divisa local. Este es precisamente el caso en Turquía donde este déficit es de -US$5.890 millones en mayo de este año y completa una tendencia de aumento de 4 meses después de haber experimentado los máximos déficits en 4 años en diciembre 2017 (US$7.751 millones) y enero 2018 (US$7.040 millones).

Pero el asunto no termina allí, ya que esta pérdida de valor de la lira combinado con el mayor flujo de importaciones también genera un impacto al alza sobre el nivel de precios de la economía, ya que al pagarse más liras por dólar los bienes importados cuyo valor es en dólares se hacen automáticamente más caros, importando así inflación al país.

En 2018 se ha visto esta alza en el nivel de precios donde se ubicó en 15,85% anual en julio, cuando al iniciar el año se encontraba en 10,35% y obligando junto con la devaluación de la moneda al Banco Central a aumentar su tasa desde 8% hasta 17,75% en tres meses en una movida muy parecida a la que tuvo que hacer el Banco de Argentina hace un par de meses ante la devaluación del peso de ese país.

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Por último, si a esta mezcla le añadimos que la deuda externa del país ha crecido en 16% desde 2017 hasta el primer trimestre de este año, la vulnerabilidad del país ante cambios en el valor de la divisa se hace bastante evidente, por lo que deberá tomar medidas drásticas y urgentes que le permitan lidiar con sus problemas estructurales.

Efecto contagio

La pregunta de siempre sería: ¿por qué importa esta crisis en Turquía? Existen dos formas en las que esta crisis puede repercutir en el mundo, primero al ser un mercado emergente podría aumentar la percepción de riesgo sobre las demás economías de esta categoría, haciendo que los inversionistas busquen otros mercados menos riesgosos, afectando los flujos de inversión de portafolio en general hacia estos mercados, entre los cuales está Colombia.

La segunda, es la estabilidad en Europa su más cercano vecino y donde algunos de sus bancos tienen exposición a esta moneda, lo que podría afectar a diferentes entidades y sus respectivos sistemas financieros debido a la velocidad que ha tomado esta crisis en el último mes. Es importante mantener la vista en Turquía y cómo puede tranquilizar a los inversionistas ya que esto es como tirar una piedra a un lago, si bien en el centro se ve el golpe, las ondas podrían afectarnos a todos.