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La columna vertebral

Dora Rothlisberger fue el eje de la carrera de ciencia política de Los Andes durante 35 años. Era la más cercana y querida por los estudiantes.

26 de mayo de 2003

No hay estudiante que haya pasado por ciencia política en la Universidad de los Andes que no recuerde con inmenso cariño a Dora Rothlisberger, fallecida la semana pasada. Esta mujer de figura menuda tenía una pose tan única como inolvidable: recostada, con un pie contra la pared, fumaba continuamente con su larga pitillera, y unos ojitos verdes que reían aun cuando estaba seria.

Y será inolvidable no sólo porque estuvo entre los fundadores de esta carrera, o porque fue docente allí por 35 años, sino porque fue siempre una aliada de los estudiantes. A todos les consta que cuando la conocían parecía seca, casi hosca. Dora no les comía cuento y les decía cuatro verdades sin mucha cortesía. Pero detrás de esa rudeza ocultaba un espíritu entero y sabio, de consejera insuperable, una defensora sin igual de los estudiantes y sus sueños.

"Su gran pasión eran ellos", dice Elizabeth Ungar, colega suya en el departamento de ciencia política desde hace más de 20 años. Junto con Elizabeth, Gabriel Murillo, Francisco Leal y Gary Hoskin estuvieron entre sus grandes amigos politólogos, con quienes investigó y publicó. Otro de ellos, Rubén Sánchez, la recuerda como una "educadora sin par, que recordaba el nombre de todos sus alumnos".

Dora, descendiente de suizos, nació en Bogotá en 1941. Trabajó toda la vida en Los Andes, desde 1968, cuando llegó recién desempacada de Estados Unidos con una maestría de George Washington University y un pregrado de la Michigan State. Fue una investigadora prolífica con aportes especialmente importantes en las relaciones internacionales, la formación ciudadana y los estudios de género. Fue varias veces, y por muchos años, directora del departamento y de la maestría de ciencia política. Fue además consultora permanente de la universidad. Sus últimas tres investigaciones -entre las 20 que dirigió a lo largo de su carrera- tocaron temas centrales para la Colombia actual: la seguridad, la movilización social y la lucha contra la corrupción.

Casi 30 promociones de politólogos uniandinos recibieron su apoyo y consejos, muchos de ellos hoy son reconocidos nacionalmente. Sólo para nombrar algunos, María Jimena Duzán, Silvia Galvis, Paulo Laserna, Rodrigo Pardo, Ricardo Santamaría, Gabriel Silva, Rafael Pardo y Patricia Pinzón.

Otra de las virtudes de Dora era su sencillez categórica. Nunca hizo alarde de nada. Y por eso pocos se enteraron de que, cuando se iba los fines de semana a su adorada finca de La Aldea cerca de Tenjo a sembrar hortalizas, también le dedicaba tiempo a apoyar la acción comunal del pueblo y a una escuela en la vereda El Chacal. Por ese corazón generoso y ese estilo directo y francote fue que tocó tantas personas. Por eso todos sus alumnos y colegas hoy están tristes, con seguridad la van a extrañar.