SOPOR I PIROPOS

Los 39: notas de un ejercicio precipitado

"No veo, aparte de Cárdenas y Caputo, fortísimas apuestas": Nicolás Morales repasa la nueva lista de Bogotá39.

Nicolás Morales
22 de mayo de 2017

Y se la jugó el Hay Festival con una segunda temporada de la lista Bogotá39. Un arriesgado capítulo, ya bien llovido en redes, nos dice quién tiene futuro literario en este convulso continente de 39 escritores. Mi mirada, modesta, desea solo observar mi patria, Colombia, y observar por quién se ha inclinado el selecto jurado. Aquí no hay matices. Es un listado contundente, con marca. Y quien diga que es una lista más se equivoca. Sus consecuencias serán contundentes: sus autores tendrán fajillas, irán a eventos como promesas, tendrán prelación en aviones para visitar ferias y aparecerán en portadas de revistas domingueras y en fanzines coleccionables. Como dice Jaime Zapata Villarreal: esta lista es un potente legitimador de escritura. Y de ventas, digo yo. Y lo lamento, pero creo que en general el ejercicio fue precipitado. Miremos los casos incluidos, los ausentes y algunos aspectos generales del asunto.

Juan Esteban Constaín. Es difícil hablar de su obra cuando una y otra vez sus columnas, pequeñas piezas de relojería fina, nos avasallan. Constaín es uno de los escritores que más vende libros, pero estoy seguro de que su novelística sigue debiéndonos. Creo que es una obra que no ha dialogado con el país literario y que es poco citada en las universidades, porque –enmarcada en lo histórico– se ha vuelto liviana. Pero reconozco una escritura correcta y buenos momentos.

Juan Cárdenas. Me gusta tanto que hasta tengo su novelita rusa Tú y yo. Tú, Juan, menos mal estás aquí, pues creo que sacas a flote esta pequeña lista naufragada.

Juan Cárdenas (Popatán, 1978).

Felipe Restrepo. Es el más interesante de los incluidos, por lo problemático. Yo había leído a un buen periodista y cronista. Pero una sola novela, escrita muy recientemente, lo ha convertido en uno de lo más prometedores escritores del continente. Hasta ahí les perdonamos a los jurados el riesgo de seleccionar un nuevo nombre, sin que el ciclo de recepción de su novela se haya cumplido. Es el mismo riesgo de Caputo, lo acepto. Pero yo leí Las formas de evasión muy recientemente y créanme que la encontré pobre. Es un texto plano, de escritura obvia, donde nada queda para el lector. No propone nada. Pero el jurado se arriesga, obligándonos a verificar la calidad de este nuevo escritor. Lo que es complejo, pues hipoteca su futuro y lo obliga en su segunda novela a jugarse el todo por el todo.

Giuseppe Caputo. Estoy impedido. Mis frases recubren las solapas de su novela. Con Caputo, los del Hay deciden premiar obras bestiales por lo buenas y no trayectorias mediocres. Bien jugado en este caso.

Daniel Ferreira. He leído poco. Me pareció que Viaje al interior de una gota de sangre es un libro que se queda en el ensayo formal y que no tenía una propuesta sólida de contenido (o, al menos, esta no llega a expresarse en la forma). Todavía me pregunto cuál es la posición de Ferreira o del narrador de Ferreira con respecto a la violencia, qué es lo que quiere mostrarnos además de lo anecdótico. Pero es necesario leer más y procesarlo menos rápido.

Cristian Romero. Lo tenía fuera del radar. Estoy buscando sus obras para dar fe.

Los ausentes. Debo decir que en los corrillos dos nombres son mencionados de una manera casi reiterativa: Margarita García Robayo y Juan Álvarez. Yo no hice 200 encuestas por el continente como los jurados. Hice una docena a un grupo de amigos y libreros de Chapinero en los cuales confío y casi todos reclamaron estas dos ausencias. Es cierto, Margarita tenía mucho más que ofrecer que otros de los escogidos y, además, escogerla hubiera mostrado que en Colombia hay escritoras excelentes, mujeres que vale la pena leer. Pero lo de Álvarez me dolió en el alma, porque venía juicioso rastreando esa consistencia literaria y, compadre, ¡merecía estar ahí! Es un escritor de trayectoria y su Ruidosa marcha de los mudos lo ratifica. No quiero olvidar otros muy mencionados: Orlando Echeverri, David Betancourt, Jacobo Cardona, Juliana Restrepo, Gilmer Mesa (ahí tienen un gran escritor de una sola novela), Andrea Cote y Lucía Estrada (estas dos últimas escriben poesía, pero como no es un género que se venda, el Hay ni lo considera literatura). En fin. No veo, aparte de Cárdenas y Caputo, fortísimas apuestas. Ya el tiempo lo dirá. Aunque repasen los 39 de hace diez años y díganme si en aquella época el Hay no fue más justo. O menos político, tal vez.

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