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Ocho no son suficiente, las mascotas de Daniel Samper

En la casa del periodista y ahora youtuber Daniel Samper Ospina viven más animales que personas. Dos perros, dos gatos y cuatro cacatúas hacen de su hogar uno muy cálido y divertido. Y quieren más.

26 de mayo de 2017

Hace unos meses, la cocina de Daniel Samper se parecía más a la franja de Gaza que al rincón hogareño y tranquilo que se suponía debía ser. Los perros perseguían a los gatos, los gatos a las cacatúas, y las cacatúas al resto de la familia. Según sus propias palabras, la relación entre razas era toda una locura.

Hoy, sin embargo, la paz ha vuelto a reinar y todas las mascotas saben llevarse entre sí. Ahora, en plena etapa del posconflicto, las ocho son un gran ejemplo de que, aún en medio de las diferencias, se puede convivir.

Es la prueba de que los animales nos enseñan. ¿Siempre te han gustado?

Sí, en mi casa siempre hemos adorado a los animales, sean del partido que sea, como suelo decir yo. Desde que tengo memoria hemos tenido perros. Cuando me casé, sabía que iba a seguir siendo así, porque lo hice con una mujer a la que también le gustan mucho las mascotas y que, incluso, sufrió como yo por no tener tantas como hubiera querido.

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¿Ocho son suficientes?

Hasta hace poco teníamos dos perros shitzu, Cantinflas y su esposa, Chabela, que entre otras cosas dicen que es de las pocas razas que no sueltan pelo (dato clave porque queremos que en la casa el único animal que suelte pelo sea yo). Lamentablemente, a Chabela hace poco la mató un carro en la finca y aún estamos de luto. Después se sumó Stanley, que era un perro de la cuadra, un callejero que por lo que se ve podría tener algún parentesco con un chow chow, pero en realidad es muy criollo.

Él desarrolló una enfermedad autoinmune que exigía algunos cuidados, así que se empezó a acomodar en esta casa… y pues ya se instaló del todo. Finalmente, aunque nunca habíamos tenido gatos decidimos hacerlo y nos ha ido muy bien. Nos dieron a Garfield en un centro de adopción y encontramos a Novena en la calle: estaba herida, tenía como tres semanas de nacida y, bueno, como mis hijas adoran a los animales, la rescataron y llegaron con ella. La llevamos al veterinario, se curó y ya vive con nosotros.

Además, tenemos cuatro cacatúas: en realidad eran dos, pero se reprodujeron. Viven con la jaula abierta, se la pasan caminando por la cocina y por mi estudio. A veces escriben las columnas.

¿Por qué esos nombres?

Novena es la única mascota a la que me han dejado ponerle nombre y se llama así en honor a la novena estrella de Santa Fe, porque llegó por la misma época en la que el glorioso se coronó. Cantinflas, por el amor que le tiene mi esposa a México. Garfield lo eligieron mis hijas, supongo yo que porque se parece al personaje y porque come todo el día.

¿Cuál es el rol de los animales en una casa?

Yo creo que son muy buenos profesores y tienen muchas virtudes que los humanos hemos ido perdiendo. En esa medida, si uno quiere que sus hijos sean mejores personas es bueno que crezcan rodeados de mascotas. Creo que el amor que uno siente por un animal y que él siente por uno es muy pedagógico.

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¿Y qué es lo que te han enseñado?

La lealtad a prueba de balas de los perros; tienen un sentido de sacrificio por los demás que es difícil de encontrar en los humanos. Y el sentimiento de gratitud de los animales, en general, es impresionante. Por ejemplo, Stanley, que es el perro de la calle, hace lo que sea por mí. Hasta me acompaña a ver los partidos de Santa fe.

¿Cómo describirías a cada uno? ¿Tienen diferentes personalidades?

El más cariñoso y paternal es Cantinflas. Siempre está en la jugada, adopta a cualquier animal que llegue. El más guardián es Stanley, que de hecho duerme en la puerta, y siempre está alerta; es como el escolta Ahumada que todos soñamos tener —el de Vargas Lleras—, pero, eso sí, yo no lo maltrato.

La más nerviosa y agreste es Novena, porque hace apenas dos meses vivía en la calle y es una superviviente, por lo que es desconfiada. Garfield es el más auténtico, vive muy a su ritmo y a sus anchas, es muy locho y perezoso, pero es muy cariñoso a su manera: cuando se le da la gana.

Y estas (las cacatúas) son muy independientes, viven con la jaula abierta y tienen unas rutinas en las que salen, caminan, van hasta mi estudio e incluso, a veces hacen nido detrás de algunos libros. Yo procuro que  utilicen libros en los que puedan empollar sin ningún problema, que no sean los poemas de Roy Barreras, por ejemplo.

¿Tienes un favorito?

No sé si alguno sea mi favorito, pero yo sí soy el favorito de Stanley, que muestra especial gratitud conmigo. Es el único. El resto prefiere a mi esposa.

Alguna vez, en una de tus columnas, escribiste que los perros se terminan pareciendo a sus dueños y viceversa. ¿En qué te pareces a los tuyos?

Stanley se está quedando calvo y eso es por hacerme un homenaje a mí. El resto no se parece y más bien ojalá yo me pudiera llegar a parecer a ellos. Son perros muy queridos, de muy buen corazón. Con poca serna, a diferencia de mí.

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¿Te consideras un hombre de perros o de gatos?

No creo que se trate de escoger. Cada uno es, a su modo, muy buena mascota. Obviamente, los gatos no son tan melosos como los perros, son más interesados y más independientes. De golpe soy un poquito más de perros: son más bobos, uno les puede tirar un palo mil veces y mil veces lo traen, y en esa medida soy más perro que gato. Alguien decía que le gustaría tener la libertad que tienen los gatos, y tiene razón. Salvo que se trate de Enilce López, alias ‘La gata’.

¿Qué tanto de su cuidado es tu responsabilidad?

Yo los sacó a pasear. Generalmente, el que limpiaba cuando hacían algo dentro de la casa era yo, pero en realidad todos ayudamos. Nos gusta tener muchos animales, así que es la única manera. Además, pensamos tener pronto una mascota nueva. Estamos de luto por la muerte de Chabela, pero dentro de un tiempo queremos traer otro shitzu. Estábamos esperando que pasaran un par de meses para que a las niñas les quede claro que los perros no son reemplazables: simplemente empieza una nueva historia con otro.

Garfield, Stanley y Novena son adoptados. ¿Qué conceptos tienes de la compra y de la adopción de animales?

Estoy de acuerdo con ambas cosas, pero no soy un fundamentalista como esos que se ponen furiosos cuando las personas compran en lugar de adoptar. Cada perro tiene una historia sentimental detrás, sea o no sea adoptado. Soy partidario de aprender de los animales, simplemente.

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Si tuvieras que hacer un video para tu canal de YouTube con tus mascotas, ¿qué se te ocurriría?

Pues ya salen mucho y suelen asomarse en cámara. De hecho, cuando llegó Novena dije que me caía de perlas porque, para triunfar en Instagram es clave: uno, tener sudaderas para posar en ellas; dos, tomarle fotos a los sobrados del plato (no entiendo por qué); tres, hacer cara de pato y, cuatro, muy importante, tener un gato tierno. Y claro, sí aspiro a hacer algún video con las mascotas. Todavía no sé con cuál, pero se pueden hacer muchas analogías políticas, sobre todo en estos tiempos en los que uno ve casos como el de Otto Bula, cuya mordida es más grande que la de cualquier perro.

Si te nombro algunas personalidades políticas, ¿podrías decirme a qué perro se parecen?

Sí.

¿El presidente Santos?

Creo que tiene pinta de un shar pei. Tiene como los parpados parecidos, aunque esa raza está más pendiente de las cosas que hacen a sus espaldas.

¿El expresidente Uribe?

Yo lo comparo más con un caballo que con un perro, como con alguna bestia agraria de las que a él le gusta dominar.

¿El exprocurador Ordoñez?

Un pastor… con rabia. Cualquier tipo de pastor.

¿Peñalosa?

Es como un galgo o un perro de esos que suelen ser estrato seis.

¿Y Vargas Lleras?

Un perro al que haya que sacar con bozal para que no le pongan multa. 

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