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Presidente del Banco de Bogotá

Alejandro Figueroa

“Me desestreso practicando Chikung”

26 de abril de 2008

Antes de encontrar su verdadera vocación de buen administrador, la vida tuvo varios cambios para este ingeniero civil de la facultad Nacional de Minas de Medellín, que comenzó como ingeniero residente de la Central Hidroeléctrica de Guatapé. Su segundo cargo fue en Planeación Nacional, donde le tomó gusto a la economía y decidió irse a Harvard a hacer un máster en el tema. Al regresar, su carrera iba enfocada en el sector público, al ser viceministro de Desarrollo Económico y ministro encargado. Pero en 1973 cambió de nuevo el rumbo y entró a trabajar al Banco de Bogotá. Allí pasó por diferentes cargos hasta llegar a la presidencia, en la que lleva 20 años. Es analítico y permanentemente considera los riesgos para anticiparse a las crisis, innovar y seguir con el plan que se ha fijado. Le encanta conversar amenamente y no es muy amigo de que le tomen fotos.

¿Qué otra empresa le habría gustado o le gustaría dirigir?
Ninguna otra. Estoy feliz en el Banco de Bogotá.

¿Qué es lo que más detesta?
Que me digan mentiras.

¿De la nueva tecnología qué usa y qué no usa?
La uso muy poco, pues para casi todo me apoyo en María Teresa, mi secretaria.

¿Quién administra sus cuentas bancarias?
También mi secretaria, María Teresa.

¿Tiene alcancía?
No.

¿Cómo resuelve los problemas?
Tengo un sentido claro de lo prioritario, me anticipo a las crisis y cuando llega un problema específico, trabajo en él a fondo hasta resolverlo.

¿Qué lo desestresa?
Practicar Chikung, una técnica oriental que consiste en el manejo de la energía interna.
Cuándo no está en su trabajo, ¿qué es lo que más le gusta hacer?
Estar con mi familia.

¿Cuál es su idea del paraíso?
La tranquilidad total.

¿Qué es más difícil, construir un puente
o administrar un banco?
Las dos cosas son igual de difíciles.