Judicial

Sin visa

El pasado de Raúl Montoya Flórez, el coordinador de la campaña reeleccionista de Álvaro Uribe en Magdalena, resultó más oscuro de lo que se creía.

22 de abril de 2006

"Don Raúl Montoya es un hombre correcto. Ahora entonces le van a quitar legitimidad a este gobierno cambiando a don Raúl Montoya, un hombre honesto que vive en Santa Marta, por Diego Montoya, un narcotraficante. Hombre no hay derecho que pongan a los colombianos a leer unas revistas importantes en Semana Santa que violan la Constitución, que violan el derecho a la intimidad y el buen nombre de las personas, que le cambian a un ciudadano el nombre que ha tenido como una persona honesta, por el nombre de un narcotraficante, para hacerle semejantes imputaciones. A mí me da hasta pena con don Raúl Montoya. Pregunten ustedes en Santa Marta quién es don Raúl Montoya". Con estas palabras, el presidente Álvaro Uribe salió en los medios radiales y de televisión a defender a Raúl Montoya, el coordinador de su campaña de reelección en Magdalena.

La opinión pública supo de la existencia de Montoya Flórez a raíz de la entrevista que hace 15 días le dio a El Nuevo Herald y a SEMANA, Rafael García, el ex jefe de informática del DAS. El ex funcionario señaló a Montoya de ser el financista de la campaña de Álvaro Uribe en 2002 y de tener presuntos nexos con narcotraficantes.

Tal y como lo sugirió el presidente Uribe, varios periodistas preguntaron en Santa Marta quién era este hombre. Dos semanas después, El Nuevo Herald reveló los nexos pasados de Montoya con narcotraficantes de la Costa Atlántica y la negativa de Estados Unidos a expedirle la visa. Y El Espectador, en su edición del 24 de abril, publica las relaciones cercanas de Montoya con el amigo de infancia de Pablo Escobar, Luis Carlos Molina Yepes. Según el diario, de la cuenta bancaria de Molina salió el cheque con el que se pagó el magnicidio del director de El Espectador Guillermo Cano Isaza y cinco cheques más a nombre de Raúl Montoya Flórez, por 56 millones de pesos, que fueron girados entre julio y noviembre de 1986. Una suma que a precios de hoy podría superar los 1.000 millones de pesos.

"Raúl Montoya es un amigo mío... actualmente yo tengo en mi casa cuadros y Montoya, que actualmente tiene una galería de arte en Miami, creo que tiene otros", sostuvo Molina Yepes el 27 de febrero de 1988 ante un juez de instrucción criminal. Según El Espectador, la Policía tenía indicios, desde la captura de Molina en 1997, que uno de sus socios como distribuidor exclusivo de Aguardiente Antioqueño para Magdalena, era Montoya.

El Nuevo Herald preguntó por Montoya no sólo en Santa Marta sino en Miami y descubrió sus antiguas relaciones con tres personas que fueron encausadas en Estados Unidos por delitos relacionados con narcotráfico. La primera es Luis Vásquez Montoya, quien en 1992 fue procesado por lavado de activos, y con los hermanos barranquilleros Mario y Giovanni Lignarolo, procesados en 1988 por el mismo delito. "Con Vásquez no fuimos realmente socios en Intermundial. Yo fui empleado, me independicé y él me prestó un dinero para trabajar", afirmó Montoya.

Montoya, dice El Nuevo Herald, puso una casa suya, ubicada en la urbanización Woodgate, como garantía de una fianza de libertad condicional de los hermanos Lignarolo, miembros de una conocida familia del Atlántico. "Los conocí y no lo niego. Por los problemas que tuvieron, ellos debieron responder", dijo Montoya Flórez al diario. La revelación del periódico norteamericano se conoció el jueves pasado, y al día siguiente, Montoya renunció a su cargo como coordinador de la campaña de Uribe en Magdalena. "La no aprobación de una visa no se puede convertir para los colombianos en un certificado de buena conducta, ya que muchas personas de bien no la poseen, contrario a muchos otros que la tienen y no la merecen. En mi condición de ciudadano, seguiré apoyando al presidente Uribe", dijo en su carta de renuncia.

Montoya nació hace 62 años en Sevilla, Valle del Cauca. Durante los últimos 20 años de su vida ha desarrollado sus negocios en Santa Marta, en donde reside, y en el resto del departamento de Magdalena, en donde es ampliamente conocido en los círculos empresarial, cívico y social. Es reconocido como el más grande empresario de la distribución de licores en el departamento de Magdalena y por sus negocios como importador de electrodomésticos y juguetes. En el período de la gobernación de su amigo personal Juan Carlos Vives, actual director nacional de Estupefacientes, le fue entregada en concesión la Fábrica de Licores del Magdalena, pero la siguiente administración departamental le suspendió el contrato. Este episodio terminó en una serie de demandas.

Sus dos firmas, Licores Cañamar, que funciona desde 1998, y Comercializadora de Licores del Magdalena, en liquidación, demandaron al departamento de Magdalena y a su industria licorera ante el Consejo de Estado, a principios de este año.

En el segundo semestre de 2003, el empresario Montoya fue un hombre clave para el gobierno. Era el presidente del movimiento 'Colombianos por el Referendo' en Magdalena y coordinó el 27 de septiembre, en Santa Marta, un evento en el centro de Convenciones Santamar, en donde el presidente Uribe defendió este mecanismo de participación ciudadana. " Lo apoyé cuando era candidato, luego en la organización del referendo y ahora en la reelección. No veo nada de malo en que los empresarios de bien apoyemos las cosas buenas para Colombia", dijo Montoya

También tiene una amistad de muchos años con el ex director del DAS y actual cónsul en Milán, Jorge Noguera, quien, según Montoya, ha sido su consultor y asesor como abogado. Por su estrecha amistad, el ex director del DAS vinculó a su hija María Claudia Montoya al organismo de inteligencia como asesora internacional.

En una de sus últimas entrevistas a la prensa, Montoya sostuvo enfáticamente: "Tengo una vida limpia y en Santa Marta y en el Magdalena me conocen y saben que soy una persona transparente. Algún día brillará la verdad".