| Foto: FOTO: AP

SOSTENIBLE

¡Histórico! Después de 3.000 años de su desaparición, nacen demonios de Tasmania en Australia continental

Se especula que estos animales fueron exterminados en Australia continental por manadas de dingos, pero se calcula que 25.000 demonios viven aún en la isla de Tasmania.

25 de mayo de 2021

Los demonios de Tasmania en estado salvaje desaparecieron de la parte continental de Australia hace unos 3.000 años, pero grupos conservacionistas indicaron este martes que ejemplares de estos marsupiales reintroducidos se han reproducido en estado natural, lo que genera esperanzas de que sea exitoso el esfuerzo para su preservación.

Aussie Ark y otros grupos conservacionistas revelaron que siete de estos mamíferos carnívoros nacieron en una reserva salvaje de 400 hectáreas en Barrington Tops, al norte de Sídney.

Esta noticia llega menos de un año después de que 26 ejemplares adultos fueran liberados en el extenso santuario, que está vallado para protegerlos.

Los conservacionistas han calificado este proyecto como “histórico”, similar al exitoso retorno de los lobos al Parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos, en la década de 1990.

Una vez que (los demonios) estaban de regreso en la naturaleza, todo dependía de ellos, lo que era angustiante”, señala el presidente de Aussie Ark, Tim Faulkner.

“Estuvimos observándolos desde lejos hasta que llegó el momento de actuar para confirmar el nacimiento de nuestros primeros joeys (cachorros) salvajes. ¡Y qué gran momento fue!”, añade.

Se especula que estos animales fueron exterminados en Australia continental por manadas de dingos, pero se calcula que 25.000 demonios viven aún en la isla de Tasmania.

Los guardabosques examinaron las bolsas (o marsupias) de las hembras y encontraron a los joeys en “perfecto estado de salud”.

Los demonios de Tasmania pesan hasta 8 kg y tienen pelaje negro o marrón, se alimentan de otros animales de su entorno o de cadáveres y por lo general no son peligrosos para los humanos.

Conocidos por su fuerte rugido, unas poderosas mandíbulas y su ferocidad cuando se enfrentan a adversarios, ya sea por comida o parejas, los demonios están clasificados como especie en peligro de extinción.

Se calcula que casi 25.000 demonios viven aún en la isla de Tasmania.

Aussie Ark proyecta liberar más demonios de Tasmania en la reserva durante los próximos años junto con otras especies, como roedores o canguros de las rocas, para finalmente introducirlos en áreas sin vallas donde deberán enfrentar un mayor número de amenazas y peligros.

La lucha para salvar a los demonios de Tasmania

Un cáncer transmisible en el diablo de Tasmania ha evolucionado en las últimas dos décadas, con algunos linajes extendiéndose y reemplazando a otros, hasta casi extinguir la especie.

La dinámica evolutiva del cáncer ayuda a explicar cómo este marsupial australiano se ha puesto en peligro tan rápidamente y puede arrojar luz sobre la evolución de otras formas de la enfermedad, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘PLOS Biology’ por investigadores de la Universidad de Cambridge

El diablo de Tasmania es un marsupial carnívoro, aproximadamente del tamaño de un perro pequeño, que se encuentra solo en Tasmania, un estado insular frente a la costa sur de Australia oriental.

El tumor facial del diablo 1 (DFT1) se observó por primera vez a mediados de la década de 1990 y desde entonces se ha extendido a los demonios en gran parte de la isla, transmitido de un animal a otro a través de morder, un comportamiento social común.

Sorprendentemente, las células tumorales transferidas de esta manera, en lugar de ser eliminadas por el sistema inmunológico del nuevo huésped, sobreviven y establecen un nuevo tumor. La infección suele ser mortal.

Para comprender más sobre la propagación de la enfermedad, los autores analizaron los genomas de 648 tumores DFT1 recogidos entre 2003 y 2018. Encontraron que al comienzo de la propagación del tumor, DFT1 se dividió en cinco clados o sublinajes. Dos de ellos se extinguieron, mientras que tres continuaron extendiéndose. Uno, el clado A, se dividió una vez más.

Los investigadores Young Mi Kwon, Kevin Gori y Elizabeth Murchison mapearon la distribución de cada clado, lo que reveló cómo los demonios enfermos han propagado el cáncer por el medioambiente; sus hallazgos apoyan los de la investigación epidemiológica y destacan la importancia de la geografía para influir en los movimientos de los demonios y su enfermedad.

Con información de AFP y Europa Press.