La curva de crecimiento se dispara en los primeros momentos en los que entramos en contacto con una materia nueva, de acuerdo con el diagrama de Hermann Ebbinghaus. (Getty Images)

Memoria

El sistema por el que podrá "aprender cualquier cosa" en solo 20 horas

Grandes figuras como Benjamin Franklin utilizaban este tipo de métodos. El cerebro está especialmente receptivo las primeras veces que lo sometemos a un estímulo nuevo, y algunos expertos creen que ese tiempo en el que aprendemos más rápidamente sucede en las primeras 20 horas. Después, el conocimiento se ralentiza.

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BBC Mundo
22 de mayo de 2018

¿Ruso, árabe, chino? ¿Violín, guitarra? ¿Física cuántica? Nuestro cerebro está preparado para aprender cualquier cosa, por difícil que sea, y además lo hace de forma rápida. Al menos, al principio.

Algunos expertos establecieron el periodo de aprendizaje más productivo en las primeras 20 horas de contacto con una materia, y tiene que ver con la capacidad de respuesta y el interés que muestra nuestro cerebro ante nuevos estímulos.

El filósofo y psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus diseñó a finales del siglo XIX lo que llamó la curva del aprendizaje. Consiste en dos variables, en el que el eje vertical representa la materia o conocimientos a adquirir y el eje horizontal las horas a invertir.

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De esta manera, podemos calcular el tiempo que necesitamos para aprender algo. Se usa a día de hoy para evaluar la productividad en una empresa o para saber si una tarea es o no difícil, en función del tiempo que demoremos en realizarla.

La curva del aprendizaje va primero en ascenso rápido y después entra en una llanura donde los progresos son más lentos. (Getty Images)

Con su diagrama, Ebbinghaus quería ilustrar que la primera vez que entramos en contacto con una materia la mayoría de los conocimientos se adquieren en el periodo inicial. Después de cierto tiempo, el aprendizaje se ralentiza y entramos en un periodo de perfeccionamiento que es menos productivo, porque tardamos más tiempo en conseguir objetivos.

Nuestro cerebro está más atento a información y estímulos nuevos. Cuando ya se acostumbra, es como si bajase su interés. (Getty Images)

Esto tiene que ver con un proceso del cerebro llamado habituación, la fase más primitiva del aprendizaje. Ante un estímulo nuevo, la respuesta sensitiva y receptiva del cerebro es muy intensa. A medida que ese estímulo se repite, la respuesta del cerebro es menos potente. Por eso el aprendizaje de algo nuevo, por difícil que sea, va en rápido ascenso, ya que partimos de cero. Después, se ralentiza.

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"La regla de las 5 horas"

Ese periodo de escalada en el aprendizaje son las primeras 20 horas de contacto con una materia, según Josh Kauffman, escritor y experto en procesos didácticos y de productividad.

Uno de los padres fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, usaba un método por horas para aprender cosas nuevas. Lo llamaba "aprendizaje deliberado", o como se conoce más popularmente, "la regla de las cinco horas".

Benjamin Franklin solo estudió en la escuela tres años pero leía, escribía y se marcaba objetivos de crecimiento personal cada día. (Getty Images)

Cada día de lunes a viernes, Franklin dedicaba al menos una hora a aprender algo de lo que no tuviese conocimiento antes. Al cabo de un tiempo, cuando sentía que ya había adquirido un buen nivel, pasaba a otra materia. Y así constantemente.

Si aplicaramos la regla de las cinco horas, cada cuatro semanas aprenderíamos algo nuevo con suficiente destreza, asegura Kauffman en su libro "Las primeras 20 horas. Cómo aprender cualquier cosa rápidamente".

Con la regla de las cinco horas, podríamos aprender algo nuevo cada cuatro semanas. (Getty Images)

Este sistema, con algunas variables, lo utilizan hoy en día empresarios de éxito como Elon Musk, Warren Buffett, Mark Zuckerberg u Oprah Winfrey, según han reconocido abiertamente cuando se les ha preguntado por el éxito de sus carreras.

La clave, por tanto, parece residir en dos factores: en nosotros mismos y en nuestra fuerza de voluntad para hacer tiempo y aprender algo "deliberadamente", como diría Benjamin Franklin.

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