El manual de sexo de Ann Marlene Henning, una sexóloga danesa radicada en Alemania, no solo tiene capítulos que cubren todos los temas sino fotos que muestran a parejas de jóvenes teniendo relaciones sexuales. Para ella esto era clave pues era la mejor manera de diferenciar la sexualidad pornográfica de internet de aquella que se hace con amor y respeto. | Foto: Heji sHin

SALUD

¿Cómo orientar sexualmente a los jóvenes?

Un manual de educación sexual para jóvenes muestra que la mejor estrategia para orientarlos en tiempos del ciberporno es hablarles del tema sin pelos en la lengua.

18 de octubre de 2014

Recurrir a la simbología, los diagramas sutiles y las historias de las abejas y el polen parece no ser la mejor manera de impartir una buena educación sexual a los jóvenes de hoy. Al menos eso fue lo que pensó la sexóloga Ann-Marlene Henning, una danesa radicada en Alemania, cuando hizo un manual de sexualidad para adolescentes modernos, que desde muy temprano están recibiendo todo tipo de contenido sexual, desde imágenes eróticas hasta porno sofisticado. Ante esa realidad, Henning decidió guiarlos en esta materia dándoles un poco de la misma medicina, pero con información seria y científica.

El resultado es el libro Sex & lovers: a practical guide, que algunos hoy ven como el antídoto para educarlos en una época en que el ciberporno está a un clic de distancia. Por eso al manual no se le escapa ningún tema en la materia: el sexo tántrico, orgías, las posiciones del Kamasutra, intercambio de parejas, juguetes sexuales, anticoncepción, masturbación, la importancia de la comunicación con la pareja, cómo reconocer las enfermedades de transmisión sexual e incluso, a qué sabe el semen.

Pero eso no es todo. En lugar de utilizar diagramas y bocetos del cuerpo humano, como se acostumbra, la autora incluyó imágenes explícitas de parejas de entre 18 y 22 años haciendo el amor. Algunas muestran a los jóvenes desnudos de espalda tomándose la mano, pero una buena parte son en colores y los expone en actividades que podrían ser catalogadas por algunos padres como aberrantes. “Es tan gráfico, que muchos podrían pensar que Henning tuvo como asesor a Hugh Hefner, el dueño de Playboy”, dice la periodista Katie Glass, en el Sunday Times.

En Europa el libro, cuyo título en español es Hacer el Amor, ya está disponible en alemán, inglés y español. Aunque en Alemania ha sido un éxito rotundo y ya lleva 200.000 copias vendidas, otros padres de países más conservadores no están muy convencidos de entregarles un manual de estas características a sus hijos adolescentes para evitarse la ‘charla’ con ellos. Los más reticentes señalan que las imágenes que acompañan el texto son tan gráficas que rayan precisamente en lo pornográfico, que es de lo que Henning pretende salvarlos. “Algunas fotos son tan libidinosas, que cualquier adulto se sonrojaría al verlas”, dice Lucy Cavendish, una autora inglesa.

Pero, según Henning y otros expertos consultados por SEMANA, este tipo de documento podría ser el mejor recurso para afrontar la educación sexual de las generaciones actuales. Las estadísticas muestran que a los 11 años el 30 por ciento de las niñas y el 60 por ciento de los niños ya han estado expuestos al contenido pornográfico disponible en internet. Casi la mitad de ellos envían mensajes con imágenes sexuales, una práctica que se denomina ‘sexting’. En otro trabajo, el 76 por ciento de las mujeres confesó que el ciberporno les ha puesto una presión para comportarse de formas con las cuales no se sentían cómodas. “Mucho antes de que hayan besado a alguien y de iniciar sus relaciones han visto películas porno llenas de prácticas bizarras y desinformación”, dice a SEMANA la autora. Agrega que quería sepultar la idea de que el sexo es “sucio, peligroso y malo, que es precisamente el mensaje que recibieron sus padres varias generaciones atrás”.

En ese contexto Henning pensó que las imágenes no podrían ser diagramas ni dibujos, sino fotos explícitas porque sabía que los menos asombrados con ellas serían los propios jóvenes, quienes ya han visto en las películas porno otras parejas teniendo relaciones sexuales pero de forma brusca y sin amor. “Por eso las fotografías son tan importantes: muestran parejas jóvenes reales que se quieren haciendo el amor”, señala. Frente a una particular que ha causado alarma entre los padres, en la que aparece una mujer practicando sexo oral a su compañero, ella dice que no es pornográfica porque en este caso la imagen “muestra amor, más que el exhibicionismo característico del porno”.

Otros padres consideran que dar demasiada información a estos jóvenes es la forma más expedita de incitarlos a iniciar su sexualidad más temprano y a involucrarse en prácticas perversas. Pero los expertos consultados consideran que, por el contrario, este tipo de estrategia garantiza una sexualidad más saludable. Los estudios señalan que cuando los jóvenes tienen más educación, el inicio de su actividad sexual se da más tarde y la tasa de embarazo adolescente disminuye. “Incluso se ha encontrado que los hijos de los sexólogos comienzan su vida sexual luego que los demás”, señala Henning.

Y no solo eso. Los jóvenes creen que el sexo que ven en internet es igual al que practican la mayoría de personas y eso puede ser muy perturbador. Lo más inquietante para la autora es el papel de sometimiento que se da a la mujer en estas películas y la manera mecánica como hacen el amor. “Qué mejor que alguien experto ponga el tema en el contexto adecuado”, señala el psicólogo Diego Castrillón.

El problema radica en que los padres están atrasados en la materia, no solo porque el ambiente en el que crecen sus hijos es muy diferente al que ellos tuvieron. No había ‘sexting’ ni internet y las revistas pornográficas eran menos fáciles de conseguir. También porque están desinformados frente a la sexualidad de la juventud, que cada vez empieza más temprano. Y aunque creen que están protegiendo a los hijos de la información, para Henning, la realidad es que “se están protegiendo ellos mismos de su manera vergonzante de ver la sexualidad”.

La sexóloga no se dedica a hablar específicamente del tema del ciberporno sino que ofrece una imagen general de lo que es el sexo con amor y cómo hacerlo con responsabilidad y respeto. Por eso habla de que ambos deben estar de acuerdo en tener la relación sexual y establecer claramente lo que quieren hacer y lo que no. “Si hay duda, lo mejor es abstenerse”, les recomienda. También les refuerza la idea de que no vale la pena dejarse presionar de los pares y de cómo protegerse de un embarazo indeseado. “Damos muchos datos y mostramos lo que hay, para que ellos decidan”, explica. Otros capítulos se concentran en la primera vez, el orgasmo, la masturbación y los cuerpos de hombres y mujeres, que también han sufrido una transformación con el ciberporno. En un reciente sondeo los jóvenes mostraron no tener idea de cómo es el cuerpo de una mujer común y corriente porque las actrices de estas películas tienen “senos exagerados hechos con silicona y no tienen vello púbico”, señala Henning.

El libro está hecho para púberes en adelante, es decir, aquellos que apenas están comenzando la adolescencia. Como estos momentos varían de unos a otros, Nereyda Lacera, médica sexóloga de Profamilia, recomienda que los padres analicen en qué momento del crecimiento está su hijo, pues puede ser “que a los 11 años aún no esté preparado para ese contenido explícito”.

Otros consideran que los padres deben dejar de ser ingenuos frente a la sexualidad de sus hijos y empezar ese tipo de charlas mucho antes de lo que se hace hoy. “Los papás no quieren aceptar que sus hijos empiezan su sexualidad a los 13 y por eso les hablan del tema a los 15, cuando ya lo saben o lo han hecho todo”, dice Castrillón. No hay duda de que internet cambió el libreto de educación sexual y por eso hablarles a ‘calzón quitao’ del tema no es contraproducente sino todo lo contrario. Como dice Henning, aunque todavía parecen ingenuos, “a esa edad ya han visto y leído muchas cosas peores de las que imaginan”.