Mascarillas caseras con colágeno no tienen efectos secundarios por estar elaboradas con productos naturales. Foto: GettyImages.
Algunas mascarillas caseras con colágeno no tienen efectos secundarios por estar elaboradas con productos naturales. | Foto: Foto Gettyimages

Vida Moderna

¿Cómo se puede reponer el colágeno que se pierde cuando se envejece?

Un estilo de vida saludable es clave para mantener una piel tersa y juvenil.

27 de enero de 2022

Los cambios asociados al envejecimiento a nivel celular pueden tener numerosos efectos, como una menor capacidad de la piel para actuar como barrera. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pérdida de fibras de colágeno y elastina en la dermis reducen la resistencia a la tracción de la piel.

Por esta reducción, existen diversos tratamientos con los que es posible aumentar los niveles de colágeno y por lo tanto, disminuir los signos de la edad.

Por ello, la empresa especializada en bienestar Msnaturals en su portal web listó una serie de recomendaciones con las que es posible recuperar la pérdida de colágeno, el cual, se produce menos después de los 30 años.

  • Nutrir la piel de afuera hacia adentro: como la piel es el órgano más expuesto a los efectos de la contaminación ambiental o el maquillaje, se recomienda activar la regeneración celular con productos de hidratación profunda.
  • Moverse: la actividad física diaria es importante para una vida saludable, en este caso, el movimiento constante traslada con mejor facilidad el colágeno a las células de la piel. “Entre otras cosas, el ejercicio reduce el nivel de cortisol, la hormona del estrés, que está asociada a las imperfecciones cutáneas”, explica la institución.
  • Nutrir la piel de adentro hacia afuera: como al pasar de los años se produce menos colágeno, se pueden consumir sustancias como el colágeno hidrolizado, sin embargo, es importante consultar un especialista antes de hacerlo.
  • Alimentarse bien: una dieta balanceada rica en vitamina E, vitamina C y proteínas, es importante para la producción de colágeno en el cuerpo. Estos nutrientes aumentan, mejoran y sintetizan mejor esta molécula.

Sumado a lo anterior, de acuerdo con el estudio de la Revista Americana de Nutrición Clínica, la vitamina C es la mejor vitamina para producir colágeno en la piel, ya que se concluyó que más de 4.000 mujeres de entre 40 y 74 años presentaron una apariencia más joven en la piel gracias a esta vitamina.

El estudio llamado Ingesta de nutrientes dietéticos y apariencia de envejecimiento de la piel entre mujeres estadounidenses de mediana edad señala que la vitamina C se debe incluir en la dieta alimenticia del día a día para producir colágeno, ya que tiene efectos positivos en la piel, entre ellos reducir la aparición de arrugas, y la resequedad del cutis causada por envejecimiento.

Por esta razón, la ciencia recomienda tener una alimentación rica en frutas con vitamina C como el limón, las naranjas y los tomates. Cabe recordar que es muy importante incluir nueces y vegetales verdes para mejorar el aspecto de la piel en la edad adulta.

También se aconseja comer alimentos como el pescado, los huevos, verduras y carnes rojas, al igual que otros que contengan omega-3.

Otra forma de obtener colágeno está ligada a la hormona relacionada con el sueño, la melatonina, esta tiene poder antiinflamatorio y antioxidante, lo cual ayuda a reducir los signos de la edad. Además, dormir por lo menos unas siete horas aumentará la hormona del crecimiento.

Tipos de colágeno

Colágeno tipo I: es el más abundante en el organismo, con 90 %. Forma parte de los tejidos que requieren soportar fuerzas mecánicas, como los huesos, la piel, los tendones, los discos intervertebrales y la córnea. Es el tipo de colágeno con el que se elabora la gelatina.

Colágeno tipo II: está presente mayoritariamente en los cartílagos, aunque también se encuentra en los discos intervertebrales de la columna. Además, abundan en el líquido cartilaginoso dentro de los ojos, el humor vítreo. Igualmente, produce resistencia, lo cual permite a los tejidos realizar presión intermitente. En el ámbito médico se usa para tratamientos de artritis y artrosis.

Tipo III, tipo IV y tipo V: el primero que sujeta los órganos del cuerpo que se expanden, por lo que también está presente en glándulas, músculos, piel y venas.