Lida Hernández, médica residente de anestesiología del Hospital San José en Bogotá. | Foto: Juan Carlos Sierra

INFORME ESPECIAL

“Hacerle procedimientos a un profe que fue muy especial me parte el corazón"

Lida Hernández, médica residente de anestesiología, cuenta su dura experiencia atendiendo a pacientes covid en la UCI. Dice que entre ella y su esposo médico se dan ánimos cuando alguno llega deprimido a la casa.

1 de agosto de 2020

Yo pensaba que ya había aprendido a manejar las emociones y que podía enfrentar este tipo de emergencias, pero no. No estaba preparada emocionalmente para este tipo de pandemia con altos índices de morbilidad y mortalidad. En realidad, nadie está preparado para esto. Y cada día es más difícil, no solo por la patología sino por lo que implica hablar con los familiares. Ningún médico está preparado para aceptar de manera tranquila que se le murió un paciente. Cada uno te deja huella en tu mente y en tu corazón porque cada uno es diferente y tiene una historia.

Ahora tenemos un paciente muy especial: mi profesor de anestesia y me parte el corazón porque, a pesar de todo lo que le hacemos, no mejora. Me da tristeza tener que informarles a los familiares. Él llegó despierto, consciente, y nos hablaba y decía “ahí vamos con paciencia”, ‘“démosle tiempo”, o “vamos a mirar”. Pero, posteriormente tuvimos que intubarlo. Y eso fue muy duro. 

Desde que empezó la pandemia no me he visto con mis familiares. El de 2020 fue el primer cumpleaños de mi vida sin ellos, Yo vivo sola con mi esposo, que también es médico. Al menos lo tengo a él y cuando él llega deprimido pues yo le doy ánimo o al contrario. A veces para no preocupar a los otros decimos que vamos bien, pero uno sabe que no es así. El cansancio se siente, el agotamiento mental de revisar todos los pacientes es muy grande. Me faltan mis papás y hermanos. Aunque no me da temor infectarme porque no tengo antecedentes y mi cuerpo lo podría pasar como una gripa, sí me preocupa contagiar a otros. Por eso tomo todas las precauciones del caso.

Aún no hay nada para estos pacientes. Aplicamos solo las medidas que han resultado ser efectivas. La pronación lo es, medicamentos corticoides también y los anticoagulantes, pero estamos a la espera del resto de opciones, incluida la vacuna. Aún mantenemos la calma y esperamos no llegar al desespero. Pero mi vida era muy diferente. Queríamos salir, viajar, compartir con familiares y todo cambió totalmente. Y apenas estamos en el pico. Esto durará entre cuatro a seis meses.