El grupo sanguíneo con menos probabilidad de sufrir diabetes y cáncer

Aunque muchas veces las personas desconocen su grupo sanguíneo, puede terminar siendo importante a la hora de donar sangre o recibirla a la hora de cualquier accidente que requiera una transfusión.

Pero también lo es a la hora de hablar de la posibilidad de padecer ciertas afecciones o enfermedades como el caso de diabetes o cáncer.

Es importante tener en cuenta, inicialmente, que el grupo sanguíneo es un sistema de clasificación de la sangre humana que permite que un donante y un receptor sean compatibles en una transfusión de sangre.

Es, en esencia, una clasificación de la sangre de acuerdo con las características presentes en la capa exterior de los glóbulos rojos y en el suero de la sangre.

La ciencia divide en dos las clasificaciones más importantes para describir grupos sanguíneos en humanos: antígenos y el factor Rh.

El sistema ABO clasifica la sangre como tipo A, B, AB u O según la presencia o ausencia de los antígenos A y B; el sistema Rh clasifica la sangre como negativa o positiva según la presencia o la ausencia del antígeno Rh (factor Rh). Si los glóbulos rojos: tienen el antígeno A, son del grupo de sangre A.

Un estudio permitió determinar que, en Estados Unidos, solo un 66 % de la población conoce su grupo sanguíneo y, como mencionamos anteriormente, es importante conocerlo tanto para los casos de transfusión y donación, como para conocer la posibilidad de enfermedades, ya que, en algunos casos pueden definir riesgos en el estado de salud de una persona.

Grupo sanguíneo y enfermedades

Según los resultados de varios estudios, se ha permitido determinar que el grupo sanguíneo puede influir en el riesgo de padecer enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunitario toma ciertas partes del cuerpo, como las articulaciones o la piel, como algo extraño. En este caso, libera proteínas llamadas autoanticuerpos que atacan las células sanas.

Los expertos han advertido que algunas enfermedades autoinmunes afectan un solo órgano, por ejemplo, la diabetes tipo 1 daña el páncreas.

Frente a esta posibilidad, los tipos A y B tienen un mayor riesgo de desarrollar lupus, artritis reumatoide, esclerosis múltiple y enfermedades no diferenciadas del tejido conjuntivo.

En el caso de tipo O, se ha evidenciado un alta cifra de personas diagnosticadas con la enfermedad de Hashimoto, que es un trastorno en el que el cuerpo ataca a su glándula tiroidea.

También existe evidencia que personas que tienen sangro tipo A producen más cortisol en todo el cuerpo y que es una hormona glucocorticoide (esteroide) secretada desde la glándula suprarrenal en respuesta a la hormona llamada corticotropina (ACTH, por sus siglas en inglés).

Es una hormona segregada desde la hipófisis en el cerebro y se le conoce además como la hormona del estrés y que puede originar una inflamación crónica.

Igualmente, los estudios permitieron determinar que los tipos de sangre A y B se han relacionado con el menor número de enfermedades autoinmunes.

En relación con la diabetes, específicamente con el tipo 2, esta está relacionada con el estilo de vida, como la obesidad, e incluso con la genética, pero se ha evidenciado que puede tener influencia con el tipo de sangre de los pacientes.

Un estudio determinó, por ejemplo, que las mujeres con sangre B+ tienen un 35 % más de riesgo de padecer diabetes de tipo 2, las mujeres con sangre AB+ tenían un 26 % más de riesgo, y las de tipo A- y A+ tenían un 22 % y un 17 % más de riesgo.

Frente al cáncer, los análisis del tipo A de sangre (que es la más común en Estados Unidos) evidenciaron que está ligada la posibilidad de cáncer de estómago y de páncreas, esto porque puede presentar mayores niveles de inflamación.

En relación con las personas que tienen sangre tipo AB, de acuerdo con los análisis, tienen un 34 % más de probabilidades de desarrollar cáncer de esófago.

Entre tanto, la sangre del tipo B tiene un 72 % más de posibilidades que la del tipo O de desarrollar cáncer de páncreas.

Otros casos

Pero no solo se conocieron resultados sobre la influencia de los tipos de sangre frente a la diabetes y el cáncer, ya que, por ejemplo, las personas con sangre del tipo O tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardíacas y problemas de coagulación porque este tiene un mayor porcentaje de proteínas coagulantes.

Esto permite menos riesgo de enfermedades, pero si se ha evidenciado que a pacientes con sangre tipo O, se les asocia con problemas de infertilidad.

Los análisis en relación con el tipo de sangre AB, aunque es el menos común, se relaciona con problemas cognitivos, pérdida de la memoria o demencia, especialmente en personas de mayores de edad.

Aunque muchos consideran que el grupo sanguíneo AB como el más raro del mundo, existe un caso todavía más extraño: la “sangre dorada”, que lo poseen menos del 1 % de la población mundial.

Sobre este tipo de sangre no se tiene información relacionada con el impacto en enfermedades.

Pese a estas evidencias que tienen un sustento en los estudios científicos, lo importante es que la persona acuda al médico para determinar la aparición de enfermedades e iniciar de inmediato los tratamientos médicos adecuados.

Forma en que se realiza el examen de sangre

Para determinar el grupo sanguíneo se necesita una muestra de sangre. El examen para determinar el grupo sanguíneo se denomina tipificación ABO. La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos explica que la muestra de sangre se mezcla con anticuerpos contra sangre tipo A y tipo B. Entonces, se revisa para ver si los glóbulos sanguíneos se pegan o no. Si los glóbulos permanecen juntos, eso significa que la sangre reaccionó con uno de los anticuerpos.

El segundo paso se llama prueba inversa. La parte líquida de la sangre sin células (suero) se mezcla con sangre que se sabe que pertenece al tipo A o al tipo B. “Las personas con sangre tipo A tienen anticuerpos anti-B. Las personas que tienen sangre tipo B tienen anticuerpos anti-A. El tipo de sangre O contiene ambos tipos de anticuerpos”, precisa.

Estos 2 pasos pueden determinar con precisión el tipo de sangre. La determinación del Rh usa un método similar a la tipificación ABO. Cuando se realiza la determinación del tipo de sangre para ver si la persona posee el factor Rh en la superficie de sus glóbulos rojos, los resultados serán uno de estos: Rh+ (positivo), si el paciente tiene proteínas de la superficie celular y Rh- (negativo), si no tiene proteínas de la superficie celular.