Hasta el momento se ha completado 70 por ciento del edificio, que corresponde a ocho torres y todo el interior. En la próxima década tendrán que estar listas las otras ocho torres y otros detalles del exterior como los claustros y la fachada principal. | Foto: A.F.P.

ARQUITECTURA

El templo de la Sagrada Familia en Barcelona entra en su etapa final de construcción

El comité encargado de completar la obra cumbre de Antonio Gaudí informó que estará lista en 2026, cuando se conmemoren 100 años de la muerte del arquitecto español.

14 de noviembre de 2015

Hace un par de semanas el comité de construcción de la Sagrada Familia anunció con bombos y platillos que la basílica entraba en la fase final de trabajos y que estaría lista para 2026, cuando se cumplen los 100 años de la muerte de quien la diseñó, el arquitecto Antonio Gaudí, un gran devoto de la fe católica, que con ella quería pagar por los pecados del mundo moderno.

Aunque 11 años más de espera pueden parecer una eternidad, se trata de una gran noticia si se tiene en cuenta que la obra comenzó hace 133 años. El interior de este espectacular edificio, es decir, el 70 por ciento de la obra, ya fue completado. El 30 por ciento restante consiste en acabar el exterior y para eso habrá que añadirle seis enormes torres, para un total de 18, que la convertirán en la iglesia más alta de Europa. Si bien el templo estará oficialmente concluido en ese momento, se prevé que terminar todos los detalles ornamentales tardará otros cinco años más.

La construcción comenzó en 1883. Como sabía que no la iba a ver finalizada, Gaudí tuvo la precaución de dejar modelos en yeso que sirvieran de guía a los arquitectos que tras su muerte se harían cargo de continuarla. Pero en 1926 el catalán murió atropellado por un tranvía cuando solo había terminado la primera fachada que corresponde a la Natividad. Desde entonces muchas cosas han limitado el trabajo.

En 1936, al estallar la Guerra Civil española, los modelos volaron en pedazos tras un ataque de los anarquistas. Los herederos de la obra, entre ellos Lluis Bonet, un arquitecto discípulo de Gaudí, tuvieron que recuperar las piezas de las ruinas y reconstruir las maquetas para poder guiarse fielmente al diseño original. “Esas piedras contienen el ADN estructural del edificio”, dice Mark Burry, uno de los arquitectos líderes del proyecto.

Encontrar el dinero para continuar el trabajo también ha sido difícil. Los fondos hoy salen directamente de los bolsillos de los 3,2 millones de turistas que cada año visitan el templo y de donaciones. Anualmente se invierten 27 millones de euros, aproximadamente, y un grupo de arquitectos y escultores trabaja a diario para solucionar todo tipo de inconvenientes técnicos. Etsuro Sotoo, un escultor japonés, ha dedicado 36 años de su vida exclusivamente a tallar los 15 ángeles de la fachada de la Natividad e idear las cestas de frutas de los pináculos de la iglesia. Ahora se concentra en el minucioso trabajo de las puertas. Jordi Benet, hijo de Lluis, y su hija Mariona completan ya tres generaciones frente al proyecto.

Pero así como seguidores, que consideran la Sagrada Familia uno de los más espectaculares edificios de la historia, la obra también se ha ganado críticos, como el escritor George Orwell, quien en vida declaró que era “uno de los más horribles del mundo”. Otros consideran que la iglesia ha debido quedar a medio hacer tal cual la dejó Gaudí al morir.

Pero, tal vez, el mayor escollo ha sido poder interpretar la concepción original del maestro catalán. Según los expertos, su diseño era tan complicado como avanzado. “Gaudí se adelantó 100 años a su época”, dice Gijs van Hensbergen, biógrafo de Gaudí. El español quería que la gente se sintiera en un bosque en el templo pues sentía que la naturaleza era lo que más acercaba a las personas a él. Por eso, quienes caminan hoy por su nave principal y miran hacia arriba ven ramas de árboles en lugar de columnas. “Parece bizarro y excéntrico pero la ingeniería para lograrlo ha sido excepcional”, dice el autor. Hoy, con la ayuda de sofisticados programas de diseño los arquitectos han podido traducir las ideas de Gaudí en hechos concretos. Su idea era prácticamente escribir la fe católica en un recinto y por eso nunca le importó cuánto tiempo se tomara. Sobre el tema siempre dijo que su cliente, Dios, así como él, no tenía prisa.