Los riesgos para tu cerebro de la falta de vitamina D. Foto: AP

Vida Moderna

La falta de vitamina que puede afectar la memoria

El funcionamiento del cerebro es importante para el desempeño de muchas actividades, tanto laborales como académicas.

31 de octubre de 2022

El cerebro es uno de los órganos que más se ve afectado ante la llegada del envejecimiento y la mejor forma de prevenir las enfermedades que lo perjudican es alimentándose de una manera sana y equilibrada, durmiendo las horas indicadas y realizando actividad física con frecuencia y sin excederse.

Una de las enfermedades más diagnosticadas que influyen de manera directa en la salud de este órgano es el Alzheimer. De acuerdo con la Clínica Mayo, se trata de “un trastorno neurológico progresivo que hace que el cerebro se encoja y que las neuronas cerebrales mueran”.

Por eso, el funcionamiento del cerebro es importante para el desempeño de muchas actividades, tanto laborales como académicas. En el más reciente estudio de la Escuela de Harvard, expertos indican que algunos nutrientes ayudan a aumentar la concentración, mejorar el funcionamiento cognitivo, la memoria y el estado de ánimo.

De acuerdo con una investigación de la Universidad de Queensland, liderada por el profesor Thomas Burne, del Queensland Brain Institute de UQ, la vitamina D es importante para la salud del cerebro y cómo la deficiencia conduce a trastornos como la depresión y la esquizofrenia.

Más de mil millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por la deficiencia de vitamina D. (...) Desafortunadamente, la forma exacta en que la vitamina D influye en la estructura y función del cerebro no se comprende bien, por lo que no está claro por qué la deficiencia causa problemas”, señala el doctor Burne.

La vitamina D juega un papel importante para mantener las redes perineuronales estables, ya que, según el profesor Thomas Burne, “forman una malla fuerte y de apoyo alrededor de ciertas neuronas, y, al hacerlo, estabilizan los contactos que estas células hacen con otras neuronas”; cuando los niveles de esta vitamina caen, “tienen problemas para establecer conexiones, y esto produce una pérdida de la función cognitiva”.

¿Dónde encontrar la vitamina D?

Los pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún y la caballa, así como los aceites de hígado de pescado, se encuentran entre las mejores fuentes naturales de vitamina D. El hígado de ganado vacuno, la yema de huevo y el queso contienen cantidades pequeñas de vitamina D, al igual que los champiñones.

Además, en un estudio publicado en la revista Neurology reveló la importancia de consumir verduras de hoja verde, pues “las personas de 58 a 99 años que consumen media taza colmada de vegetales de hoja verde cocidos, o una taza colmada de verduras crudas como la lechuga cada día, tienen menos deterioro cognitivo —equivalente a 11 años menos— que aquellas que casi no consumen vegetales de hoja verde”, en palabras que recoge Aarp.

Otros alimentos buenos para el organismo

Una alimentación balanceada y saludable debe tener proteínas, grasas, carbohidratos y todos los nutrientes que el cuerpo necesita. No obstante, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la composición exacta de una alimentación variada, equilibrada y saludable estará determinada por las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios.

Además, la organización señala que una dieta saludable ayuda a cuidar a las personas de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer.

Es por ello que el Ministerio de Salud realizó algunas recomendaciones sobre los alimentos para estar sano:

  1. Realizar preparaciones incluyendo verduras y frutas como piña, papaya, melón, sandía, espinaca, lechuga, brócoli, apio, entre otras.
  2. Innovar en las preparaciones, consumir alimentos autóctonos y locales de la región, probar diferentes alimentos, como ñame, feijoa, asaí, camu camu, copoazú, corozo, uchuvas, guayaba, entre otros, ya que aportan muchos nutrientes.
  3. Elegir productos lácteos bajos en grasa, carne magra y de ave de corral magra en cantidades limitadas.
  4. Utilizar en las preparaciones alimentos frescos y naturales, y evitar los alimentos procesados y ultraprocesados, como salsas y condimentos artificiales, embutidos, gaseosas y alimentos de paquete.