LA OVEJA CLONICA

Por cuenta de un experimento científico el mundo teme que haya empezado la era de los clones humanos.

31 de marzo de 1997

Una noticia sobre una oveja puso la semana pasada al mundo entero a hablar de clones, un término hasta ahora reservado a la ciencia ficción. El animal es producto de un experimento científico realizado por investi-gadores del Instituto Roslin de Edimburgo, quienes gracias a una asombrosa técnica obtuvieron un doble exacto a partir de la célula de una oveja adulta. Independientemente del logro científico, el experimento hizo recordar la famosa novela Los niños del Brasil, en la cual Ira Levin sugiere la posibilidad de lograr miles de clones del líder nazi Adolfo Hitler, o Un mundo feliz, donde Aldous Huxley se refiere a la producción de seres humanos idénticos en una línea de ensamblaje. Semejante perspectiva hizo que a muchos se les pusiera la piel de gallina y el debate no se hizo esperar. Mientras algunos lo califican de milagro científico otros dicen que es un monstruo. El motivo de tanto alboroto es que la ciencia llegó a un punto que muchos imaginaban todavía muy lejano: la clonación. La oveja clónica es la prueba de que se ha traspasado una barrera en biotecnología reproductiva, cuyas consecuencias todavía no ha previsto la humanidad. Por eso los especialistas en ética médica han comparado a los investigadores escoceses con Frankenstein. "Habría preferido que esto no hubiera ocurrido", dijo Richard Nicholson, una autoridad estadounidense en bioética, quien afirmó que la publicación del estudio en la revista Nature, "pone la técnica de clonación genética al alcance de todos los científicos del mundo, independientemente de sus restricciones morales". Pero no sólo los científicos podrían sentirse tentados a aplicarla en humanos. Patrick Dixon, un escritor especializado en genética, dijo que recientemente una mujer lo llamó porque deseaba obtener un clon de su difunto padre. "Ahora ella sabe que su sueño es posible", señaló. Pero la excentricidad de resucitar a las personas a través de una copia genética no es la única posibilidad. "Quienes necesiten un donante de órganos para salvar su vida podrían querer hacer sus propios clones para obtener órganos de repuesto", declaró Dixon. Y esta perspectiva no es mera especulación. Hace tres años la decisión de una pareja que encargó un segundo hijo para salvar la vida de su hija mayor, que requería un trasplante de médula espinal, desató un amplio debate en Estados Unidos.
Clones ¿para que?
Hasta ahora la reproducción de animales genéticamente idénticos ha sido un procedimiento realizado a través de la duplicación de embriones. El logro del doctor Ian Wilmut, director del grupo escocés, es haber creado por primera vez un clon a partir de la célula de un animal adulto, algo que era considerado prácticamente imposible. "Más que monstruo o milagro, yo lo calificaría como un acontecimiento científico sin precedentes", dice el genetista colombiano Emilio Yunis. "Se pensaba que era imposible hacer que una célula especializada pudiera volver a poner en acción toda su potencialidad genética y eso fue lo que se logró". El procedimiento consistió en reemplazar el material genético del óvulo de una oveja con el ADN de otra oveja adulta para crear una copia idéntica (ver recuadro). La oveja clónica, que se creó a partir de una célula mamaria _y fue bautizada Dolly en homenaje a los generosos atributos de la actriz Dolly Parton_ nació hace siete meses. El objetivo de los científicos es el de abrir el camino para crear manadas de animales controlados genéticamente con el fin de que produzcan leche, sangre y órganos que podrían ser utilizados en tratamientos médicos y trasplantes en humanos. De hecho, los científicos escoceses ya vislumbran un tratamiento eficaz contra la hemofilia, la fibrosis cística y otras enfermedades genéticas. Pero la preocupación de muchos expertos es que, independientemente de los beneficios médicos, el experimento abre también una posibilidad espeluznante: Dolly es una prueba de que los seres vivos adultos se pueden duplicar a voluntad. Esos temores no son del todo infundados. Hace dos años los investigadores estadounidenses Jerry Hall y Robert Stillman, especialistas en fecundación artificial, lograron duplicar embriones humanos. La noticia de que en un laboratorio se había conseguido reproducir lo que en forma natural ocurre con los mellizos escandalizó al mundo. El experimento, que fue calificado por el Vaticano como "una historia de horror", puso al descubierto que las 'copias humanas' son una oculta tentación científica. Ahora la tecnología ha mostrado que se puede duplicar a un animal adulto a partir de una célula. "Esta tecnología permite potencialmente producir réplicas de cualquier ser viviente", dijo Dixon al Times de Londres en medio del escándalo que el experimento ha desatado. Por su parte, el doctor Emilio Yunis señala: "Aunque no desconozco el hecho científico, mi posición ética es frente a la evolución. La norma de la especie es la diversidad biológica, que es lo que se garantiza por la reproducción sexual, así que mi posición es cuestionar cualquier acto que atente contra esa diversidad". Aunque el grupo investigador escocés asegura que la clonación de humanos "debe quedar en los límites de la ciencia ficción", no son pocos los que se preguntan, ¿qué sucederá si a algún egocéntrico le da por multiplicarse en seres genéticamente idénticos? Nadie puede asegurar que no aparezca un doctor Mengele que, como en la novela de Levin, quiera inundar el mundo con sus clones o los clones de algún personaje histórico; o que en la era de los trasplantes las personas quieran tener un clon de repuesto como donante, o que los padres quieran tener todos sus hijos genéticamente idénticos ... El dilema no es de poca monta porque lo que hasta ahora pertenecía a la ciencia ficción ya es una noticia de primera página.