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Planos del jardín que se sembrará mañana en la plaza de Bolívar.

#AccionesPorElAcuerdo

“Los actos simbólicos nos ayudan a superar la rabia y frustración”

El martes primero de noviembre se realizará una nueva acción por el acuerdo de paz: se sembrará colectivamente un gigantesco jardín en la plaza de Bolívar en Bogotá. Hablamos con el arquitecto Felipe Arturo, uno de los organizadores.

Sergio Rodríguez
31 de octubre de 2016

Desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche los bogotanos podrán sembrar en una plataforma de madera de 44.2 x 22.4 metros con la forma de la palabra ACUERDO un jardín descomunal para pedir la implementación de los acuerdos de paz. Esta es la tercera manifestación del colectivo #AccionesPorElAcuerdo, que desde hace un par de semanas viene manifestándose con actos simbólicos. La próxima intervención será la próxima semana con la proyección de varios videos realizados por artistas colombianos que reflexionan sobre el conflicto. Hablamos con Felipe Arturo, arquitecto y artista miembro del colectivo.

¿Cómo nace #AccionesPorElAcuerdo?

Somos un grupo que se armó orgánicamente, en el que personas que trabajamos en el campo cultural que queríamos aportar algo a la coyuntura histórica en la que estamos y generar imágenes, símbolos y algún tipo de intervenciones en el espacio público que permita apoyar la implementación de los acuerdos de paz. Vimos que había un vacío simbólico en todas estas manifestaciones ciudadanas que se han venido dando -que son importantísimas y claves-, pues de alguna manera tienden a normalizarse. Queremos complementar esas iniciativas desde el campo en el que trabajamos y desde la gestión cultural producir una serie de acciones y eventos que permitieran tener una continuidad y una presencia en la Plaza de Bolívar. Ya hemos desarrollado dos acciones y vamos a desarrollar una tercera, el martes primero de noviembre.

En la primera acción recogimos una iniciativa de Jesús Abad Colorado y en la segundo hicimos la lectura colectiva de la novela Los Ejércitos de Evelio Rosero.

Para mañana estamos convocando a la realización de un jardín colectivo en donde vamos a tener unas plataformas que van a estar conformando las letras de la palabra ACUERDO, tendremos plantas, tierra, materas y estamos invitando a la gente a traer sus propias plantas y que podamos realizar una acción de plantar y del sembrar dentro de la plaza.

¿Cuál es la importancia o pertinencia de estos actos simbólicos?

Las acciones por un lado son necesarias porque ayudan a mantener un clima, es una cuestión casi que atmosférica en la que se siente la necesidad de la implementacíón de ese acuerdo de paz. Después del resultado del plebiscito la tendencia es que poco a poco la gente pasa de la rabia, de la negación a la resignación. De alguna manera estas acciones ayudan a mantener esa actitud pública hacia la exigencia de la implementación de los acuerdos.

Por el otro lado, nosotros como grupo necesitamos las acciones, las tenemos que realizar para estar tranquilos. Las acciones nos ayudan a pasar de la rabia, la frustración, la inactividad, la pasividad a manifestar todas esas emociones en un espacio público de manera colectiva y, de alguna forma, superar esos sentimiento que hemos venido sintiendo.

¿Por qué los martes?

El grupo se conformó después de la acción que hizo Doris Salcedo. Aunque fue muy polémica, en el grupo estamos de acuerdo en que se produjo una imagen muy potente y necesaria, que tuvo un efecto muy fuerte en medios de comunicación. También ayudó a visibilizar una población que necesita producir estos símbolos. Quisimos darle continuidad a esa acción, que se hizo un martes y por eso hemos elegido ese día. Casi todas las marchas, que se han convocado, son los miércoles o los jueves, entonces era encontrar otro día de la semana que complementara las marchas.

¿De dónde viene la idea del jardín y qué quieren decirle a la ciudadanía?

Hay muchos elementos simbólicos, poéticos, alegóricos. El jardín, obviamente, implica muchas acciones, no sólo es cultivar y sembrar, sino también cuidar, recoger, cosechar y genera un sentido de empatía con la naturaleza y sentirse parte de ella.

También queremos hacer una regresión en el propio espacio de la Plaza de Bolívar, ver cómo ha cambiado mientras que el país se ha transformado. La plaza, hace poco más de 100 años, era un parque: tenía árboles, fuentes. En el proceso de modernización del país, ese parque se eliminó y se convirtió en esta plataforma que nos permite estas aglomeraciones de gente, pero que también cambió ese imaginario de espacio público.

Intentamos visibilizar esa desconexión tan grande que se dio en el plebiscito entre un mundo rural y uno urbano, intentamos crear una acción que resuelva esa dicotomía. Tenemos que tener presentes que finalmente somos un mismo territorio, un mismo medio ambiente, clima, geología y topografía y que a pesar de que en el imaginario que tenemos de Colombia hay dos mundos radicalmente distintos: el campo y la ciudad.

Resolver el conflicto implica transformar esa frontera tan fuerte que se ha creado, significa también pensar en uno de los puntos más importantes y más problemáticos en este momento en los acuerdos: la posesión de la tierra y la posibilidad de que las víctimas del conflicto reclamen sus tierras y que ha sido una de las trabas en este momento con ciertos sectores de la sociedad. El traer esta tierra a la plaza, de plantar, tiene que ver cómo el acuerdo está relacionado con el problema de tierras.

¿El jardín estará en la plaza solo mañana o hasta que el acuerdo se implemente?

Todavía no sabemos. En principio va a estar durante un día, mañana. No sabemos cómo va a ser la respuesta de la ciudadanía, no sabemos cuántas plantas van a llegar, cuántas personas. Me imagino que si se convierte en un acto muy hermoso y simbólico y vemos la posibilidad de que permanezca unos días en la plaza, vamos a intentar hacerlo.