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Cómo manejar el dinero

La opción para quienes no se la llevan con la idea de un presupuesto

Cada persona tiene una forma de ver la vida, de llevar sus cuentas y de manejar su dinero. Por eso, no a todos se les facilita hacer las cuentas y apegarse a un presupuesto. ¿Qué hacer, entonces, en vez de esto?

11 de abril de 2016

No se trata de ser un experto en finanzas, de haber estudiado ingeniería o de tener que limitarse de absolutamente todos los “gusticos” que surjan; cuando le hablan de la importancia de tener un presupuesto. Se trata de hacer unas cuentas básicas de sumas y restas, reconocer cómo es realmente su estilo de vida y “encajarlo” dentro de unos propósitos que usted tenga.

Pero esto no siempre resulta conveniente para todas las personas, porque puede que no tengan la facilidad de llevar las cuentas, o no sean disciplinados o porque la organización del tiempo o sus mismo trabajo, “no se los permita” (aunque todas terminan siendo excusas, realmente). Pero bueno, pensando en esto, aquí le podemos decir en qué puede estar fallando y, a la vez, le presentaremos otra opción.

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Lo típico

Hacer un presupuesto es como cuando usted decide ir a un gimnasio, finalmente, para ponerse en forma. Compra la afiliación, acuerda unas rutinas, se compromete con unos horarios y poco a poco empieza a darse cuenta de cómo su cuerpo se va transformando, según sus objetivos. El presupuesto es exactamente lo mismo, poco a poco se convierte en un hábito que le ayuda a tener control sobre el dinero. Pero, ¿de qué sirve que pague una cuota mensual si le da pereza asistir a la rutina? Lo mismo pasa con un presupuesto.

Al respecto, Lifehacker ha identificado unos errores puntuales que la gente comete cuando hace el presupuesto:

  • No deja de divertirse: hay muchos que no son conscientes de todo lo que pueden llegar a gastar durante una salida un viernes en la noche o un fin de semana con sus amigos o pareja. Cuando no se estima esto, no se calcula realmente cuánto se puede llegar a gastar (puede ser incluso el doble de lo que generalmente gasta entre semana), no habrá “poder humano” que le ayude a que las cuentas le resulten como quiere.
  • Gastos inesperados: “seguro mató confianza” y el popular dicho aplica cuando usted no hace un campito de dinero para aquellas cosas que por voluntad de la vida tenga que pagar en un mes: medicamentos por la gripa, la multa por haber olvidado llevar un libro, el pago del parqueadero de un carro que le prestaron, etc. Esto no significa que tenga que ser alto el presupuesto para este campo, pero sí realista. Igual, si no lo usa, podrá gastarlo el próximo mes o dejarlo para sus ahorros. Estime un valor entre $20 y $50 mil mensual.
  • Altas expectativas: no pretenda ser un Warren Buffett, ni apretarse el cinturón en todo, cuando sabe que tiene que comer y transportarse. No se mienta a usted mismo sobre recortar gastos que no puede o decir que no va a gastar algo en lo que sabe que sí gastará.
  • Herramientas equivocadas: ya sea porque lo lleva en un cuaderno, a mano, con su calculadora, o porque ha aprendido a usar Excel, es importante que usted se sienta cómodo haciendo el registro de sus gastos e ingresos y no lo vea como una tarea de química del colegio, que hacía “porque le tocaba”.

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Otra opción

Al respecto, los expertos en planeación financiera, The Financial Diet, sugieren cómo una persona puede ser sana, financieramente, sin siquiera tener un presupuesto, en el sentido técnico que esto requiere. En cambio, la estrategia se vuelve mucho más simple: considere que todo el dinero que le llega va como un ahorro y, en cambio, sus gastos del arriendo, servicios o créditos, son el “recorte” de ese ahorro.

Con respecto al mercado, por ejemplo, la sugerencia es no tener destinado un monto de dinero específico, sino hacer las compras correspondientes y aprovecharlas en su totalidad. Así, si lleva una sopa instantánea de la cual se arrepintió luego, nada que hacer, porque pagó por ella y deberá consumirla. La idea es esa: aprovechar al máximo todo lo que compre.

“Menos es más”, es el mantra que debe aplicar si no se la lleva con la idea de un presupuesto. Procure tener lo básico y necesario en su hogar, venda lo que no usa y ocupe espacio y pregúntese dos veces por las compras que va a hacer, así sean mínimas: “¿es realmente necesario hacerlo?”. No es privarse, sino tener una mayor consciencia sobre el uso del dinero.