La radicación de la ley de financiamiento en la Cámara de Representantes no solo ha generado un intenso debate sobre sus implicaciones entre los colombianos de a pie, sino que se teme que se pueda convertir en una especie de búmeran para el deseo del Ejecutivo de que el Banco de la República baje sus tasas de interés.
Esto porque existe la expectativa de que, tal como está planteada, la iniciativa impacte la inflación en alrededor de 1,2 puntos porcentuales para 2026, según cálculos de economistas como los del Banco de Bogotá.
Esa posibilidad de una mayor carestía hace que los agentes del mercado vean improbable que en el Emisor acojan el pedido de la Casa de Nariño, más si se suma la expectativa de un ajuste alto del salario mínimo para el año entrante.