La acelerada digitalización del trabajo, impulsada por la Cuarta Revolución Industrial y reforzada tras la pandemia, ha dejado efectos silenciosos en la salud mental de los empleados.

Más allá del conocido tecnoestrés, investigadores del Politécnico Grancolombiano han identificado un fenómeno más profundo: el “tecnomalestar laboral”, una forma de malestar emocional que refleja cómo la tecnología afecta la identidad profesional y las relaciones humanas dentro del entorno laboral.

El concepto fue desarrollado por Anderson Gañán, docente de Psicología del Politécnico, quien plantea que este fenómeno describe una sensación persistente de ansiedad, frustración o pérdida de sentido derivada de la sobreexposición digital. A diferencia del tecnoestrés -centrado en el agotamiento técnico o funcional-, el tecnomalestar explora dimensiones más simbólicas y emocionales del vínculo entre personas y tecnología.

“El tecnomalestar permite comprender cómo las tecnologías no solo alteran ritmos o tareas, sino también la manera en que los trabajadores se reconocen a sí mismos, se relacionan con otros y encuentran sentido en lo que hacen”, señala el investigador.

Los trabajadores han creado estrategias de autocuidado como desconectarse a horarios fijos, separar dispositivos personales y laborales, y establecer pausas digitales. | Foto: Getty Images

Este estudio también identifica distintos componentes de este fenómeno: tecnoansiedad, tecnoadicción, tecnofatiga, tecnofragmentación y telepresión. Estos elementos evidencian un desgate emocional y social que va más allá de lo técnico.

En Colombia, de acuerdo con Gañán, la falta de infraestructura y formación tecnológica en muchos sectores laborales ha generado brechas entre las exigencias digitales del mercado y las capacidades reales de los trabajadores. Esto se traduce en frustración, sensación de incompetencia y rechazo hacia la tecnología.

Además de los efectos psicológicos -como ansiedad o despersonalización-, el tecnomalestar impacta el bienestar físico, generando fatiga visual, cefaleas y alteraciones del sueño. Según el investigador, el punto más crítico está en el plano simbólico: la pérdida de sentido del trabajo y el sentimiento que las tareas humanas son reemplazadas o desvalorizadas frente a los sistemas automatizados.

El teletrabajo masivo, la hiperconexión y la eliminación de las fronteras entre oficina y hogar generaron lo que estudios internacionales han llamado un “burnout digital pandémico” | Foto: iStock

Frente a este contexto, muchos trabajadores han empezado a crear estrategias de autocuidado digital. Entre ellas, desconectarse a horas fijas, separar los dispositivos personales de los laborales, establecer pausas tecnológicas o generar “rituales” simbólicos de cierre de jornada. Estas prácticas, aunque algunas puedan parecer informales, buscan recuperar el control y preservar la salud de las personas que se enfrentan a este fenómeno.

Este tecnomalestar laboral sin duda abre un debate interesante sobre la necesidad de equilibrar los avances tecnológicos con el bienestar emocional. Esto para desarrollar políticas organizacionales que promuevan espacios laborales más humanos y sostenibles en la era digital.